Capítulo 6: "Alicia en el país de las pesadillas"

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ALICIA

- Ni te creas que soy tan desquiciada como para creerte esto - dije rehusándome a seguir al joven de cabello negro.

- ¿Creíste qué la droga te salvaría pero no qué esto es real? - dijo Apolo - Me da igual, pero te recomiendo entonces, que, si no vas a seguirme te consigas algún escondite. Los Horcos arrancan la carne de los huesos... Y la humana es su favorita.

- ¿Cómo supiste lo de las drogas?, estoy muerta, moribunda, en coma, soñando, lo que sea. Esto es producto de mi imaginación y lo sé lo certeza.

- Entonces esperemos que tu certeza y seguridad te salven de los Horcos - dijo él arqueando una ceja -...entre otras criaturas, claro.

- Okay - dije cortante dándole vuelta la cara bruscamente. Apolo rió.

- Tu amiga... Lilian creo que es su nombre - empezó diciendo el joven con cierta diversión extraña en su voz.

- ¿Cómo...¿Mi amiga qué? - le dije frunciendo el ceño, ya estaba algo confundida.

- Está siendo perseguida por dos lobos que se pelean para devorarla - se aclaró la garganta - Y Greta no debería confiarse tanto.

- Ni que fuera Caperucita Roja...

- De hecho, en cierta forma, lo es.

- Estás mintiendo - dije alzando la barbilla pero en realidad una parte de mi le creía cada estúpida y altiva palabra. El sentimiento de duda se colaba por mi cabeza y se esparcía por mi cuerpo como un virus. Sin quererlo sentía que cada palabra que decía no solo era verdad, sino que tenía que ir con él.

- Como quieras princesita - dijo él guiñándome un ojo -. Pero no puedo dejar que te hagan nada... Por ahora - Y al terminar de decir estas palabras tiró de mi muñeca hacia él, pegando su cuerpo con él mío. Intenté safarme pero su agarre era fuerte. Me tironeó todo el camino, medio riéndose, medio burlándose. Y entonces las maravillas, más bien, las pesadillas abrían mis ojos como platos. Era hermoso pero macabro, una maravilla pero una pesadilla...

- ¿Qu-qué es-s es...to? - dije esforzándo mi voz para salir. ¿Qué era lo que estaba viendo?. Frente a nosotros una gran cascada se alzaba, de aguas cristalinas, era simplemente hermoso, pero entonces la belleza se iba al ver cadáveres regados por todo el sitio. Pero los cadáveres tenían algo especial, eran todas mujeres jóvenes -o por lo menos lo fueron alguna vez- con un vestido turquesa y un delantal blanco, todas tenían rostros distintos, eran distintas personas, pero aún así, verlas vestidas iguales y con el pecho ensangrentado era simplemente... horroroso. Una mujer con una pierna esquelética -literalmente- pasaba por al lado, de lo más feliz, llevaba una taza de té caliente en su mano. Esta se acercó a mi, dejando al descubierto una oreja de conejo cayéndole de un lado, del otro lado solo había una cicatriz.

- Feliz no cumpleaños Alicia, no hagas como ellas, no es lindo tener que matar a cada una que llega - dijo esta guiñándome un ojo. Tragué, la garganta me ardía. ¿Qué era eso?. "No es lindo tener que matar cada vez que una llega", ¿qué pasaba?. >No sabía que podía tener sueños tan traumáticos< pensé. - No estás soñando, se lo que estás pensando, se como podrías probarlo - añadió. Inhalé y Exhalé retrocediendo muy lentamente.

- N-no me interes-sa - dijo tartamudeando algo nerviosa.

- No te vayas, somos tu mejor compañía. Tus amigos no están, creo que están peor de hecho - decía la mujer.

- Te digo que no me interesa - le dijo intentando darme la vuelta.

- Uhg, creo que esta vez vino una Alicia menos tímida - dijo ella clavándome sus uñas largas y sucias en el antebrazo.

- Hey, ya, la estás lastimando - dijo Apolo arrebatando bruscamente la mano de la mujer en mi brazo.

- Muy bien, ya me voy Alicia. Feliz no cumpleaños - dijo ella tirándose al abismo de cadáveres. MI mandíbula cayó y quedé boquiabierta.

