Lugares Prohibidos

27. Una chica misteriosa

Cómo no cabíamos en el transporte que tenía ella, todavía no sabíamos cómo se llamaba, se le olvidó presentarse después de nosotras.
Le tocó montarse al carro de Salomé, manejado por Pamela, estábamos en camino a buscar esa cosa que cumple deseos.

—Hay pero que tonta soy se me había olvidado presentarme —dijo mientras se reía.

—Pues si porque nos estamos volviendo amigas y no sabemos cómo se llama usted —dijo la lamía del grupo.

—Bueno para todos los presentes... Mi nombre es Bulma, saque la inteligencia de mi papá y lo que vamos a buscar está en un templo —explico después de decir el nombre.

—oh Wow como en las películas —dijo salome emocionada.

—Vamos a tener una aventura de película, bueno hasta ahora todo a sido de esa manera —agrego Leidy.

Todas estábamos de acuerdo y algo me decía en el interior que vamos a volver con vida.
Ya se cuenta que las personas que han entrado no salen y hasta el momento no hemos visto ningún cadáver.
Habíamos bajado del carro para poder estirar las piernas como siempre hemos hecho hasta este momento.
Pero no contábamos con que íbamos a encontrar otra persona bueno si se le puede llamar así.
Nos asustamos muchísimo por la chica, al parecer la había mordido algo y se había transformado en Demonio creo no estábamos seguras.
Su aparición fue tan repentina como inquietante. En un momento estábamos explorando los sinuosos senderos del bosque y, al siguiente, ella estaba de pie frente a nosotros, con la mirada perdida y la piel mortalmente pálida.
Al principio pensamos que era una viajera perdida, pero a medida que nos acercábamos, notamos que algo no iba bien. Su cuerpo estaba retorcido, contorsionado de maneras que desafiaban la anatomía humana. Sus extremidades parecían alargadas, sus dedos curvados como garras y su piel estaba cubierta de extrañas marcas brillantes. Era como si la hubieran transformado, pero no teníamos idea de por qué.

—Oye ¿te encuentras bien? —pregunto Sofía.

—¿Te podemos ayudar en algo? —pregunto Samantha sin respuesta alguna.

La niña no respondió a nuestras preguntas ni pareció reconocer nuestra presencia. Simplemente se quedó allí parada, con la mirada fija en un punto invisible que se encontraba más allá de nosotros. Intentamos acercarnos a ella, pero no se inmutó, no reaccionó. Era como si estuviera atrapada en su propio mundo, un mundo de oscuridad y desesperación.

Sin decir palabra, supimos que teníamos que ayudarla. Pero ¿a quién podíamos acudir en busca de ayuda? Los aldeanos cercanos desconfiaban del bosque brumoso y susurraban historias de antiguas maldiciones y criaturas sobrenaturales que acechaban en sus sombras. Sabíamos que teníamos que adentrarnos más en el bosque, en busca de la sabiduría de los enigmáticos habitantes del bosque, los Guardianes de la Niebla.
Según la leyenda, los Guardianes poseían conocimientos sobre los secretos del bosque, que se transmitían de generación en generación entre los habitantes del bosque. Se decía que residían en el corazón del bosque, en un claro místico conocido como el Círculo de los Susurros. Pero para llegar al Círculo, tendríamos que recorrer los traicioneros senderos del bosque brumoso, evitando los susurros del viento, que se decía que volvían locos a los mortales.

—Pero nos vamos a desviar de mi objetivo —reclamo Bulma.

—pero hay que ayudarla —pronuncio Fiorella.

—Ya me estoy acostumbrando, no pasó lo mismo con Nadia —pronuncie sin acordarme de su presencia.

Angelique me pegó un codazo, mientras aclaraba la garganta, me acorde de Nadie con el golpe y me quedé callada.
Sin desanimarnos, emprendimos nuestro peligroso viaje, guiados por los débiles susurros del bosque, que parecían impulsarnos a seguir adelante. A medida que nos adentrábamos más en la niebla, el aire se espesaba con una energía sobrenatural. Los árboles se alzaban sobre nosotros, sus ramas como dedos esqueléticos, extendiéndose para sacarnos del camino.
De repente, el viento se calmó y un silencio inquietante se apoderó del bosque. Sabíamos que estábamos cerca del Círculo de los Susurros. Un débil resplandor apareció en la distancia, iluminando el velo de niebla. A medida que nos acercábamos, el resplandor se hizo más intenso, hasta que llegamos al borde de un magnífico claro.
Cuando terminamos, los Guardianes asintieron al unísono, sus ojos brillaban con una profunda comprensión. "Conocemos a la chica de la que hablas", dijeron en un coro de susurros. "Su nombre es nezuko, y de hecho fue transformada por una fuerza oscura, una que busca apoderarse del corazón del bosque".
Los Guardianes revelaron que nezuko alguna vez fue una hábil cazadora, encargada de proteger el equilibrio del bosque. Sin embargo, durante una fatídica cacería, se topó con un ritual prohibido, uno que despertó un antiguo mal. La fuerza oscura, conocida como el Devorador, había consumido la esencia de nezuko, retorciendo su cuerpo y su mente.
Me había causado mucho pesar ver en lo que la convirtieron.
Era como ver un frasco vacío, sus ojos no resaltaban su alma, era doloroso ver qué alguien tan joven estuviera transformado en eso.
Para liberar a Nezuko de las garras del Devorador, tendríamos que embarcarnos en una peligrosa misión que nos llevaría a través de la amplitud del bosque brumoso. Tendríamos que reunir tres artefactos antiguos, ocultos en las profundidades del bosque, y usar su poder combinado para desterrar al Devorador de vuelta a las sombras.

—La aventura nos llama —pronuncio June.

Esta vez no nos tenía muy contentas la aventura, era ir a rescatar a una chica de las manos de un ser oscuro, estábamos asustadas y no eramos las únicas, Kakashi y Hansel también los estaban.

—Esto no debería de estar pasando —pronuncio Hansel.

—porque no? —pregunte extrañada por sus palabras.

—Esto es nuevo, por lo menos nunca había visto esto —agrego el muy pensativo.

Con la guía de los Guardianes, emprendimos nuestra odisea, afrontando paisajes traicioneros, ruinas antiguas y criaturas temibles. En el camino, descubrimos fortalezas ocultas en nuestro interior, forjamos vínculos inquebrantables y desentrañamos los secretos del bosque brumoso.
A medida que nos acercábamos al clímax de nuestro viaje, el viento comenzó a aullar y la niebla se arremolinaba a nuestro alrededor como una entidad viviente. Sabíamos que estábamos cerca de la guarida del Devorador. El aire estaba cargado de anticipación y el bosque contenía la respiración mientras nos preparábamos para enfrentarnos a la oscuridad de frente.
En el corazón de la guarida encontramos a Nezuko, cuyo cuerpo había sido consumido por completo por el poder del Devorador. La fuerza oscura se burlaba de nosotros, su presencia era un peso palpable y aplastante. Pero nos mantuvimos firmes, nuestra determinación y amistad forjaron un vínculo inquebrantable.
Con los artefactos en la mano, canalizamos su energía combinada y surgió una luz cegadora que desterró al Devorador a las sombras. Aria, liberada de la oscuridad, avanzó a trompicones y sus ojos recuperaron lentamente el brillo.
Cuando salimos del bosque brumoso, con el viento susurrando sus secretos una vez más, supimos que nuestro viaje nos había cambiado. Nos habíamos enfrentado a lo desconocido y, al hacerlo, habíamos descubierto la verdadera profundidad de nuestro propio potencial. El bosque brumoso, que alguna vez fue un lugar de misterio y miedo, se había convertido en un símbolo de esperanza y transformación. Y Aria, la chica que habíamos encontrado, ahora estaba entre nosotros; su historia era un testimonio del poder de la amistad y la determinación. Juntos, habíamos desafiado lo desconocido y, al hacerlo, habíamos creado un vínculo que duraría toda la vida.

—Bueno ahora sí —dijo Bulma -sigue mi parada, el templo.

—ay si está feliz ella —pronuncio Hinata.

—como no si nos desviamos —renego ella cruzada de brazos.

Parecía una niña con esos reproches, solo le faltaba hacer un berrinche o estar tirada en el suelo revolcándose solo por qué no fuimos al templo como si ese lugar se fuera a desaparecer del mapa.
Pero no contábamos con que la chica iba reaccionar y no de la manera que esperábamos.
Justo cuando las garras de Nezuko estaban a punto de atacar, un joven valiente irrumpió en el claro. Su nombre era Eren, un guerrero experto de un reino donde el tiempo era moneda de cambio. Con un movimiento de muñeca, activó un dispositivo temporal y congeló a Nezuko en el aire.

-No! -grito kurenai al ver a su hermana en peligro.

Aisha no dejaba de llorar, mientras en el cuerpo congelado de la joven aún endemoniada se podía escuchar como gruñía intentando desprenderse del congelamiento.

—Disculpe es mi hermana —imploro el con vergüenza.

—No le hizo daño a ninguna ¿Verdad? —preguntó con el resiente acontecimiento.

—Ahora sí necesitamos el templo, ahora más que nunca —expreso Bulma mientras estaba temblando.

Algunas nos metimos al carro ya que eran demasiadas, otras se fueron montadas en Diana, obviamente la vista desde esa altura debe ser espectacular pero era necesario llegar al templo.