Lugares Prohibidos

12. La porrista separada

Todavía no había comenzado andar el bus y se sentían risas y movimientos, se escuchaban pasos.
Cuando mire para adelante se estaban subiendo los del equipo de porrismo, haciendo bulla y riendo se.
Me quedé mirándolos por un momento, algunas eran esbeltas con un cuerpo fitness.

—Que pereza, que tengamos que compartir asiento con esas personas —dijo Samantha detrás de mí.

—Ay pues si... Pero ya que más da, enseguida nos bajamos —Dije sin preocupaciones.

—No les vamos a ver la cara —dijo con entusiasmo.

Se me hizo gracioso la forma en que dijo lo de que no le íbamos a ver las caras.
Porque a decir verdad ya había una que me había hecho mala cara. Se creían superiores los infelices.
Ya me habían caído mal desde ese momento.
Todos se sentaron y solo quedó una chica rubia en pie, al parecer la habían dejado sin puesto.
No les dió pesar, para rematar paso lo peor.
Una de sus compañeras la hizo sentarse en un chico del equipo.

—Sientate en Miller, vas a estar cómoda —dijo mientras se le escuchaba una risita burlona.

Pude notar que estaba incómoda así que se levantó a mirar dónde se podía sentar, para estar un poco lejos de ellos.
«sientate en Miller» pensé en mi interior. «será que siempre le hace eso, acaso no, nota lo incómoda que se siente, pues que asco» pensaba mientras la seguía con la mirada ya que estaba buscando puesto por dónde estábamos nosotras.
Ninguna quiso quitar el bolso y se veía lo desanimada y ya estaba apunto de arrancar el bus.
—Muchachas, dejen que se siente —dije con pesar.

—no que tal —dijo Salomé mientras hacían caras de amargura.

—Yo no creo que ella sea como las demás —dije en voz baja.

Así que ya me estaba mareando de ver cómo daba vueltas en la mitad del bus, estaba que hacía un hueco, de mirar si habían sillas vacías.
Quite mi bolso y lo puse entre las piernas, para dejar la silla vacía.
Pude escuchar el respiro de emoción cuando vio el puesto desocupado.
Me dió le sonreí cuando se sentó.
—Buenas —dijo ella con mucha timidez.

—Buenas —le devolví el saludo.

En ese momento pude escuchar los murmullos de las muchachas, con desaprobación de lo que hice.

—Que está haciendo? —escuche a Saori.

—Por que le dió el puesto —tambien escuchando a Pamela.

Me llamaron para poder decirme las cosas de frente.
Mire a kurenai.

—Que haces? —dijo ella en voz baja y entre dientes.

Salí para hablar con ellas y explicar lo que había pasado.
—Es que sentí que no debía dejarla parada, note que se incomoda con sus compañeros entonces me dió pesar —dije con pesar ante ellas.

La estaba mirando, su estado había cambiado mucho, se notaba más alegre.
—Y? Eso a nosotras en que nos afecta? —menciono Leidy.

—A ti te parecería muy bueno, que yo como  compañera o amiga te obligue a sentarte en un tipo al cual puede que apenas conoces —dije yo sin dejar de mirar a la chica.

—Hay que feo —pronuncio kurenai mirándola.

Ella tal vez sentía todos los ojos de nosotras sobre ella, sin ninguna explicación.

—Ah si ven y ustedes que no le querían dar el puesto, porque todos se sentaron y la dejaron sin silla y pretendían que ella se fuera sentada en el, si le hubieran visto la cara de incomodidad que tenía, hasta estaba aburrida de pensar que se iba a tener que dejarse cargar por el —explique mientras las regañaba, estaba hablando en voz baja.