CAPÍTULO 17 / Maxim

3.2K 239 9
                                    

Releo varias veces el mensaje en mi teléfono y sigo sin podérmelo creer.

Imposible. Comeremos con tu madre.

¡Desde luego que mi madre no tiene límites! Pero es que contactar a Atlas a mis espaldas, eso ha sido demasiado. ¿Qué, ahora resulta que después de tanto tiempo sí quiere ser parte de mi vida? ¿O simplemente todo se debe al apellido del hombre con el cual estoy por casarme?

Respiro profundamente una y otra vez, porque no quiero que me dé un ataque de ansiedad.

Y es que, el que Atlas haya publicado nuestro compromiso en el New York Times, no ha hecho más que dejarnos en el ojo público.

– ¡Se supone que solo iríamos al juzgado! – me quejo en voz alta.

Es allí cuando viene a mi mente una parte del artículo que han publicado sobre nosotros «Han decidido casarse en una boda íntima con amigos y familia...»

¿¡Familia!? ¡Eso ni de broma!

Salgo de mi oficina como una tromba. Debo aclarar con Atlas, que mis padres no serán parte de nuestra farsa. Con Zane no tengo opción porque ya está involucrado, y porque, aunque sea un compromiso falso, quiero a mi hermano a mi lado, pero con mis padres no, ni hablar.

– Hola, Patrick – saludo a su asistente y sigo de largo sin esperar a que me anuncie.

Cierro la puerta a mis espaldas y luego de poner el seguro, me acerco al escritorio de Atlas.

– Mis padres no asistirán a la boda y es mi última palabra.

– Está bien, ¿pero podrías explicarme el por qué? – me cuestiona señalando la silla frente a él.

– Es un asunto privado y personal – contesto esquivando el tema.

– Creí que habías dicho que entre nosotros no debía haber secretos – responde usando mis propias palabras en mi contra.

– Sí, lo he dicho, pero esto es diferente. Lo que pasa entre mis padres y yo, no es de la incumbencia de la gente. Basta con decir que ellos ya no son parte de mi vida.

– Entiendo, Max, si no quieres que vayan no lo harán. Solo tenemos que pensar lo que diremos cuando empiecen a preguntar.

– Si bien recuerdo, tú eres el que siempre dice que no le debemos explicaciones a nadie – me encojo de hombros.

– Y es completamente cierto, pero no estoy seguro que ésa excusa nos sirva el día de nuestra boda, sobre todo rodeados de tanta gente.

– ¡Por eso debías haberme consultado antes de publicar nuestro compromiso! Se supone que en la boda solo estaríamos nosotros – me quejo.

– Lo siento, pero, ¿cómo iba yo a imaginar que no te hablabas con tus padres? – se defiende.

– El que mi madre te llamara a ti y no a mí, debió darte algún indicio – agrego con ironía y Atlas me mira levantando ligeramente la ceja.

– Maxim, dejemos esto ya. Si a ti no te importa lo que digan los demás, a mí también me da igual. Nuestro contrato dice que debes interpretar el papel de mi prometida y futura esposa, pero no te voy a obligar a involucrar a tu familia. Sé que ese es un límite que no debo cruzar. Solo te pido que vayamos a la cita con tu madre y al menos me permitas presentarme.

Yo lo pienso y lo pienso, es una mala idea poner a Atlas y a mi madre en el mismo lugar. Si ellos dos se involucran no habrá marcha atrás.

– Déjame hablar con ella primero, créeme que es lo mejor para los dos – le aseguro.

Si te quedas conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora