14 de Agosto

25 3 0
                                    

Al mirarme al espejo veo lo hinchado que están mis ojos de tanto llorar. Es uno de esos días que lo único que quieres hacer es meterte en tu cueva imaginaria y que nadie se atreva a sacarte.
Mi mañana se basa en desahogar mis penas escribiendo en mi blog y buscando información que rellenar para empezar en Oxford dentro de un mes.
Al apagar el portátil decido quedarme en la cama y dormir aunque haya dormido una 10 horas, pero de pronto suena mi teléfono.
Dios, es Peatch. Opto por no contestarle y que salte el buzón de voz y si coge la indirecta de "no quiero hablar contigo mala amiga" mejor que mejor.
Un segundo intento por su parte, pero este tampoco es respondido.
Y un ter... espera, ¿Gonzalo? ¿Qué demonios hace llamándome? Si espera que le coja el teléfono después de la traición de ayer lo lleva claro.
Mientras más suena el teléfono más indomable se me vuelve la mano.
-Diana no lo cojas, si lo coges quedarás de desesperada, no te atrevas a cogerlo- me repito en voz alta una y otra vez.
Cuando termina de sonar la canción que sale de mi móvil siento un alivio en el pecho y me tumbo sobre la cama.
Es curioso, si Gonzalo no me hubiera hecho la jugada de ayer lo más probable es que no me hubiese llamado ¿por qué lo ha hecho? ¿se habrá dado cuenta de que se comportó como un capullo en la cena pidiéndole el número a Peatch? Tal vez, pero lo prefiero, así sabrá que no soy de esas chicas fáciles.
Al caer la noche oigo como llaman a la puerta y me apresuro a abrir.
-Hija, has estado todo el día encerrada en tu habitación ¿no crees que estás exagerando la situación?- puede ser, pero mi madre no sabe lo mucho que me ha atrapado ese chico y no es algo que pueda expresar con palabras.
-¡No estoy aquí encerrada por lo de ayer!- miento- he estado rellenando la solicitud de Oxford y mirando algunas que otras cosillas-
-Bueno... como quieras. ¿Y cuándo tienes la visita por la universidad?- me pregunta apunto de salir del cuarto.
-El próximo lunes- respondo.
-De acuerdo, buenas noches cariño- me dice saliendo al fin de la habitación.
<<-Amor, despierta- son las palabras más enternecedoras que escucharé siempre.
Al despertar veo el cuarto hasta arriba de rosas y globos.
-Feliz cumpleaños mi vida- me dice el chico que está en frente mía entregándome un paquete.
Es el regalo más grande que jamás se haya visto, pero claro como la propia palabra indica, es un sueño.
Al abrirlo veo que está lleno de fotos, fotos nuestras, que claramente nunca nos hemos sacado y que dudo que se saquen alguna vez. ->>

Una vida en sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora