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—Hola— dije atendiendo la llamada.

—Hola Malena— contesto del otro lado.

—¿Gonzalo?— pregunté porque no me saltó el nombre, sino, privado.

—Si.

—Ah, ¿Que pasa? ¿Todo bien?

—Si bien. ¿Vos?

—Bien también— lo puse en alta voz y lo deje arriba de la cama.

Estoy sola en casa.

—¿Estás trabajando?

—No, hace un rato salí. Estoy en casa ahora.

—Ah, bueno. ¿No está la otra, no?

—No— puse los ojos en blanco.

"La otra" es mi mamá, bueno, suya también pero él hace como un año que no se habla con ella. Es un problema de ellos nunca me puse de lado de ninguno, pero sigo quedando en el medio.

—¿Para que me llamaste?— pregunté con un tono de mierda.

—¿Te molesta que te llame?

—No, pero..Gonzalo hace semanas que ni siquiera me mandas un puto mensaje, es obvio que por algo me llamaste ahora.

—Vos también podrías escribirme eeeh, y tampoco lo hiciste.

—Bueeh— negué con la cabeza y me senté en la cama para ponerme las zapas.

—Te llamo porque papá me preguntó porque no viniste.

—Decile que me pregunte él si quiere saber.

—Dale Malena no seas pendeja.

—Que, es verdad— apreté los dientes— Que no te mandé a vos, si quiere saber algo de mi que me llame, o me mande un mensaje.

—¿Porque no le hablas vos?

—Porque yo no quiero saber nada de él— levanté los hombros.

—¿Vos te das cuenta lo que decís?— dijo casi gritando— La otra te está llenando la cabeza, ¿Es por el bebé? ¿Por Gabi?

—No, mamá ni siquiera me habla de ustedes, no digas pelotudeces— agarre mi cartera y metí un par de cosas a lo bruta, ya me calenté— Y tampoco es por tu hermano, o tu otra mamá.

—Malena— dijo en un tono que conozco bien, sé que está enojado por lo que dije recién.

—No me interesa en lo más mínimo su hijo o la otra— hablé como él cuando se refiere a mi mamá— Decile que no voy a ir porque no tengo ganas, prefiero quedarme acá, dónde estoy bien.

—Sos un pendeja de mierda, cuando TÚ mamá te de la espalda no vengas a llorar acá, y quédate tranquila que estamos rre bien sin vos— me quedé parada mirando el celular y sentí como los ojos se me llenaban de lágrimas— No te arrepientas el día de mañana, y no vengas a querer conocer a MI hermano porque ya va a ser tarde.

—Yo soy una pendeja pero vos sos un pelotudo, no lo quisiste Ariel por estar con mamá pero bancas a la mujer que la hizo cornuda, claro tu papá queda como un rey ¿NO?— limpie las lágrimas que caian y trate de que la voz no me salga tan quebrada— Ahora querés más a un pendejo que no nació, que a mí. Te banqué un millón y estuve para vos siempre, pero ¿sabes que? Ojalá que él haga las cosas que hice yo por vos y más, les deseo lo mejor y que sean felices. Chau.

No deje que me conteste nada, le corte y sentí como las lágrimas no paraban de caer.

La concha de la lora.

Secreto [Lᥙᥴᥲs Mᥲrtιᥒᥱz Qᥙᥲrtᥲ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora