25 de Septiembre

38 2 0
                                    

Me despierto de un salto y me llevo la mano al pecho. Mi camiseta está empapada de sudor y el pulso lo tengo a mil por hora. Giro la cabeza hacia la izquierda y veo que ya es completamente de día. Las doce. Es demasiado tarde para ir a clase. Miro el teléfono y veo que tengo treinta y dos llamadas de mi madre y veinte de Gonzalo.
-¡Diana López! ¿¡Dónde estás!? ¡Me has tenido preocupadísima!-
-Perdona mamá Ethan no estaba bien y tenía que quedarme a cuidar de él-
-¡Pero eso se avisa!-
-Sí mamá, ya lo sé perdona-
-Gonzalo ha venido esta mañana y ha salido corriendo a buscarte será mejor que le llames, el pobre debe de te er un disgusto encima-
-Ahora mismo lo llamo, adiós mamá-
Me siento una mala persona, tenía que haber avisado a mi madre y ella no se hubiera cogido un susto de muerte y Gonzalo no estaría como loco buscándome.
-¡Diana! ¡Por el amor de dios! ¡¿Dónde estás?! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué te ha pasado?!- está atacado, con las pulsaciones a mil.
-Gonzalo tranquilo estoy bien, ayer Ethan me llamó borracho y tuve que venir a ayudarlo-
-¿Borracho? ¿Te llamo? ¿Qué quería?-
-Gonzalo será mejor que nos veamos y te lo explique todo porque es una historia un poco larga-
-Está bien ¿nos vemos en tu casa en una hora?-
-Perfecto adiós- digo finalizando la llamada. Me siento tan culpable ahora mismo de lo que he causado.
Al concentrarme en Ethan veo como abre los ojos poco a poco.
-Buenos días- digo con desgana.
-¡Shhh! No chilles mujer-
-Es lo que pasa por beber tanto, te aguantas- estoy cabreadísima con él por lo que me va hecho pasar - me voy adiós-
-¿Cómo que te vas?-
-Cuando una persona sale de un lugar para irse a otro-
-¿Cuánto tiempo he dormido para que te hayas convertido en una sarcástica de tomo y lomo?-
-Adiós Ethan- ahora mismo no me apetece verlo ni en pintura. Me dirijo a la puerta y me voy. Solo quiero olvidar este día, las declaraciones que me ha hecho y a él básicamente.
Llego a mi casa en media hora y Gonzalo ya me está esperando en el portal.
-Hola amor- ¿amor? ¿he dicho yo eso?
-No vuelvas a darme sustos así ¿entendido? Creí que me iba a dar un...- le interrumpo tirándome a sus brazos y abrazándolo. Solo quiero sentirlo.
Entramos en casa. Noto la ausencia de mi hermano y de mi madre.
Nos sentamos en el sillón y le empiezo a explicar todo.
-Verás, hace unos días Ethan me declaró lo que sentía hacia mi y...- le cuento absolutamente todo, detalle a detalle. -...bueno, eso es todo- concluyo.
-Vaya, no sabía que estuviese tan enamorado de ti-
-Si te consuela yo tampoco-
-No, no me consuela. Me jode que ese capullo haya intentado quitarme de tu lado-
-Lo sé-
-No lo volverás a ver ¿no?-
-Lo tengo en clase a un metro de mi-
-Ya lo sé, me refiero a que no quedarás con él-
-A lo mejor sí, si la cosa vuelve a la normalidad- tras terminar de decir eso veo en su rostro preocupación.
-Diana, yo te quiero, y quiero que tengas amigos pero, conociendo a Ethan sé que no se va a rendir y si te llegara a quitarte... de mi... lado, yo...-no quiero oír como termina su frase. Me lanzo sobre él y le doy un beso, un beso apasionado lleno de ganas del uno hacia el otro. Se tumba en el sillón y yo me coloco encima de él sin separar nuestros labios. Sus manos empiezan a recorrer cada curva de mi cuerpo y me acelera el corazón.
-Gonzalo nadie podría enamorarme tanto como tú has hecho, solo te quiero a ti- le digo y este me agarra y me besa con mas fuerza y me encanta.
Empieza a meter las manos por debajo de mi camiseta y me pongo nerviosa. Me levanto de un punta pie y me muero de la vergüenza.
-Perdona, yo...- intento disculparme pero no encuentro como.
-Nena no pasa nada, si quieres ir despacio no me importa, lo prefiero incluso- no contesto, simplemente me quedo embelesada mirando a sus ojazos verdes, esos ojazos que son míos, solo míos.
Eso es lo que me gusta de él, que no me obliga a pasar bases así como así sino respeta mi decisión de ir más despacio, y eso me encanta.
-Me tengo que ir ya- me informa.
-¿Ya? ¿Tan pronto?-
-Tengo que terminar unas cosas, si quieres me paso esta noche-
-Sí claro, nos vemos esta noche- le digo abriéndole la puerta.
-Hasta esta noche- me da un beso y se va.
Me quedo apoyada en la puerta unos minutos reflexionando en lo mucho que le quiero y me sale una sonrisa tonta de las que odio que me salgan.
-¡Cariño!- grita eufórica mi madre al entrar en casa y verme.
-Hola mamá- le digo respondiendo al abrazo que me ha dado.
-¡No me vuelvas a asustar así, creía que te había pasado algo grave!-
-Perdona de veras, tenía que haberte avisado que no iba a volver a casa-
-¿Cómo estaba Ethan?-
-Estaba bien, esta mañana se levantó un poco mejor-
-¿Os habéis enfadado?-
-Él no, pero yo sí y mucho-
-Bueno... espero que se arregle- aunque mi madre tenga fe en eso yo lo veo más complicado. Si algo me define es ser muy rencorosa.
Subo a mi habitación para descansar la mente un rato. Tengo el disco duro saturado. Que Ethan me diga eso de que me quiere y haberlo visto en esas condiciones me ha supuesto demasiado por hoy así que opto por acostarme en la cama y dormir hasta cuando el cuerpo me lo pida.
-Nena...- me agrada tanto que me susurre eso en el oído. -Di...- dice zarandeándome suavemente.
-¿Humm?- es lo único que puedo decir en estos momentos de zombie total.
-Tu madre me ha abierto la puerta y me dijo que subiera a despertarte-
-¿Qué hora es?- intento pronunciar lo mejor posible.
-Ya son las seis de la tarde bella durmiente- ¿he dormido todo el día? No me lo puedo creer.
Intento incorporarme como puedo pero a las piernas les cuesta responder así que Gonzalo me ayuda.
-¿Tienes hambre?- me pregunta y asiento.
Me rodea con su brazo la cintura y yo rodeo el mío en su cuello y me ayuda a bajar las escaleras hasta llegar a la cocina.
-¿Cuánto tiempo hace que viniste?-
-Una hora más o menos, subí y te vi dormida y me quede hablando con tu madre-
-Perdona, es que necesitaba echarme una siesta urgentemente-
-Lo entiendo-
Cuando dejo de comerme el bol de cereales que me he comido caigo en la cuenta de que mi hermano y mi madre no están.
-¿Y dónde están Roni y mi madre?- pregunto confusa.
-Se fueron al parque-
-Ah- es lo único que respondo. Me pongo nerviosa al darme cuenta de que vuelvo a estar a solas con Gonzalo, y no me importaría que lo que empezó esta mañana terminara.
-Por cierto ¿cómo anda Peatch?- ¡¡Peatch!!, hace unos días que no hablo con ella. He estado muy ocupada y no me había acordado.
-Pues no sé, debería llamarla- al terminar de decir eso veo como Gonzalo se acerca a mí remolón y me rodea la cintura con sus brazos.
-O podríamos llamarla después- dios, cuando se pone así de juguetón me encanta. Antes si un chico se me hubiera puesto así creo que le hubiera soltado en toda la cara un <¿qué coño haces?>. Pero con él es distinto.
-¿Después de qué?- digo siguiéndole el juego con un tono muy pícaro. No me creo que lo haya dicho.
-Mm... no se... a lo mejor podríamos acurrucarnos... dándonos amor- me sale sola la risa tras su respuesta.
Me estrecha más hacia él. Tenemos los labios a centímetros. Estamos a punto de besarnos pero suena el timbre. Que oportuno. Al abrir la puerta lo primero que pienso es en ¡Gonzalo sal de aquí!.
-Diana, perdóname- miro de refilón a Gonzalo y noto que él ya se ha percatado de quién es.
-Yo...- intento decir antes de que Gonzalo me interrumpiera mientras se dirige como una furia a la puerta.
-¡Cómo tienes los cojones de aparecerte por aquí!-
-¡No te metas capullo he venido a hablar con Diana no contigo-
-¡Creo que has tenido bastante tiempo de hablar con ella entre ayer y hoy así que lárgate!-
-¡Gonzalo para!- digo apartando su brazo de mi. -Habla- le doy paso a Ethan que mira a Gonzalo con cara de ganador.
-Me gustaría que fuera a solas-Gonzalo se apresura a hablar pero le interrumpo.
-No hará falta porque no tengo nada más que hablar contigo. Adiós- intento ser fría, calculadora, y evitar que mis sentimientos de amistad hacia Ethan no me hagan jugar el papel de buena chica. Esta vez no.
-De verdad que lo siento un montón Diana- cabizbajo se aleja y se marcha.
-¿Qué?- le pregunto al ver el rostro de Gonzalo.
-Nada, es solo que... por un momento pensé que te ibas a ir con él y a dejarme-
-No seas idiota anda- le digo sacando una sonrisilla y regalándole un beso en la mejilla.
-Hola, hola- dice de repente entrando mi madre por la puerta con Roni.
-Hola mamá-
-Hola Gabriela. ¡Eh! Roni ¿cómo va eso de lo que hablamos el otro día?- ¿de qué hablará mi hermano con Gonzalo?
-No muy bien. La mariposa todavía no ha encontrado el sol- ¿hasta tienen palabras clave?
-Bueno campeón, ya verás que pronto lo verá- saca una de esas sonrisas empíricas que me vuelven loca.
-¿Te quieres quedar a cenar?-
-¡Oh!, me encantaría Gabriela-
-Bueno y si quieres también te puedes quedar a dormir- al decir esto mi madre me mira con cara pícara y yo le respondo poniéndome roja como un tomate.
-Pues me encantaría también- contesta y suelta una carcajada al ver mi sonrojado rostro.
-Gabriela, ha estado deliciosa la comida- dice Gonzalo al acabarse todo el estofado.
-Muchas gracias Gon- me ripia cuando lo dice ella aunque como sé que es para molestarme me hace gracia.
Terminamos de lavar los platos, subimos a mi habitación, me pongo el pijama y Gonzalo se queda con la camiseta que traía. Al ver ese vientre tonificado y esos brazos musculados me sube la temperatura pero intento controlar mis hormonas revolucionadas.
-Buenas noches Gon- le digo dándole un dulce beso en los labios.
-Buenas noches preciosa-
Este fin de semana lo voy a pasar entero con Gonzalo, intentando olvidar esta pésima semana.

Una vida en sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora