2- ¿Que está pasando?

255 63 134
                                    

Tauro:

Me despierto con un fuerte dolor de cabeza por lo que me siento y miro alrededor, confuso. Me encontraba en un cuarto casi oscuro y visiblemente vacío. Se me dificulta ver lo que había a más de un metro de mi posición, además de que el suelo estaba helado, haciendo que me frotara las manos entre sí.

De repente escuché un débil ronquido a mi lado, haciendo que me sobresaltara y me diera vuelta, encontrándome con Acuario y Virgo acostados en el suelo, profundamente dormidos.

— ¿Chicos? ¡Chicos levántense!—les mascullo, nervioso, pero no funciona— ¿¡Chicos!? —los llamo, levantando ligeramente la voz.

— ¿Qué pasa? —gruñe Virgo en sueños, molesto— No hace falta gritar.

El chico se sentó y miró alrededor durante largos segundos, antes de girarse hacia mí y mirarme nervioso.

— ¿Dónde estamos? — murmuró, preocupado.

— Es lo que me estaba preguntando— repliqué, rodando los ojos y poniéndome de pie.

—Buenos días—susurra acuario aun con los ojos cerrados.

— ¿¡Como que buenos días!? — pregunté, perdiendo paciencia— Estamos encerrados en un lugar que no sabemos, con gente que no conocemos. ¿Nos raptaron y nos dices buenos días? — resumí.

— ¡Cálmate tauro! —me regaña Acuario, abriendo los ojos. De repente esta se para de golpe y me mira con los ojos desorbitados— ¿¡Cómo que nos raptaron!?

— ¡Buenos días, gente!—nos saludó Géminis abriendo la puerta, asustándonos.

— Buenos días—repite Escorpio con una sonrisa malvada en la cara.

Con la puerta abierta, la luz entraba desde afuera, permitiéndome notar que nos encontrábamos en un cuarto pequeño, completamente vació, sin siquiera algo sobre que sentarse, lo que explicaba el porqué el frío me había despertado antes.

— Buenos días ¿Qué pasa? — pregunto confuso, poniéndome de pie.

— ¡Oh! ¿En serio no saben, mis bebes? — ironizó Géminis riéndose a carcajadas— ¡Los raptamos! — resumió.

— Y todos los demás están muertos. Ya los enterramos. Solo nos faltan tres personas: un acuario, uno que ama comer y un virgo.

—Primero que nada, les prohíbo decirme "bebé"—se ofendió Virgo— ¿Y segundo, porque debo ser el "Virgo"?

—No me importa si quieres que te llamemos bebé o no—contestó Escorpio, encogiéndose de hombros e ignorando la última observación.

— ¡Dejen sus bromas y ayúdalos a venir a desayunar! — nos llegó la voz de Leo desde afuera.

— ¿¡Leo estás vivo!? — gritó Acuario, emocionada. — ¿¡Esto es una broma, cierto!? — les pregunta a Géminis y Escorpio, harta.

— ¡Leo, acabas de arruinar nuestra broma! — lo acusa Géminis, molesta.

—¡Oh lo siento! –se disculpa Leo sarcásticamente— ¿Tenía que esperar hasta que los mataran? — interrogó.

— ¡A comer! — grita de repente la voz de un anciano.

Intercambio una mirada de confusión con mis amigos antes de ayudar a los demás a ponerse de pie y salir del cuarto. De repente me di cuenta de que nos encontrábamos en una casa simple, pero hermosa. La casa no tenía muchos muebles, lo que aun así no la hacía ver vacía, sino que, todo lo contrario. Entramos en la cocina, encontrando a todos los demás sentados o parados preparándose la comida.

La Aventura Zodiacal: La Sociedad de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora