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Yeonjun desayunaba sentado a lado izquierdo de Soobin en el comedor central, a lado derecho del alto estaba HueningKai, y a su lado estaba Jungwon siendo alimentado por su institutriz, Daehwi, un joven doncel de adorables ojos rasgados, mientras tanto Yuna estaba sentada a lado de Yeonjun. Ella no estaba feliz por ello, no le gustaba estar sentado a lado de un kómpos siendo ella de la realeza y le gustaba menos ver como su esposo mimaba a su hijo junto al doncel.

— Come Jungwonnie —le pidió con voz melosa al pequeño niño sentado a su lado— eso, eres un buen niño —felicitó cuando el pequeño niño acató la orden— Mi pequeñito —dijo con voz baja acariciando la cabeza del menor.

— No es tuyo —gruño la fémina viendo con desprecio al doncel—, Jungwon es mi hijo.

— Lo sé, yo sólo...

— No lo vuelvas a llamar así, recuerda tu lugar.

— Basta Yuna —reprendió el príncipe tomando la mano de Daehwi por debajo de la mesa tratando de reconfortarlo.

— Le das más atención a ese doncel que a mi.

— Suficiente los dos —pidió Soobin con voz potente pero no agresiva como para asustar a su sobrino.

Soobin se levantó de la mesa pidiéndole a Yeonjun que le acompañara orden que fue acatada con rapidez. Se dirigieron al salón del trono donde se encontraban los escribas y asistentes del Emperador, este le pidió al castaño sentarse a sus pies mientras el dirigía la reunión. Yeonjun se sintió incómodo pues, dada su ropa corta y seductora, las miradas de los asesores del Emperador no eran de agrado sino más bien de deseo insano por su cuerpo, aquello provocó que jalase su túnica para cubrir más sus piernas.

— ¿Roma? —preguntó viendo a Yeonjun sonrojado, ocultándose contra las piernas de Soobin.

— El ejercito romano está fortaleciéndose, según sabemos desean ampliar sus dominios.

— Manténme informado como avanza la situación. Por ahora no son una amenaza.

Cuando los hombres se retiraron del salón y esta contaba con unos pocos guardias en su interior Soobin tuvo una idea para desestresarse, aquello incluía al joven avergonzado recostado en contra sus piernas. Ordenó a los guardias retirarse.

— ¿Majestad? —inquirió Yeonjun intentando saber lo que el Señor de Grecia pretendía.

— Esta madrugada me dejaste intrigado, Yeonjun. —le decía mientras, puesto en pie, se retiraba la túnica blanca avergonzando aún más al muchacho. Soobin lo veía desde arriba con un aire de superioridad que lo cautivaba, pero era difícil sostenerle la mirada cuando el miembro erguido del Emperador aparecía en su campo de visión— Jamás nadie me ha rechazado, ni en público mucho menos en la intimidad.

El Emperador tomó asiento en el trono nuevamente con las piernas separadas regalándole al doncel una vista que en su vida olvidaría. Yeonjun trató de apartar la vista y calmar los calores que su cuerpo sufría con la sola imagen de su Señor desnudo pero no lo logró, no cuando Soobin estaba empecinado en torturarlo con la lujuria.

— Esta vez no te doy opción a rechazarme —le dijo con tono sombrío al igual que su mirada.

— Señor...

— Quiero saber para qué, además de rechazarme, sirve esa boca tuya.

Yeonjun palideció al instante. El hombre frente a él sugería, no, le ordenaba que probase con su boca el trozo de carne caliente y palpitante que tenía entre las piernas. La idea le calentó en demasía, mas no podía permitirse sucumbir ante él, flaquear no era una opción.

A LOS PIES DEL EMPERADOR ♛ soojun/ʸᵉᵒⁿᵇⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora