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Después de cada entrenamiento, Yoongi pasaba un par de minutos dentro del hogar de los Park, al ser Minying su prometida, era común que ambos pasaran tiempo juntos para tomar el té o incluso para charlar sobre la boda, aunque aquel tema era de poco interés para Yoongi, aquel caballero nunca mostró señales de interés hacia la mujer, todo lo contrario, aquel solo accedía a pasar el tiempo con la joven para poder disfrutar del joven chaperón que vigilaba cada cita de cortejo con su adorada hermana, Park Jimin.

A lo largo de dos años, Min Yoongi se encargó de posponer la ceremonia matrimonial pues solía mencionar que prefería una mujer educada con modales precisos que le sirviera para incrementar su porte en sociedad, claro que aquello no le importaba, pero al menos ganaba un poco de tiempo, también argumentaba la edad de la joven, que al tener tres años menos que él, solía decir que carecía de madurez y de intelecto para unirse en matrimonio con un caballero de su porte y linaje.

Con 25 años y con la soga al cuello Yoongi ya no pudo posponer más aquel matrimonio, el general Park echaba en cara que su hija de 22 años ya, comenzaba a perder el tiempo con otros prospectos. La educación que Minying recibió solo pulió un par de asperezas en su actitud y en sus modales, era la jovencita perfecta para un soldado de alto rango como lo era Yoongi, la figura paterna de ambas familias se habían encargado de moldear a la perfección a la joven, inclusive depositaron en ella conocimientos básicos y conceptuales sobre su propia experiencia en el campo militar, la esposa del gran Min Yoongi debía poseer un alto intelecto, sin embargo, aquella perfección femenina pasaba a segundo plano, aquella elegancia se veía opacada por la luz radiante de la sonrisa de Jimin, un joven de solo 19 años que recientemente había sido aceptado en las fuerzas del ejército del país, claro, gracias a las recomendaciones de su propio padre, inclusive de las recomendaciones de la familia Min.

Para su suerte, Jimin había caído en las manos de Yoongi, aquel estaría bajo su cuidado, pues al ser su entrenador profesional por varios años y ser el hermano de su prometida, el joven tenía ciertas preferencias, como no asistircon frecuencia  al campo militar, además solo acompañaba a Min, pues en palabras del mayor, Jimin tenía un mejor desempeño cuando estaba bajo su tutela, claro que aquellas palabras solo eran un pretexto para poder pasar tiempo con Jimin, estando solos podían demostrar su amor sincero y puro, aquel amor pocas veces se presentaba en besos apasionados, las caricias eran siempre consultadas por Min, aquel era un caballero en toda la extensión de la palabra, un caballero que había dedicado aquel par de años a proteger a su pequeño ratoncito, como solía decirle.

Pero con la presión familiar del matrimonio, aquella sonrisa radiante en el rostro de Jimin se apagó aquella mañana del día de la boda de Min. Jimin permaneció en la cocina con la servidumbre, pues últimamente desayunaba mejor ahí, sus padres y Minying siempre discutían sobre la boda y el compromiso, algo que Jimin no podía tolerar, así que con sigilo bajaba a la cocina, aquella tan cálida y con olores que le devolvían la vida, pero que aquella mañana se encontraban ausentes por la preparación de la comida de la ceremonia.


—Joven Park, me la he pasado buscándolo toda la mañana — aquella voz capaz de erizarle la piel resonó a sus espaldas, Yoongi había entrado con una sonrisa, se sentó frente a él en la pequeña silla de madera que hacía juego con la mesa, no obstante, al ver la tristeza reflejada en el rostro aquel, Yoongi borró de forma instantánea la suya — ¿sucede algo Jimin?


—No Yoongi, solo tomo el desayuno — Jimin tomó el vaso con jugo de naranja y bebió evadiendo el mirar ajeno.


Al no poder consolarlo directamente, Min acercó sus pies a los pies ajenos, con suaves caricias reconfortó a aquel jovencito, aquel jugueteo inocente pronto obligó a Jimin a sentirse mejor, la mirada cómplice de ambos hacia latir con velocidad su corazón.

1850: Beso ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora