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Después de la celebración por aquel matrimonio, un joven con el nombre de Jung Hoseok invitó a la joven pareja a entrar al carruaje que ya estaba listo para partir a la casa que había sido un regalo del padre de Yoongi, una casa que sería el testigo principal del amor que pronto se desarrollaría. Min Seung abrazó a su hijo dejándole un par de palmadas en la espalda antes que aquel subiera al carruaje, en un susurro le mencionó al joven que deseaba tener un nieto varón lo más pronto posible, pero Yoongi, solo agradeció por la felicitación y así subió al carruaje donde su fiel esposa ya le esperaba. Minying no hizo algún reclamo, tampoco mencionó algo a Yoongi, más bien quiso permanecer fiel al precepto social, aquel que asevera que el amor vendrá con el tiempo.


—Esta tarde, cuando el sacerdote ha dicho que podías besarme, ¿por qué no lo has hecho? — Minying cuestionó algo a lo que ya tenía una respuesta clara, el beso tan esperado de aquel caballero se había perdido y más tarde había sido entregado a su hermano menor, era irónico que preguntara.


Supuse que una dama de tu edad y porte merecía un acto caballeroso, no quería someterte a un bochorno en medio de toda esa gente — Min mencionó como un buen soldado experto en camuflaje que aplica tácticas de escape convincentes para cualquier otro, pero no para su esposa.


La mujer fue sumisa, justo como había sido educada desde la infancia, no tenía posición para hacer un reclamo a su reciente esposo, debía permanecer callada y asentir a cualquiera excusa dada por el joven, aunque aquella supiera que no era del todo sincero. Así bien, en un acto caballeroso, Yoongi durmió aquella noche en la habitación designada para los futuros hijos. Por la mañana cuando el sol comenzaba a asomarse, Yoongi partió de aquella casa fría y anticuada para salir en dirección a la cabaña, en su viaje llevó consigo algo de comida y una mantas que les servirían para sentirse cálidos por la noche, incluso compró un ramo de rosas y adornó la pequeña mesa de madera que se encontraba en medio de la pequeña cabaña, entre tanto se llegó la hora de pasar por Jimin, pues con toda la emoción en su cuerpo, la noche anterior le había pedido a Jimin que saliera de casa cuando la tarde comenzara a caer y que apenas a unos cuantos metros de su residencia, Yoongi le estaría esperando para llevarle a la cabaña que había estado adaptando para ellos, si su padre le preguntaba sobre su salida apresurada, le diría que tenía que asistir al cuartel para cumplir con alguna misión especial.

Y así fue, Jimin miró a lo lejos a Min vestido de forma elegante, con una boina y un saco café del que prendía un reloj de mano, Jimin estaba emocionado por conocer el sitio así que solo estrechó su mano, no quería que el cochero de Min Yoongi, el señor Jung Hoseok sospechara de algo.


—Buenas tardes joven Jimin, hoy practicaremos tu puntería en la oscuridad, es muy importante este punto, ya que si nos encontramos en combate podemos tomar ventaja cuando la noche cae — Yoongi pronunció un poco alto para despistar al hombre que esperaba recto con las cuerdas en sus manos, listo para hacer avanzar al par de pardos caballos.


El camino era insoportable para ambos, la distancia en su cuerpo les hacía sentirse con desespero, Min deseaba abrazar a Jimin y Jimin deseaba ser abrazado y mimado como la noche anterior. Al bajar del carruaje Yoongi miró al cochero y le sonrió amable.


Por favor señor Hoseok, entréguele este recado a la señorita Minying, en él explica mi pronta ausencia y el por qué esta noche no llegaré a casa, después de entrenar en campo abierto los tiros del joven Park, iremos al cuartel, ya le he avisado a uno de los soldados que pase a media noche por nosotros, así que solo esté atento de lo que necesita la señorita Minying.

1850: Beso ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora