Capítulo 21.

632 52 46
                                    

No entiendo qué hace Jared aquí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No entiendo qué hace Jared aquí. Y, por la forma en la se da la vuelta y me mira perplejo, él tampoco.

Por un instante los dos nos quedamos así, contemplándonos el uno al otro con desconcierto y sin palabras por culpa de la sorpresa. Después, es él el que consigue lanzar la primera pregunta:

—¿Selene? ¿Qué haces aquí?

Selene. No Sherly. Selene.

Algo ha pasado, comprendo entonces, algo que no es Alec ingresado en este mismo hospital. Es imposible que se haya enterado tan rápido y menos que no sepa que yo estoy involucrada. El mal presentimiento de antes resurge como ascuas reavivándose.

—¿Y tú? —pregunto a mi vez, acercándome—. ¿Qué haces aquí?

—Yo he preguntado primero.

Está a la defensiva, mucho más serio que nunca y sin rastro alguno de su buen humor habitual. El cambio es tan drástico que parece otra persona. Aun así, no puedo simplemente decirle que estoy aquí porque Alec ha estado luchando con un licántropo hace media hora. Por muy mejor amigo suyo que sea, no puedo descartar la posibilidad de que Jared no esté al tanto de nada.

—Me tienen que hacer una revisión —contesto a medias.

Aunque en realidad no estoy mintiendo, odio tener que dar una respuesta tan vaga y calculada. La culpa y el remordimiento se multiplican cuando Jared, olvidándose por un instante de lo que sea que le ocurra, me mira de arriba abajo con gesto preocupado. Entonces se percata de la enfermera que me estaba acompañando y que espera por mí algo apartada y da un paso en mi dirección.

—¿Estás bien? —pregunta, fijándose por primera vez en mi falta de ropa de abrigo y el posible desastre que tengo en el pelo. No me he visto, pero no descarto que esté llena de suciedad por haber acabado en el suelo.

Solo espero no tener ningún rastro de sangre encima que pueda llevar a conclusiones equivocadas.

—Me caí y puede que me haya torcido la muñeca, pero estoy bien —explico, deseando que sea suficiente para aplacar su preocupación. Cuando Jared se centra en mis manos con demasiada atención, me apresuro a cambiar de tema—: Tu turno. ¿Qué haces aquí?

—Yo... —Por primera vez desde que le conozco, duda en dar una respuesta. Abre y cierra las manos varias veces, tenso, y me contempla como si sopesara qué decirme o cómo. Al final, suspira y se le hunden los hombros en un gesto de derrota—. Han ingresado a Ivi.

Tengo que haber escuchado mal.

—¿Qué?

Jared tensa la mandíbula. El reflejo de la ira destella en sus ojos antes de que los cierre con fuerza.

—Poco después de salir de clases tuvimos un... incidente. —De forma incómoda, se pasa los dedos por el pelo, despeinándoselo con frustración. Es como si no pudiera quedarse quieto—. Físicamente está bien, pero lleva en estado de shock desde hace tres horas.

El destino de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora