Becca.
Corre.
Mi pulso estaba acelerado.
Mi pecho se comprimia.
Y yo corría.
El lugar no concuerda a ninguno de los que conozco.
Mis piernas se mueven al compaz de mis jadeos atrapados en una respiración abrasadora, el frío recorre mi espalda, mi rostro empapado por el viento que pegaba cortante.
Frío.
Corre.
Mi garganta me ardía.
Quería gritar pero no podía.
Hasta que ya no podía correr mas, pero una parte de mi me instaba a necesitarlo.
Corre.
No podía.
La habitacion en donde estaba quedó varada.
Sentía mis puños presionandose contra mis costados.
Voces.
Yo no queria hacerlo...
Eileen y sus ojos inundados de lágrimas.
Rebecca, Dejame hacerlo...
William y nuestro momento en la tarde...
Creimos que te alejaría de nosotros...
Que ocultas Becca...
Mis amigos.
Eres y siempre seras mi hija, Becca...
No importan tus errores...
¿Papá?
Espero que entiendas porque lo hago.
Lo hago porque eres peligrosa.
La voz de la hija de puta que me pario.
Niñita malcriada.
Mira donde te quedarás estancada.
No tendrás derecho a duchas de más de ocho minutos.
No tienes derecho a pedir medicamentos en enfermería.
Tendrás opción para tomar clases de música y arte.
No te acercaras a nadie.
La pulsera roja que llevas en la mano significa que vas en segundo piso.
Peligro.
Es peligroso que sigas avanzando Becca.
Las voces de los enfermeros y médicos del psiquiátrico.
Horas encerrada en una habitación sin luz.
Días gritando intentando salir.
Semanas en las que pasé aprendiendo a tocar cada instrumento que me proponía.
Horas de silencio en las sesiones con el psiquiatra.
Minutos solo bastaban para cansarme de esperar a alguien en los días de visita...
¡CORRE!
No respires.
Sigue corriendo.
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Algo que no debió ser.
Teen FictionHe vivido desde que tengo memoria, constantemente. Luchando, intentando sobrevivir. No a monstruos, ni hechiceras malvadas, ni maldiciones. Sobreviviendo al estilo de vida que me tocó. Sobreviviendo a las cámaras, las luces, las cenas, las grandes...