18. Misión imposible

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Todavía no teníamos jabón para lavar la ropa, necesitábamos lavar.
Pamela comenzó a manejar para poder preguntar por jabón en alguna parte de ese lugar.
Sinceramente era muy grande y no sabíamos donde encontrar al menos una persona.

—Acabo de ver una casa —dijo Pamela con felicidad.

Todas asomamos la cabeza para ver si era cierto.
Creo que no fui la única que sintió alivio, cuando me di cuenta de que al fin íbamos a poder lavar la ropa lo demás no importaba.
Soy tan dramática que casi me pongo a llorar por esa simple cosa.

—Bajemos a preguntar —sugerí.

Nos bajamos corriendo a tocar el timbre mientras Pamela estacionaba el carro a un lado del camino.
La casa se veía un poco vieja como si estuviera deteriorada, no sabíamos cómo iba a ser por dentro.
Estábamos esperando a que abrieran.

—Que se les ofrece? —pregunto una señora.

—Buenas... Cómo le va... Es que queríamos preguntar si usted tiene jabón para lavar la ropa —le comentamos.

—Ah... Si... Van a esperar adentro o afuera? —pregunto ella abriendo la puerta.

—Ah... Si no le molesta, podemos entrar —dijo Angélic.

—Ah... No tranquilas, pasen —dijo la señora amablemente.

Estábamos entrando nos asustó un poco la casa por dentro ya que estaba llena de cosas, santos, cosas disecadas, por todas partes. Solo me imaginaba todo el polvo y trabajo que a de tener limpiando eso.
Note que Mandy se quedó atrás, no fue la única que se quedó quieta, Cordelia también.

—Wey tengo miedo —dijo cordelia, apretando me el brazo.

—Auch... Me lastimas wey... No sé preocupe que no le va a pasar nada —asegure para que se calmara.

—Wey acabó de ver a mi prima Carla disecada —dijo con angustia.

—Pta... Entonces si preocupe se —dije con la noticia.

—esta casa no me está gustando en absoluto —dijo Cordelia angustiada.

—Ay no dejen la bobada —dije sabiendo que tenían razón.

Me quedé aterrada cuando ví una caja de dientes como si fuera un trofeo, lo peculiar era que tenía colmillos.
Para acabar de ajustar yo bien amante a los vampiros para mí fue una abominación, ver esas cosa colgada.

—Señora... ¿Eso que está en esa repisa es falso o es de verdad? —pregunte.

—Ah esos colmillos, si son de verdad, en este bosque se ven muchas cosas y eso fue cuando no tenía a mi hija todavía —explico de manera tan dulce y tranquila.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando nos contó la historia de cuando los obtuvo, tuvo que masacrar a un vampiro para obtener sus colmillos.
Era aberrante saber que esa señora era capaz de eso y tal vez de muchas cosas más.

—Quieren comer algo, le toca el almuerzo a mi hija… entonces por eso pregunto —afirmo mientras nos miraba de Manera maternal.

—Si gracias —respondimos con miedo de que nos hiciera algo.

Nos miramos entre nosotras llenas de angustia y terror por lo que estaba pasando en esa casa.

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