Capítulo 24: "El chico de rostro desfigurado"

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ANTES DE EMPEZAR A ESCRIBIR EL CAPÍTULO QUIERO DAR LAS GRACIAS A LOS QUE COMENTAN, VOTAN Y LEEN ESTA NOVELA.
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GRETA

No lo entendía, ¿porque Ian se había atado a un columna de una mansión que ardía en fuego? Estaba nerviosa, no entendía porque, si él no me agradaba. ¿Y si estaba muerto? ¿y si el fuego lo había matado? Las lágrimas amenazaban con saltar de mis ojos pero no quería. No me lo iba a permitir.
-Greta, ¿estás bien?- posó su mano sobre mi hombro. Me di la vuelta para averiguar de quien se trataba, era Hanzel.
-¿Está muerto?- le pregunté abriendo mis ojos como platos.
-¿Quién?¿ese tal Ian?¿el desquiciado?- hizo una pausa-... no te preocupa, ¿verdad?
Negué con la cabeza incapaz de contestarle nada. Peter se acercó también.
-Lo detesto- murmuró.
-¿A quién?- Hanzel arqueó una ceja.
-A ese tal Apolo...
-Peter, en serio, ya deberías resignarte. Alicia no es tuya- le dijo Hanzel encogiéndose de hombros y pasando un brazo alrededor de mis hombros.
-Yo se que no es mía...- Peter clavó sus ojos en mi- ¿Podrías hablarle a Alicia? Hacerla reaccionar...
-No Peter. Si ella quiere a ese Apolo entonces está bien- dijo con la mirada perdida entre los árboles altos.
-Pero el no es para ella, creí que me querrías ayudar... digo... se que te gusto.
-¿Te pusiste en modo idiota?- le dijo Hanzel a Peter.
-No puedo intervenir en los sentimientos, si el corazón de Alicia quiere a Apolo no hay nada que hacer...- suspiré-... el corazón quiere lo que quiere.
-Gracias, eh. AMIGA- dijo enfatizando en la palabra "amiga" creyendo que me haría sentir mal, pero no. Estaba lo suficientemente aturdida como para que Peter no me importara en lo más mínimo.
《IAN》sacudí la cabeza. Que estupida estaba, ¿justo tenía que pensar en un loco como él?
-Ian- susurré

ALICIA

Fuí hasta un roble y me dejé caer al suelo con la espalda apoyada en el tronco del árbol.
Peter se acercó a mi, parecía serio. Hanzel le hablaba a Greta a lo lejos pero ella parecía estar perdida en su mundo, con la mirada perdida en un punto en el suelo.
-Él te gusta, ¿no?- me dijo Peter.
-¿Quién?- dije mirándolo.
-Apolo- sentí calor invadiendo mis mejillas. Al ver que no contestaba agregó-. Siempre te quise mucho, más que a Lilian, Hanzel o Greta, te quise de una manera distinta a el amor de una amistad... - hizo una pausa esperando a que le contestase pero no lo hice- ¿No vas a decirme nada?
-No se que decirte...
-Sigo hablando yo entonces. Cuando empezó este año te juro que pensé que por lo menos te estaba gustando, pero me equivoqué, ¿no?
-S-si- susurré algo culpable.
-Solo quiero que me contestes- insistió Peter. Cerré mis ojos y apoyé también la cabeza en el rugoso tronco del árbol. No quería contestarle, cualquier respuesta que le diese le caería mal-. No vas a contestar nada, ¿no?- bufó. Se paró y clavó sus ojos sobre los míos, descargó un enérgico puñetazo en el tronco del árbol.
-No quiero que dejemos de ser amigos- dije.
-Lo sé. Y también se que no elegíste enamorarte de un idiota como él.
-No es un idiota...
-Es un cobarde...
-No es un cobarde...
-Si.
-No.
-Él no te quiere.
Me paré y me fuí de al lado de Peter, no quería escucharlo. Estaba nerviosa, Lili no aparecía.

LILIAN

-Oh, Lilian, que ingenua, ¿de verdad vas a creerle a Ander?- dijo Roja por detrás mío-. Oh, y estás llorando...
Sequé mis lágrimas. Samuel se asomó de entre las sombras delante mío y Ander me puso detrás suyo.
-Lilian, ¿nunca los cuentos de hadas te despertaron curiosidad?- dijo Roja examinándome.
《¡SÍ!》pensé -No- contesté.
-¿Nunca te preguntaste porque no te acordabas del rostro de tu abuela?
-No- dije firme.
-¿Nunca te preguntaste que relación o lazo tienen con Ian?- la última pregunta me causó escalosfríos. ¿Yo tenía algún tipo de relación o lazo con ese chico?
Fruncí el ceño- No-.
-Que mal, te hubieses ahorrado muchas incógnitas...
-¿En serio no te acordabas de absolutamente nada de lo que había sido tu vida pasada cuando estabas entre los humanos?- le dijo Ander.
-Ander, hay que reconocer que tu don es exasperarme, pero respondiendo tu pregunta, no. Solo cuando leía cuentos. Eran como flashes que venían a mi. Por eso le leía a Lilian, porque a mi me servía- rió. Samuel a su lado parecía inmutable. Dejó caer el album de fotos de mi mamá. Lo alcé.
Sentí como lo poco que me quedaba de corazón se astillaba, habían fotos de Ian. Cuando era bebe y un poco más de niño. No tenía la cicatriz en su ojo. Tiré el album espantada al suelo.
-¿Qué pasa, Lilian?- rió-. Que cobarde... ¿no te gustaría saber el secreto de Ian?
-Solo te digo que tengas cuidaxo con él. No te olvides que aún puede pensar y actuar solo- dijo Ander. Samuel lo fulminó con la mirada.
-¿Qué hizo ese idiota?- rugió el lobo.
-¿Quién?- dijo Ander improvisando.
Samuel se volvió a transformar en lobo y fue a toda velocidad a aquella mansión en ruinas.
-Ah...- Roja cayó de rodillas- ¡Maldito Ian!- chilló.
-¿Q-qué pasa?- dije tartamudeando.
-Ian acaba de ayudarnos y quizás sea la última vez que lo haga- dijo Ander tomando mis brazos y rodeando su cuello con ellos. Se transformó en un lobo y salió corriendo. Miré atrás, Roja estaba tirada en el suelo, un hilo de sangre roja se deslizaba por la comisura derecha de sus labios. ¿¡Qué había echo Ian!?
Miré adelante, mis pestañas y cejas comenzaron a escarcharse, el viento frío golpeaba mis mejillas sonrosadas por el aire helado. Cerré los ojos, una imágen se dibujó en mi mente. Tenía seis años y estaba peleando... era un niño también de seis años aproximadamente... era Ian.
-¡NO! La abuela dice que Caperucita Roja exíste solo en los cuentos- le dije yo.
-La abuela es Caperucita Roja- dijo Ian.
Mi mamá se asomó a la habitación en donde estábamos- Niños, el almuerzo está listo- dijo ella.
-¡Si mami!- gritó Ian con una aguda voz.
La escena se borró. Mis uñas estaban clavándose con fuereza en las palmas de mis manos... ¡Ian era mi hermano!

Sombríos © [No Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora