Cuando Mei Chuanqi vio a Feng Jingteng cargando al niño y caminando hacia él, las comisuras de su boca se curvaron incontrolablemente.
Obviamente no quería que los demás supieran que él y Feng Jingteng estaban demasiado cerca, pero no pudo resistirse al acercamiento de Feng Jingteng, e incluso su estado de ánimo se volvió muy agradable cuando la otra parte se acercó.
Era muy contradictorio, pero Mei Chuanqi aún así siguió su corazón y se sentó en la silla bajo el árbol con Feng Jingteng, y probó el vino que trajo.
En todo el banquete de cumpleaños de esta noche, lo más llamativo no fue el Viejo Antepasado, protagonista de la fiesta de cumpleaños, ni los jóvenes y las mujeres con ropas glamorosas, ni los militares de alto rango, sino las dos leyendas* sentadas bajo el gran árbol que alimentaban a un niño con pasteles.
Por desgracia, uno es una leyenda heroica y el otro una leyenda de perros y osos. Dos personas tan incompatibles y sin embargo, el ambiente era tan armonioso que hacía imposible que alguien se interpusiera con ellos.
(*Recuerden que a Mei Chuanqi se le considera leyenda por su nombre y como supuestamente es un desertor entonces usan su nombre para burlarse diciendole leyenda pero sarcásticamente, en cambio Feng Jing Teng sería una leyenda con todo el significado por sus logros heroicos y bla bla.)
Todos se miraron con curiosidad. El hecho de que estas dos personas, que nunca habían interactuado entre sí, estuvieran reunidas de repente era realmente inconcebible.
Especialmente después de lo ocurrido en el supermercado, las acciones de Feng Jingteng para proteger a Mei Chuanqi habían hecho que mucha gente especulara.
Como si no se diera cuenta de las miradas de los demás, Mei Chuanqi se recostó tranquilamente en la silla y observó a su hijo beber obedientemente el zumo de frutas que le ofrecía Feng Jingteng, con las comisuras de la boca un poco levantadas.
Feng Jingteng notó su mirada y preguntó con una sonrisa: "¿Cuándo vas a volver?"
Mei Chuanqi contestó con toda naturalidad: "Cuando termine el banquete, el Viejo Ancestro todavía tiene algo que decir, así que será tarde antes de que pueda regresar."
En ese momento, Mei Zhen se frotó los ojos y dijo: "Papá, tengo sueño".
Hoy se levantó muy temprano y no durmió la siesta al mediodía. Como niño, no podía soportar permanecer despierto más tiempo.
Mei Chuanqi miró los ojos de su hijo, que casi no podían abrirse, y le dijo suavemente "Dentro de un rato irás con el tío Feng a dormir a casa".
La ciruelita peligrosa asintió obedientemente con la cabeza.
La comisura de la boca de Feng Jingteng se curvó de repente en una gran sonrisa de felicidad, haciendo saber a los demás que estaba muy contento. Incluso Chen Hai y He Bai, que estaban a su lado, se sintieron afectados por su felicidad.
La sospecha pasó por los ojos de Mei Chuanqi.
¿Por qué estaba Feng Jingteng tan contento cuando sólo había hecho un comentario muy ordinario?
Tras el final del banquete, Mei Chuanqi se arrepintió de haber dicho 'esas palabras ordinarias' hasta el punto de querer morir.
Bajo la atenta mirada de la multitud, Feng Jingteng se sentó en el coche que levitaba magnéticamente y se marchó mientras llevaba a Mei Ran, que estaba profundamente dormido sobre su hombro.
Mei Chuanqi se quedó donde estaba y vio cómo el coche desaparecía a la distancia.
Sentía que sus intestinos se ponían verdes de arrepentimiento, especialmente ante las miradas burlonas de sus tres buenos amigos.
Lian Zeyang, Jian Yi y Zhuo Jun se adelantaron y preguntaron: "Ajá, querido hermano Chuanqi, ¿puedes decirles a estos hermanos tuyos, por qué el coronel Feng Jingteng llevó al dormido Weiwei en su coche levitado magnéticamente?".
Mei Chuanqi tosió ligeramente de forma incómoda. Justo cuando estaba a punto de explicarlo, oyó que alguien le llamaba: "Chuanqi".
Al oír la voz familiar, los cuatro se congelaron.
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