GRETA

Había llegado hacían apenas diez minutos a casa, había llamado a Lilian unas quince veces y a Alicia otras tantas, ninguna contestaba, parecía como si la tierra se las hubiese tragado. Hanzel y Peter seguían jugando con la Play Station 3 a un juego llamado: "The last of us". Un juego de un hombre y una niña, que, en medio de un apocalipsis zombie tenían que sobrevivir, o algo así había apenas entendido con mirar la pantalla. Me serví en una taza un té caliente, el frío invierno azotaba las ventanas con descomunal fuerza y un té en ese día tan frío iba de maravilla. Bebí un sorbo y me senté en el desayunador. Miraba a través del vidrio que dividía la cocina del comedor la pantalla de la televisión. Lo tenía que reconocer ese tipo de juegos no me gustaban, más bien, me daban miedo. Siempre me consideré miedosa. Muy cobarde. Nunca un gramo de valentía, dependiente y con tan solo imaginarme jugar el juego la piel se me erizaba. Me impresionaba con mucha facilidad.

Hanzel me llamó gritando: "IDIOTA". Odiaba que hiciese eso pero los hermanos suelen pelearse mucho, esa costumbre nunca se pierde, o casi nunca. Mi autoestima siempre fue muy bajo, más robusta que el resto, me consideraba inútil. Me odiaba. Al llegar al comedor no había nadie. NI Peter ni Hanzel. Los controles de la Play Station estaban desparramados y un charco de sangre había frente a la TV. De allí un joven de bucles rubios ceniza y ojos verdes me miraba extrañamente. La mitad de su cara estaba desfigurada por algún tipo de ácido y en su mano derecha empuñaba una navaja ensangrentada. El aire se me cortó, sacudí la cabeza e intenté no desmayarme. Demasiado tarde.

Empecé abriendo mis ojos dolorida, estaba sentada en una silla de madera, mis muñecas estaban atadas con alambres de púa, la sangre escurría por ellas. Una lágrima se deslizó por mi mejilla. >Esto no es real< intenté mentalizarme de ello pero era inútil. Cualquiera con dos dedos de frente se abría dado cuenta de que esto no era un sueño, cualquiera que sintiera un dolo tan agudo como el que sentía en ese momento en las muñecas. Un ruído de cadenas arrastrándose por el suelo me sobresaltó, la habitación estaba a oscuras, no se veía nada. Intenté desatarme pero los alambres se enterraron aún más en mis muñecas. Estridentes ruidos hicieron que el corazón me latiese muy rápido. Deseaba con todo el corazon que fuese un mal sueño, pero se veía todo tan real era imposible creer que todo era producto de mi imaginación.

LILIAN

Corrí a toda velocidad, a la mayor velocidad que mis piernas alcanzaban, dando saltos para impulsarme, moviendo mis brazos para alcanzar una mayor velocidad. Estaba en el medio de un bosque invernal, sin nada a mi alrededor, completamente perdida. El ritmo cardíaco iba a una velocidad impresionante. Pude divisar una cueva, entonces arrodillándome con rapidez me deslicé por la nieve hasta caer y golpearme la cabeza con violencia dentro de la cueva. Fuí hasta el fondo de esta, estaba completamente vacía. Inhalaba y exhalaba con mucha fuerza, el corazón me latía de una manera tan rápida que nunca había escuchado. Las manos me temblaban, me dolía hasta el último músculo de mi cuerpo. Me recosté contra la pared de piedra intentando recuperar el aliento. ¿Qué era lo que acababa de ver?. Cerré mis ojos apretando mis párpados intentando no llorar, acto seguido de apretarme la nariz, no quería que ni una sola lágrima se deslizara por mi rostro. No. Cuando había empezado a relajarme escuché pasos firmes en la nieve. Me asomé apenas, el rostro del hombre no se veía, lo único que divisé fue una ancha espalda, un cuerpo cubierto de músculos y el olor tan peculiar que había sentido en Ander aquella vez que me había ahuyentado a los alcólicos esos. Entonces un pensamiento descabellado, pero no tanto, se coló por mis entrañas. ¿Ese era Ander?. Sacudí la cabeza. Era bastante estúpido, pero después de ver todo lo que había visto eso no parecía tan loco. El ruido de las pisadas se alejaron, aproveché para salir de la cueva, me paré tras ella, entonces pude ver de espalda al hombre. Tenía piel tostada algo dorada, cabello castaño, corto y despeinado. Relamí mis labios resecos, el joven se dio la vuelta, dejando al descubierto el rostro impecable de Ander, el me vio serio, algo sorprendido, retrocedí un paso.... ¿Me estaba volviendo loca?

Sombríos © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora