30-¡Caíste!

52 24 87
                                    

Jack:

Con el anciano agarrado sobre mi espalda, salimos de la torre, antes de dirigirnos al lugar de pelea. Según lo que había investigado Ryan, en La Sociedad de Poder existían lugares donde la gente se divertía peleando con otra persona.

Algo totalmente aburrido.

—Necesitamos buscar esposas—repitió John por tercera vez.

—¿Puedes cerrarla un poco? —le pidió Ryan con cansancio—. Tengo suficiente migraña, no quiero que me duela aún más la cabeza por culpa de tu voz.

—¿Y, además, de donde quieres que consiga esposas? —pregunté, rodando los ojos—. No vamos a encontrar una, lanzada en el suelo así de la nada.

Llegamos al fin al lugar de pelea. Era un lugar enorme, enteramente cubierto de arena, con botellas de agua en las gradas y una que otra esposa a su lado.

—¡Bingo! —sonreí, acercándome y agarrando una.

Volví al lugar donde estaban los demás, antes de mostrárselas a mis hombres, sonriendo.

—Estas esposas anulan completamente el poder de la persona que se lo ponga—expliqué—. Voy a estudiar su composición e inventar ataques o trampas que anulan el poder de los que nos ataquen.

—Es una buena idea—susurró John, agarrándose la barbilla.

—¿No lo vas a esposar? —cuestionó Ryan.

—No, igual ahora mismo le sacaré la pelotita—le expliqué.

—Creo que no va a ser posible—sonrió el anciano, riéndose en voz baja.

—Es mejor que no nos subestimes, viejito—le advirtió John, mirándolo con indignación.

—Lo mismo digo. No me subestimen—sonrió Sao.

Al instante este se empezó a deformar, antes de tomar una forma totalmente diferente a la inicial. En el lugar donde el anciano había estado segundos antes, se encontraba una chica, mirándonos con una sonrisa burlona.

—Caíste—sonrió la chica.

—Te lo dije—exclamó Ryan, encogiéndose de hombros.

Sonreí con impresión. Había que admitirlo, sus poderes y dones eran muy fuertes. Me pregunto cómo serán dentro de poco. Por lo tanto, prefería divertirme un poco y dejar el matarlos hasta más tarde, eso si no se dejaban transformar en monstruos.

—¿Cómo hiciste eso? —cuestioné.

—¿Qué te interesa, si morirás en poco? —contraatacó la chica con una sonrisa burlona.

La agarré por la camisa, acercando su cara a la mía y mirándola con odio.

—Aprende a saber tu nivel, niña—le advertí—. Más te vale respetarme si no quieres morir antes del tiempo.

Llevado por una ola de enojo, la lancé al suelo, esperando a que se desmayara o que dejara de hacer tanto ruido.

Libra:

Volví a ponerme de pie, antes de agarrar mi brazo con dolor. Seguro se me había doblado sin querer al caer. Pero eso no me importaba. Yo mejor que nadie sabía lo fuerte que era Jack, con solo mirarlo a los ojos.

Por eso estaba lista para morir, al menor me iré, habiendo protegido al abuelo.

—¿Entonces, quien eres? —cuestioné, intentando ganar más tiempo.

—Jack—contestó con una sonrisa—. ¿Y tú, quién eres?

—Libra—me presenté—. ¿Puedo saber qué haces aquí?

La Aventura Zodiacal: La Sociedad de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora