28. Está enamorado de ti

77 6 0
                                    



Los días siguientes, Andrea empieza a atender regularmente al paciente parapléjico y su atención se desvía hacia el trabajo. En el fondo sabe que tiene miedo de hurgar en este nuevo secreto oscuro de Kim y por eso prefiere fingir que aquello, el miedo que vio en él, no fue nada.

Las semanas van pasando y Andrea adopta una nueva rutina. Divide su día entre cuidar a su paciente, atender a los gatos y prepararse para retomar algunos de los cursos de la universidad, ya que no puede solo dar los exámenes para obtener su bachillerato. Kim continúa tan bien como siempre, o por lo menos eso aparenta.

Algo que sí cambia y le resulta del todo extraño, es la actitud de Karen. Últimamente pasa mucho tiempo en casa de Sofía —que ha vuelto hace poco luego de dejar a su hermana Diana casada con el francés— y pareciera que solo habla con Erick para discutir. A ella la mira con una especie de pena que no entiende y a Kim parece que quisiera pegarle un tiro. Con el único con quien sigue igual de amorosa es con Scott, que se ha convertido en su precioso, enorme y mimado bebé.

En un intento por averiguar qué es lo que pasa, Andrea insiste en que la visite una tarde aprovechando que Kim ha salido a uno de esos paseos que le da por hacer de vez en cuando. Durante un largo rato, Karen y ella se dedican a hablar de cosas insustanciales, como algún que otro chisme, pero luego se quedan en silencio.

—Voy a pedirle a Erick que nos separemos —declara Karen de pronto.

Andrea, que está sentada a su lado en el sillón grande, se vuelve del todo hacia ella.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Llevo bastante tiempo pensándolo y creo que es lo mejor.

—¿Tan mal están las cosas? Se les escucha pelear seguido, pero creí que era algo pasajero...

Karen se agacha para acariciar la cabeza de Scott, que se halla sentado a sus pies soportando estoicamente los ataques de los gatitos a su cola.

—Qué mancito eres con estos diablos —murmura Karen a Scott, que la mira con el gesto arrobado de siempre.

Para sorpresa de todos, el perro resultó ser un excelente niñero para los trillizos y apenas demoró un par de horas en caerle pasablemente bien a Tigresa. Claro que, en su primer encuentro, la gata se aseguró de mostrarle quien manda al darle un buen zarpazo que hizo aullar al pobre grandulón y le quitó las ganas de volver a meterse con ella.

—Esa tigresa es una matona —agrega Karen—. Basta con que mi bebé la vea para que se quede todo asustado.

Como si la hubiera escuchado, la gata se vuelve a mirarlos un segundo con su altivez natural, luego continúa su rutina de limpieza desde la comodidad de la mullida cama que Andrea ha acondicionado en su rincón favorito.

—No intentes cambiar de tema —regaña ella—. Ya empezaste a hablar así que termina.

Karen le da un beso a Scott en la cabeza antes de responder.

—Queremos cosas diferentes. O, mejor dicho, yo quiero cosas. Él de lo único de lo que está seguro es de lo que no quiere.

—¿Te refieres a lo de casarse?

Karen resopla fastidiada.

—Oye, ¿cuándo te he dicho yo que me quiero casar?

—El día que Alejandro terminó conmigo. Creo que estabas intentando consolarme...

—No te dije que quería casarme, te dije que era normal el que una piense en casarse con su novio cuando tienen una relación seria...

—Y que a ti te gustaría que Erick te lo propusiera.

Esto no es un drama coreanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora