17

1.7K 224 315
                                    



El Emperador regresó a su palacio a la mañana siguiente, luego de pasar toda la noche ayudando a sus soldados y civiles a apaciguar el incendio provocado en la bodega de armas. Muchas casas quedaron devastadas, algunas personas murieron al no poder salir, otras lo perdieron todo, y por ello Soobin se hubo ofrecido a darles asilo en el palacio, en el ala este donde varias habitaciones estaban sin ocupar.

Yeonjun lo vio llegar sobre su corcel, luciendo su armadura, y a pesar del cansancio en sus ojos aún le parecía muy atractivo. El doncel le sugirió que descansara, mas el alto se negó bajo el argumento de que debían coordinar la reparación de la zona, la reconstrucción de viviendas aledañas y por sobre todo averiguar quién fue el ser malvado que causó tanta destrucción.

— Te veré en la noche –le dijo Soobin con pesar, demostrando cuánto le lastimaba dejarlo y no poder estar con él.

— ... te extrañaré... —contestó con la mirada baja y los ojos brillando por las lágrimas que estaban ansiosas por salir.

— La distancia entre tu y yo al final no es nada, mi amor, porque siempre estaré contigo.

¿Y la distancia entre la tierra y el Inframundo?


Aléjate de mi y hazlo pronto
Antes de que te mienta
Tu cielo se hace gris
Yo ya camino bajo la tormenta
Aléjate de mi, escapa, vete

Ya no debo verte
Entiende que aunque pida que te vayas, no quiero perderte


Yeonjun se decidió por pasar encerrado en su habitación, aquella que en un inicio Soobin hubo designado para él, aquella donde se supone debería dormir la Emperatriz. Mas Yeonjun no era nada. Él mismo no podía considerarse un amante, un kómpos o una Emperatriz, porque ninguno de ellos sería capaz de traicionar la confianza y amor de Soobin. Por primera vez en mucho tiempo sus ojos avellana se encontraron con la aburrida cama, una que no probó más de dos veces pues dormir sobre el pecho de Soobin no tenía comparación. Sus ojos repasaron el lugar, nada impresionante, nada excepto aquella daga que le entregó Akiloz antes de venir y con la cual cometería el crimen más atroz de la tierra.

"No te costó mucho ocultar la daga de la vista de los siervos del palacio o del propio Emperador, mas dime, ¿cuánto te costará sacarla de su oscuro escondite?"

En ese momento Yeonjun odió con gran pasión a su conciencia.

Se acercó al florero cerca de su cama donde en lo profundo, enterrado entre raíces y tierra, esta la daga plateada. Las manos le temblaron al kómpos cuando la tomó por fin, sus ojos miraron con rencor al objeto mientras las lágrimas comenzaban a caer como la lluvia. Ató la daga a un trozo de tela y la ubicó en su muslo de modo que la toga lo cubriera, entonces se dirigió a la habitación que compartía con su amado. Su habitación.


La luz ya no alcanza
No quieras caminar sobre el dolor, descalza
Un ángel te cuida
Y puso en mi boca la verdad
Para mostrarte la salida


" Mi señor, no quiero ser un kómpos...

Cualquier doncel o mujer estaría complacido de servir en el palacio bajo el cargo que te he dado.

A LOS PIES DEL EMPERADOR ♛ soojun/ʸᵉᵒⁿᵇⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora