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El sol de Atenas nunca fue tan hermoso como aquel día, finalmente después de días de camino pudieron arribar a la ciudad. Tassos fue muy renuente a estar cerca de Soobin el primer día, pero con el pasar del tiempo en su camino de regreso el niño y el Emperador se hicieron cercanos. Yeonjun y Soobin decidieron que sería mejor hablar con calma en el palacio, pero eso no le restó tensión al asunto. Durante gran parte del trayecto hubieron cruzado pocas palabras en atención a los soldados que los acompañaban pues no podían permitirse ser objeto central de un espectáculo decadente.

La pareja bajó del carruaje cuando este paró frente a las escalinatas del palacio, Tassos miró todo asombrado mientras que su madre soltaba un suspiro de alivio al sentirse como en casa. Subieron las escaleras casi a prisa, como si necesitasen sentirse dentro del palacio para sentirse a salvo. Pero alguien salió a saludarlos.

— ¡Soobin! ¡¿Qué hace esa sucia ramera de regreso aquí?!

Al joven doncel no le hizo gracia que ese enano le llamase así, tampoco le hizo gracia saber que Soobin aún lo conservaba como su pareja de cama. Fue un golpe a sus sentimientos. Creyó que si habría de volver sería para ser el único de Soobin; rechazó la sola idea de tener que compartir a alguien que ama sólo por un poco de amor.

— ¿Sucia ramera? –preguntó Soobin sarcástico, con la voz cargada de ácido y enojo— ¡No oses llamarlo así!

Sunoo se quedó de piedra, sin saber cómo reaccionar ante los gritos de su amante, mucho menos porque él lucía tan molesto.

— ¡Taehyun, llévalo a los calabozos! –le ordenó al General quien inmediatamente tomó a Sunoo de los brazos para intentar llevárselo, pero el enano no se dejó y se soltó del agarre.

— ¡¿Me enviarás al calabozo sólo por decir la verdad?!

Soobin no pudo contener mas su ira y lo tomó del cuello para empotrarlo bruscamente contra la puerta de madera causando gran estruendo. Yeonjun ocultó el rostro de su bebé en su cuello y comenzó a tararear una canción para calmarle.

— ¡Te enviaré al calabozo por atreverte a venderlo como si fuera un prostituto!

— ¡Es lo que es! –gritó de vuelta a penas contando con el aire suficiente para ello.

A Sunoo no le sorprendió que Soobin supiera sobre su pequeña venta, en algún momento Yeonjun se lo diría y eso tendría que afrontarlo. Lo que no podía soportar era cuan fiel le era Soobin, como seguía defendiéndolo cual si fuera un guerrero, parecía no importar cuántos errores cometiera Yeonjun, Soobin se los perdonaría todos.

— No lo confundas contigo –bramó soltándolo como si le causara asco— En realidad no pienso dejarte en los calabozos, Sunoo, espero estar mañana presente cuando te ejecuten en la plaza central.

Al joven aludido se le abrieron los ojos enormemente, se le cortó la respiración y la sangre se le heló. La declaración del Emperador no sólo le causó espanto si no que le llenó de ira e impotencia.

— Llévatelo Taehyun –ordenó por última vez para luego entrar en su casa.

Yeonjun, aunque sorprendido, se sintió mal por Sunoo, y a pasos torpes entró también en el palacio real. La espalda de Soobin era su norte, lo seguía sin decir nada pues realmente no sabía qué hacer o si al hacer una pregunta sería reprendido por el alto.

— Preparen la terma –pidió a una mucama antes de dirigirse a su habitación. Cuando llegó comenzó a desvestirse casi a prisa ansiando su baño, eso hasta escuchó el delicado carraspeo de Yeonjun.

A LOS PIES DEL EMPERADOR ♛ soojun/ʸᵉᵒⁿᵇⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora