10-¿Qué "Demonios"?

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Acuario:

Abrí los ojos con dificultad, antes de sentarme en la cama. Encendiendo mi reloj, me di cuenta de que ya eran las tres y media de la madrugada. Miré alrededor, intentando descubrir que me había despertado, antes de darme cuenta de que debajo de la puerta cerrada llegaba una luz roja, ligeramente anaranjada.

—¡Piscis! —susurré, acercándome a la puerta—¡Piscis!

Rodé los ojos al recordar que ella, al igual que la mayoría de nosotros, tenía el sueño pesado. Salí del cuarto y miré frente a mí, dándome cuenta de que esa luz salía de debajo del cuarto que compartían Leo y Sagitario, y que ahí dentro se escuchaban la voz nerviosa de Leo y la de una persona desconocida.

—¿Leo? ¿Qué pasa? —pregunté abriendo la puerta de golpe.

Leo estaba en su cama, envuelta en llamas, mientras miraba con horror a una persona sentada en la cama de Sagitario. Era un hombre de 1 metro 80 y algo, pelo negro como la noche, pero con ojos azules verdosos, como el mar. Su cara era, para mi sorpresa, demasiado perfecta para ser la de un humano.

—¿Quién demonios eres? —pregunté con voz autoritaria.

—Soy un demonio—explicó como si nada—. Y ya apaga ese fuego que vas a terminar por quemar la casa entera—le pidió a Leo con voz harta. —¿Qué clase de bienvenida es el hecho de quemar tu cama sin querer al verme?

—¿Quién eres? —volvió a preguntar Leo, más tranquilo que antes, apagando el fuego.

—¿Qué es todo este ruido? —preguntó Ofiuco, entrando al cuarto, siendo seguido por Capricornio y Piscis.

Caminé lentamente, pegada a la cama de Leo, antes de llegar al lado de Sagitario y despertarlo con rapidez. El chico abrió los ojos con sorpresa y nos miró a todos con confusión, antes de adoptar una expresión de fascinación al ver al desconocido.

—¿Desde cuándo un modelo vive con nosotros?

Me giré de nuevo, antes de darme cuenta de que todos los chicos estaban despiertos y que se encontraban en shock, mirando al chico con sorpresa.

—¡Preséntate! —gruñó Ofiuco, creando una espada de la nada.

—¡Calma, chico! —se rio el demonio—. Ni con eso me puedes matar. ¿Acaso aún no sabes quién soy?

El hombre desconocido chasqueó los dedos. De repente todos nos dimos cuenta de que de un segundo a otro estábamos con ropa más cómoda y no pijamas. El chico chasqueó los dedos una segunda vez, y al mirar alrededor mío descubro un paisaje totalmente diferente.

Nos encontrábamos en un lugar vasto y bañado en luz roja y oscura. El aire se volvió más complicado de respirar, al mismo tiempo que sentía un calor horrible invadir mi cuerpo. El demonio nos miró con orgullo, antes de girarse y acercarse a Ofiuco.

—Soy Johann, rey del Infierno. ¿Quién eres tú?

Aries:

Me quedé con la boca abierta, al igual que todos. ¿Rey del infierno? ¿Qué clase de broma era esta?

Pero la verdad era obvia. No solamente nos había traído hacia aquí justo después de cambiar nuestra ropa, sino que también tiene todo el físico y la personalidad de un rey.

—¿Qué nos quieres? —pregunté con nerviosismo—¿Por qué traernos aquí?

El demonio, alias Johann, me miró con curiosidad, antes de sonreír. Miró su reloj, y suspirando con cansancio, susurró:

—La respuesta llegará de un minuto a otro.

Y como para acentuar su dicho, unas escaleras aparecieron a unos metros frente a nosotros, seguidos por quejidos e insultos dichos por una voz femenina. Después de un minuto de espera, la persona misteriosa al fin apareció, dejándonos a todos aún más confundidos que antes.

La Aventura Zodiacal: La Sociedad de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora