Me despierto de un salto y me llevo la mano al pecho. Mi camiseta está empapada de sudor y el pulso lo tengo a mil por hora. Giro la cabeza hacia la izquierda y veo que ya es completamente de día. Las doce. Es demasiado tarde para ir a clase. Miro el teléfono y veo que tengo treinta y dos llamadas de mi madre y veinte de Gonzalo.
-¡Diana López! ¿¡Dónde estás!? ¡Me has tenido preocupadísima!-
-Perdona mamá Ethan no estaba bien y tenía que quedarme a cuidar de él-
-¡Pero eso se avisa!-
-Sí mamá, ya lo sé perdona-
-Gonzalo ha venido esta mañana y ha salido corriendo a buscarte será mejor que le llames, el pobre debe de te er un disgusto encima-
-Ahora mismo lo llamo, adiós mamá-
Me siento una mala persona, tenía que haber avisado a mi madre y ella no se hubiera cogido un susto de muerte y Gonzalo no estaría como loco buscándome.
-¡Diana! ¡Por el amor de dios! ¡¿Dónde estás?! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué te ha pasado?!- está atacado, con las pulsaciones a mil.
-Gonzalo tranquilo estoy bien, ayer Ethan me llamó borracho y tuve que venir a ayudarlo-
-¿Borracho? ¿Te llamo? ¿Qué quería?-
-Gonzalo será mejor que nos veamos y te lo explique todo porque es una historia un poco larga-
-Está bien ¿nos vemos en tu casa en una hora?-
-Perfecto adiós- digo finalizando la llamada. Me siento tan culpable ahora mismo de lo que he causado.
Al concentrarme en Ethan veo como abre los ojos poco a poco.
-Buenos días- digo con desgana.
-¡Shhh! No chilles mujer-
-Es lo que pasa por beber tanto, te aguantas- estoy cabreadísima con él por lo que me va hecho pasar - me voy adiós-
-¿Cómo que te vas?-
-Cuando una persona sale de un lugar para irse a otro-
-¿Cuánto tiempo he dormido para que te hayas convertido en una sarcástica de tomo y lomo?-
-Adiós Ethan- ahora mismo no me apetece verlo ni en pintura. Me dirijo a la puerta y me voy. Solo quiero olvidar este día, las declaraciones que me ha hecho y a él básicamente.
Llego a mi casa en media hora y Gonzalo ya me está esperando en el portal.
-Hola amor- ¿amor? ¿he dicho yo eso?
-No vuelvas a darme sustos así ¿entendido? Creí que me iba a dar un...- le interrumpo tirándome a sus brazos y abrazándolo. Solo quiero sentirlo.
Entramos en casa. Noto la ausencia de mi hermano y de mi madre.
Nos sentamos en el sillón y le empiezo a explicar todo.
-Verás, hace unos días Ethan me declaró lo que sentía hacia mi y...- le cuento absolutamente todo, detalle a detalle. -...bueno, eso es todo- concluyo.
-Vaya, no sabía que estuviese tan enamorado de ti-
-Si te consuela yo tampoco-
-No, no me consuela. Me jode que ese capullo haya intentado quitarme de tu lado-
-Lo sé-
-No lo volverás a ver ¿no?-
-Lo tengo en clase a un metro de mi-
-Ya lo sé, me refiero a que no quedarás con él-
-A lo mejor sí, si la cosa vuelve a la normalidad- tras terminar de decir eso veo en su rostro preocupación.
-Diana, yo te quiero, y quiero que tengas amigos pero, conociendo a Ethan sé que no se va a rendir y si te llegara a quitarte... de mi... lado, yo...-no quiero oír como termina su frase. Me lanzo sobre él y le doy un beso, un beso apasionado lleno de ganas del uno hacia el otro. Se tumba en el sillón y yo me coloco encima de él sin separar nuestros labios. Sus manos empiezan a recorrer cada curva de mi cuerpo y me acelera el corazón.
-Gonzalo nadie podría enamorarme tanto como tú has hecho, solo te quiero a ti- le digo y este me agarra y me besa con mas fuerza y me encanta.
Empieza a meter las manos por debajo de mi camiseta y me pongo nerviosa. Me levanto de un punta pie y me muero de la vergüenza.
-Perdona, yo...- intento disculparme pero no encuentro como.
-Nena no pasa nada, si quieres ir despacio no me importa, lo prefiero incluso- no contesto, simplemente me quedo embelesada mirando a sus ojazos verdes, esos ojazos que son míos, solo míos.
Eso es lo que me gusta de él, que no me obliga a pasar bases así como así sino respeta mi decisión de ir más despacio, y eso me encanta.
-Me tengo que ir ya- me informa.
-¿Ya? ¿Tan pronto?-
-Tengo que terminar unas cosas, si quieres me paso esta noche-
-Sí claro, nos vemos esta noche- le digo abriéndole la puerta.
-Hasta esta noche- me da un beso y se va.
Me quedo apoyada en la puerta unos minutos reflexionando en lo mucho que le quiero y me sale una sonrisa tonta de las que odio que me salgan.
-¡Cariño!- grita eufórica mi madre al entrar en casa y verme.
-Hola mamá- le digo respondiendo al abrazo que me ha dado.
-¡No me vuelvas a asustar así, creía que te había pasado algo grave!-
-Perdona de veras, tenía que haberte avisado que no iba a volver a casa-
-¿Cómo estaba Ethan?-
-Estaba bien, esta mañana se levantó un poco mejor-
-¿Os habéis enfadado?-
-Él no, pero yo sí y mucho-
-Bueno... espero que se arregle- aunque mi madre tenga fe en eso yo lo veo más complicado. Si algo me define es ser muy rencorosa.
Subo a mi habitación para descansar la mente un rato. Tengo el disco duro saturado. Que Ethan me diga eso de que me quiere y haberlo visto en esas condiciones me ha supuesto demasiado por hoy así que opto por acostarme en la cama y dormir hasta cuando el cuerpo me lo pida.
-Nena...- me agrada tanto que me susurre eso en el oído. -Di...- dice zarandeándome suavemente.
-¿Humm?- es lo único que puedo decir en estos momentos de zombie total.
-Tu madre me ha abierto la puerta y me dijo que subiera a despertarte-
-¿Qué hora es?- intento pronunciar lo mejor posible.
-Ya son las seis de la tarde bella durmiente- ¿he dormido todo el día? No me lo puedo creer.
Intento incorporarme como puedo pero a las piernas les cuesta responder así que Gonzalo me ayuda.
-¿Tienes hambre?- me pregunta y asiento.
Me rodea con su brazo la cintura y yo rodeo el mío en su cuello y me ayuda a bajar las escaleras hasta llegar a la cocina.
-¿Cuánto tiempo hace que viniste?-
-Una hora más o menos, subí y te vi dormida y me quede hablando con tu madre-
-Perdona, es que necesitaba echarme una siesta urgentemente-
-Lo entiendo-
Cuando dejo de comerme el bol de cereales que me he comido caigo en la cuenta de que mi hermano y mi madre no están.
-¿Y dónde están Roni y mi madre?- pregunto confusa.
-Se fueron al parque-
-Ah- es lo único que respondo. Me pongo nerviosa al darme cuenta de que vuelvo a estar a solas con Gonzalo, y no me importaría que lo que empezó esta mañana terminara.
-Por cierto ¿cómo anda Peatch?- ¡¡Peatch!!, hace unos días que no hablo con ella. He estado muy ocupada y no me había acordado.
-Pues no sé, debería llamarla- al terminar de decir eso veo como Gonzalo se acerca a mí remolón y me rodea la cintura con sus brazos.
-O podríamos llamarla después- dios, cuando se pone así de juguetón me encanta. Antes si un chico se me hubiera puesto así creo que le hubiera soltado en toda la cara un <¿qué coño haces?>. Pero con él es distinto.
-¿Después de qué?- digo siguiéndole el juego con un tono muy pícaro. No me creo que lo haya dicho.
-Mm... no se... a lo mejor podríamos acurrucarnos... dándonos amor- me sale sola la risa tras su respuesta.
Me estrecha más hacia él. Tenemos los labios a centímetros. Estamos a punto de besarnos pero suena el timbre. Que oportuno. Al abrir la puerta lo primero que pienso es en ¡Gonzalo sal de aquí!.
-Diana, perdóname- miro de refilón a Gonzalo y noto que él ya se ha percatado de quién es.
-Yo...- intento decir antes de que Gonzalo me interrumpiera mientras se dirige como una furia a la puerta.
-¡Cómo tienes los cojones de aparecerte por aquí!-
-¡No te metas capullo he venido a hablar con Diana no contigo-
-¡Creo que has tenido bastante tiempo de hablar con ella entre ayer y hoy así que lárgate!-
-¡Gonzalo para!- digo apartando su brazo de mi. -Habla- le doy paso a Ethan que mira a Gonzalo con cara de ganador.
-Me gustaría que fuera a solas-Gonzalo se apresura a hablar pero le interrumpo.
-No hará falta porque no tengo nada más que hablar contigo. Adiós- intento ser fría, calculadora, y evitar que mis sentimientos de amistad hacia Ethan no me hagan jugar el papel de buena chica. Esta vez no.
-De verdad que lo siento un montón Diana- cabizbajo se aleja y se marcha.
-¿Qué?- le pregunto al ver el rostro de Gonzalo.
-Nada, es solo que... por un momento pensé que te ibas a ir con él y a dejarme-
-No seas idiota anda- le digo sacando una sonrisilla y regalándole un beso en la mejilla.
-Hola, hola- dice de repente entrando mi madre por la puerta con Roni.
-Hola mamá-
-Hola Gabriela. ¡Eh! Roni ¿cómo va eso de lo que hablamos el otro día?- ¿de qué hablará mi hermano con Gonzalo?
-No muy bien. La mariposa todavía no ha encontrado el sol- ¿hasta tienen palabras clave?
-Bueno campeón, ya verás que pronto lo verá- saca una de esas sonrisas empíricas que me vuelven loca.
-¿Te quieres quedar a cenar?-
-¡Oh!, me encantaría Gabriela-
-Bueno y si quieres también te puedes quedar a dormir- al decir esto mi madre me mira con cara pícara y yo le respondo poniéndome roja como un tomate.
-Pues me encantaría también- contesta y suelta una carcajada al ver mi sonrojado rostro.
-Gabriela, ha estado deliciosa la comida- dice Gonzalo al acabarse todo el estofado.
-Muchas gracias Gon- me ripia cuando lo dice ella aunque como sé que es para molestarme me hace gracia.
Terminamos de lavar los platos, subimos a mi habitación, me pongo el pijama y Gonzalo se queda con la camiseta que traía. Al ver ese vientre tonificado y esos brazos musculados me sube la temperatura pero intento controlar mis hormonas revolucionadas.
-Buenas noches Gon- le digo dándole un dulce beso en los labios.
-Buenas noches preciosa-
Este fin de semana lo voy a pasar entero con Gonzalo, intentando olvidar esta pésima semana.
ESTÁS LEYENDO
Una vida en sueños
Novela JuvenilDiana es una adolescente como otra cualquiera, solo que más tímida de lo habitual. Su inseguridad es lo que la lleva a imaginarse una vida perfecta mientras duerme pero cuando despierta se da de bruces con la realidad. Cree que su vida es monótona...