Ahora que

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Pense que todo seria mas fácil después de decir la verdad sin embargo estaba claro que Henry  se sentía incomodo conmigo al despertar me encontré sola, suspire pesadamente y me estire en el lecho, me preguntaba que debía hacer cual seria el siguiente paso a tomar y que esperaba de mi.

Al desayunar me encontré con un hombre mas distante que el de la noche anterior, intente platicar con el pero solo conseguí un par de monosílabos de su parte.

-Como solucionaras lo de la boda? Pregunte tratando de adivinar lo que pasaba por su mente.

-He pensado, podemos..podemos decir que fue un error del cura ante la sociedad y que se confundió de hermana, después ofrecer una buena suma para que el error quede aclarado, luego daremos una fiesta para resaltar que mi esposa eres tu y no.....no tu hermana. Terminó diciendo aunque le costo.

-Crees que sea  así de fácil?. Comente apenada, mirándolo tensarse.

-No lo se Laura, sin embargo es la única idea que tengo, crees que Lucrecia sea feliz con lord Uckermann? Pregunto sorprendiéndome.

-Yo......yo no lo se......espero que si. Termine diciendo un poco incomoda. -Mis padres les organizaran una boda rápida para acallar los rumores. Explique.

-Mas razones para solucionar todo esto rapido.Susurro para si mismo.- Tengo que irme, ten un buen día. Fue todo lo que dijo antes de desaparecer dejándome confundida.

La actitud de Henry era diferente y lo comprendía estaba claro que yo no era Lucrecia y lo único que le  había hecho tomar la decisión de quedarse conmigo era la lastima, aquello me entristecía un poco pero me lo merecía o al menos eso me repetía, me merecía todo esto por aceptar vivir una mentira.

Yo misma me había roto el corazón esperando algo que sabia no sucedería, el día se paso volando y a la hora de la cena pude verlo de nuevo, me saludo besando mi mano, me ayudo a tomar asiento para a continuación hacer lo mismo, lo mire sin decir nada, no me atrevía.

-Que tal tu día? Pregunto una vez solos.

-Creo que desde mañana necesitare los libros de cuentas entre otras cosas para poder llevar la casa. Comente.

-Tienes razón, te los hare llegar mañana mismo. Tu padre y yo enviamos la solicitud de que se corrija o anule el matrimonio, para poder solucionar esto. Me miro esperando mi reacción.

-Anular? Repetí confundida.

-Si, parece que si no pueden otorgarnos la rectificación tendremos que volver a jurar frente al altar. Explico de manera rápida. -En todo caso espero que no sea necesario, sirvió de mucho que tu madre solo pusiera las iniciales en las invitaciones  al tener las mismas no creo que duden de que fue su error.

-Espero que no necesitemos otra boda, no tendría ánimos. Solté.

-Encontré a lady Uckermann hoy en la tarde. Informo mirándome. -Parece que quería limar cualquier aspereza o resentimiento al menos eso dijo. 

-Hablaron? Pregunte sin ocultar mi molestia, no entendía cual era el afán suyo por buscar a Henry.

-Un par de palabras,  al menos de su parte.......está esperando? Pregunto atento.

-Si, está esperando parece que al menos en eso no mintió. Solté sin contenerme estaba molesta eso estaba mas que claro.

-Vaya suerte, tengo unas cosas que hacer, me retiro, que duermas bien. Tomo mi mano la beso y acto seguido desapareció, dejándome sola en medio de la cena. 

Espere unos minutos antes de salir del lugar, estaba claro que Henry no soportaba la idea de que Lucrecia estuviera esperando un bebe de otro hombre, llegue a mi habitación con muchos pensamientos en la cabeza, deje que me desnudaran y me cambiaran, entre en las cobijas reparando que habían unas cuantas mas, pregunte por que y me respondieron que el señor las había ordenado para que no pasara frio, me quede quieta reparando en el significado de aquella orden, estaba claro que Henry no compartiría el lecho conmigo, no pude evitar sentirme decepcionaba llegue a pensar que al menos podríamos compartir aquello.

No puedo decir con seguridad a que hora me entregue a Morfeo, lo único que se es que pase horas pendiente escuchando cada sonido que salía de la habitación contigua, lo escuche tomar un baño, reír un poco, meterse entre las cobijas y después de aquello conseguí dormirme debido al cansancio.

La mañana siguiente fue exactamente igual a la anterior, y la siguiente a la anterior y así paso alrededor de un mes en los que Henry ni siquiera se dignaba en mirarme, me hablaba lo necesario y había procurado salir de la ciudad muchas veces, los paseos, los besos y los abrazos pertenecían a otro tiempo y aquello solo era culpa mía.

Secreto de hermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora