20. Rescatando a Black

2 0 0
                                    


El interés de Angelique me tenía hastiada, no dejaba de perseguirme hacia todos lados, como si fuera un cachorro necesitado de atención.
Solo pensaba «maldita la hora en la que apareció hypnos», no me había sentido tan acosada en mi vida.
Y todo gracias a mi amiga Angelique, su mirada y la forma en la que me estaba sonriendo la hacía ver un poco espeluznante.

—Angelique deja de seguirme —implore estresada.

—Es que quiero saber cómo lo conociste —pronuncio —No son novios ¿O si?

El simple hecho de pensar que teníamos algo, la carcomida por dentro, los celos estaba a flor de piel y daba miedo.
«Ay señor» pensaba cuando cerré los ojos frente a ella.

—Angelique —la nombre poniendo una mano en su hombro —Deja de hacerte ideas en la cabeza.

—Entonces porque no me dices —renego ella.

—avemaría, se la ganó —interfirió Melisa.

—Imaginate —respondí.

Ella se cruzó de brazos, mientras no dejaba de mirarme con unos ojos verdes, brillantes y expresivos.
Intente hacer caso omiso a su pedido, mientras trataba de no hacer reblujo con la ropa del bolso.
Ella se había convertido en mi sombra, sigilosa y abrumadora.

—Esta bien, te voy a decir —respondí con pesadez.

Su cara se puso como cual niña pequeña, si le hubieran dicho que la iban a llevar a Disney World.
Solo que con puros chicos hermosos.

—El llegó de la nada con el hermano gemelo o mellizo no recuerdo —comente con despreocupación.

—¿Tiene un gemelo? —pregunto asombrada.

—Si.

—Ay dios mío, si el es hermoso no me imagino el gemelo —expreso ella con emoción.

—Esta mujer si que quedó encantada con el muchacho —agrego June.

—Y la verdad… Es que venían a decirme que mi esposo, que no se como sucedió es rey del inframundo —respondí con un poco de sarcasmo.

—¿Ese es el esposo que había dicho la anciana? —pregunto Sofía recordando lo que había contado.

—¿Como así? ¿Cual esposo? ¿Cual anciana? —interrogó Cordelia.

—ay sii... Tiene que contar —dijo Eileen.

—pero es que yo tampoco sé cómo resulte comprometida con él rey del inframundo —comente con angustia.

La angustia de ese momento había regresado a mi y ahora era mucho peor, ya que mis nuevas amistades sabían de esa simple cuestión.

—Chicas... ¿Si me van ayudar a salvar al chico que me gusta? —pregunto Fiorella la chica de alas negras.

—Si claro —respondimos todas al unísono.

Estábamos en el carro rumbo a la prisión para angeles que había dicho Fiorella.
Era una fortaleza gigante, blanca con tonos azules, parecía hielo, era muy reluciente y en lo personal se me estaba erizando la piel.
El carro se veía pequeño al lado ese lugar, al parecer podíamos pasar desapercibidas.

—¿Y donde puede estar? —pregunto Leidy.

—Esperen me, aquí —dijo ella mientras despegaba las alas.

La miramos completamente hipnotizadas, se nos cayó la boca prácticamente de ver lo bonitas que se veían volando.
Estábamos escondidas y muy obedientes nos quedamos en ese lugar.
Pero no falta la que quiere explorar como Clarisa, cuando menos pensamos el milagro viviente iba lejos, nos tocó correr hasta donde estaba ella.
Se quedó parada frente a una puerta, que estaba abierta de par en par, la arañe en el brazo.

Lugares ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora