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Buenos Aires, Argentina.

Dos días antes..

Toque el timbre de esa casa que por un tiempo supo ser mía también pero, ahora de afuera, ya no la siento de esa manera. Mire mi celular mientras esperaba que alguien se digne abrir, no sé que estarán haciendo pero si no abren en cinco segundos, me voy.. lleve mi celular a mi oreja para escuchar el audio de mi mamá y justo se abrió la puerta.

Mire a la persona que tenía adelante y su cara era una mezcla de sorpresa, confusión y enojo..

—Hola— dije y me salió más seco de lo que realmente quise decirlo.

—¿Que haces acá?— pregunto sin siquiera devolverme el saludo.

—Vengo hablar con vos y papá— me saque los lentes de sol y Gonzalo frunció su entrecejo.

—¿Todavía te quedó algo más para decir?

—Dale Gonzalo, no vengo a pelear.

—¿No? Volvé por dónde viniste Malena.

La concha de su madre.

—¿No me querés escuchar? Genial, llama a papá entonces.

—No..

—Gonzal..

—¿Que pas.. ¿Male.?.— dijo mi papá apareciendo detrás de mi hermano.

Está igual que Gonzalo, sin remera, a pata y con un pantalón de fútbol, a diferencia del otro que está con una maya verde.

—Hola— lo mire.

—Hola— quiso sonreír pero termino hizo una mueca.

—¿Podemos hablar?— le mantuve la mirada— Tu hijo no me quiere escuchar, no se vos..

—Si Male, obvio.

—Viejo— Gonzalo lo miro.

Estoy a nada de meterle una piña al pelotudo esté.

—Pasa— dijo mi papá corriendose para un costado.

Me acerque y esquivé a Gonzalo para entrar y caminar hasta el living con ellos siguiéndome.

—Sen..sentate— dijo Gustavo— ¿Querés gaseosa, agua o..

—No no— dije metiendo mi celular en la cartera.

—¡Amor!— se escuchó un grito— Amor que..

Gire la cabeza y vi a Gabriela, vestida con un vestidito suelto pero que de todos modos hacía notar su panza.

—Male que sorpresa, hola— dijo sonriendo.

—Hola— saludé y le corrí la mirada.

—¿Cómo estás?¿Cuando llegaste?

—Hace un par de horas llegué.

Secreto [Lᥙᥴᥲs Mᥲrtιᥒᥱz Qᥙᥲrtᥲ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora