Capítulo 1

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PRIMERA PARTE

...No es el baño de sangre lo que denosta poder. Es el consentimiento.

—Mary Renault





















Chaewon cruzó las piernas y giró despacio la copa entre los dedos de su mano, perfectamente consciente de que era su tercer vino blanco desde la cena. No debía darle tanta importancia, se dijo a sí misma dando otro sorbo. Suspiró. Mejor prestar atención a algo menos tóxico que el vino del lugar.

Volvió a la lectura del The Philadelphia Inquirer a la luz de las lámparas de aceite del café, incapaz de leer una palabra. No es que importara; había leído aquel periódico de la semana anterior justo después de embarcar en el avión hacia París y luego otra vez más, durante el vuelo a Burdeos. Pero era un recuerdo de casa. Los sentimientos, unos reconfortantes y otros dolorosos, luchaban en su interior; no podía prestar atención. Bebió otro poco más y trató de olvidar el disgusto que también se había traído del otro lado del océano.

La terraza del pequeño café estaba en Les Allées de Tourny, una de las calles más importantes de la parte antigua de la ciudad de Burdeos, frente al teatro Le Grand Théâtre. Chaewon contempló detalladamente aquella fachada clásica.

El teatro se mencionaba en la guía turística como modelo del viejo Teatro de la Ópera de París. El inmenso pórtico de columnas, coronado por doce estatuas de musas y gracias que representaban los doce meses del año, era impresionante. Incluso resultaba casi mágico, iluminado contra el impenetrable negro del cielo nocturno.

Al menos quedaba algo de belleza y de magia en el mundo, pensó Chaewon. Aunque no precisamente en el suyo.

Se preguntó si representarían alguna ópera o alguna obra de teatro, y decidió comprobarlo al día siguiente. Quizá La Traviata. Sí, aquella en la que una mujer era rechazada y moría de amor. Chaewon terminó el vino.

—Pardon, mademoiselle. Vous permettez?—Levantó la vista. Había una mujer elegantemente vestida de pie, ante su mesa.

˚⁀➷。˚ 『Lo siento, señorita. ¿Usted me permite?

—Je ne parle pas franҫais—contestó Chaewon con la única frase completa que sabía
en francés.

˚⁀➷。˚ 『Yo no hablo francés

—Le preguntaba si puedo compartir su mesa.

Manejaba el inglés de un modo impecable, y el tono de voz demostraba seguridad, pero su rostro era lo suficientemente arrogante como para resultar irritante. Era una molestia. La única razón por la que había viajado hasta un lugar tan alejado de las rutas turísticas habituales era para evitar cualquier encuentro casual.

—Lo siento, preferiría estar sola.

—Lo comprendo —contestó ella sin moverse lo más mínimo y sin dejar de observarla, no obstante.

Estaba incómoda, pero siguió leyendo.

—El café está lleno, no quedan mesas.

Chaewon alzó la vista una vez más. Todas las sillas estaban ocupadas, excepto la que quedaba en su mesa. Entonces dirigió la mirada hacia ella.

"Seguro que a Minho le habría parecido guapa, si fuese hombre"—pensó.

A excepción de los mechones azabaches escasamente desordenados, su cabello hacía juego con la chaqueta de cuero a la última moda: negro total. Su tez era pálida. Por un instante, quizá por la oscuridad reinante tras ella. Chaewon tuvo una visión peculiar, una extraña mezcla de imagen en dos dimensiones, superpuesta a la de la realidad.

Descendiente de la oscuridad | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora