William
El auto de mi padre se detuvo frente a una gran mansión conocida; miles de recuerdos llegaron a mi mente cuando me bajé para recibir a mis hermanos que se bajaban del auto que venía detrás de nosotros.
El jardín siempre había sido igual, laberintos hermosos a los costados y un montón de arreglos florales alrededor de la fuente central del jardín delantero.
-Bienvenidos señor y señora Griffin- un mayor domo hizo que pasáramos dando la orden para que abrieran la puerta principal.
Al ingresar el fresco aroma a comida casera y el fuego de la chimenea nos recibió. La antigua y única ama de llaves de los Morguean salió a recibirnos con más sirvientes para que tomarán nuestros abrigos y hacernos pasar al salón principal. Donde el gran retrato de la familia nos mostraba a cada uno de los hijos. Desde Andrew y Blake, hasta una pequeña gruñona.
La reconocí en el momento en que la vi subirse al auto de Collin.
Pero preferí guardarme eso hasta ahora.
Siempre nos llevamos bien con Becca, desde que era una bebé, hasta que cumplió los nueve y se volvió totalmente insoportable. Pero soportable a la vez. Se quedaba callada y ya no le gustaban muchas cosas, sentía que en ocasiones me odiaba. Pero yo continúe leyendo a escondidas con ella, le enseñé a bailar valses y me convertí en su amienemigo. Me encantaba hacerla enojar y sobre todo echarle la culpa a Collin o a Elliot para que se enojara con ellos y no conmigo. Aunque siempre terminaba descubriendo la verdad, y a la vez más se enojaba.
-¡Querida!- Kimberly entraba al salón, para abrazar a mi madre y saludar de paso a mis hermanos y a mi padre.
-¡Walt! Amigo que alegría veros- Edward entraba con su típico traje gris y camisa blanca.
El hombre, ya venía con un vaso de whisky en su mano. Rebosante de energía y felicidad.
Cuando giró a verme sus ojos brillaron y me envolvió en un abrazo fuerte. Grande. Me sonrió al separarse y me desordenó el cabello.
Marion llegó a saludar media escondida mientras que le decía a uno de los sirvientes que llamara escaleras arriba.
Nos dieron champagne y nos ofrecieron parte del coctel hecho.
Cuando dieron las ocho en punto y el reloj del salón lo anunció sentimos como bajaban los hijos del clan Morguean en orden.
Andrew y Blake se dirigieron a mis padres pero se quedaron con mis hermanos sonriendo y brindando, después de todo siempre habían sido cercanos.
Collin apareció en las escaleras soltando una frase que hizo que todos rieran al unísono y una cambiada Diana bajaba de su brazo, seguidos de los gemelos de oro, Eileen y Elliot, con su carisma y sus sonrisas radiantes.
Todos dejaron de prestar atención pero mis manos sudaban y mis ojos no se podían despegar de las escaleras.
Cuando vi unas zapatillas y un pantalón de mezclilla bajar coordinadamente por los escalones. Mostrando a una Rebecca con su semblante serio, oscuro y frío. Pero con esos ojos brillosos y verdes que llegaban a iluminar al mirar a cualquier persona. Les sonrió a mis padres y a mis hermanos. Olvidándose que estaba ahí, no sé si fue porque estaba cerca de la chimenea un poco alejado del centro del salón.
-Te olvidas de alguien Becca- Edward le mencionó eso y Becca cuestionó simplemente ladeando su cabeza. Y el pelinegro guio su mirada hacía mí.
Haciendo que ella se diera vuelta y su sonrisa de disipase por completo.
ESTÁS LEYENDO
Algo que no debió ser.
Teen FictionHe vivido desde que tengo memoria, constantemente. Luchando, intentando sobrevivir. No a monstruos, ni hechiceras malvadas, ni maldiciones. Sobreviviendo al estilo de vida que me tocó. Sobreviviendo a las cámaras, las luces, las cenas, las grandes...