—¡Vaya, mira lo que ha traído el murciélago!
Nada más entrar Chaewon y Hyejoo, una chica delgada, vestida de blanco y negro, de unos veinte años con rostro aniñado, se acercó. Era castaña y llevaba flequillo, tenía los ojos castaños oscuros y una sonrisa muy brillante.
—¿Es para mí? —preguntó la chica al tiempo que alargaba una mano hacia Chaewon, emocionada.
Llevaba en el dedo índice un anillo de plástico, con la forma de una paleta de pintor y vivos colores por el borde. Chaewon dio un paso atrás.
—¡Eh, tú!, ¿qué haces?
Hyejoo se interpuso entre las dos.
—Jiwoo, lárgate. ¡Sooyoung!
La mujer a la que acababa de llamar se presentó de inmediato en el vestíbulo.
Era de estatura similar a la de Hyejoo, y debía tener también alrededor de veinte años o quizás un poco más. Tanto su cabello como sus ojos eran de un color pardo, y vestía con distintos tonos de marrón. Su aspecto era serio, parecía una intelectual, y tenía los pómulos prominentes en conjunto con sus ojos rasgados y rostro en uve. Sus ojos se fijaron enseguida en los pies sanguinolentos de Chaewon.—¡No te acerques a ella! —exclamó Hyejoo, molesta.
Reacia, Sooyoung desvió la vista de las heridas de Chaewon para mirar a la otra chica, Jiwoo, cuyos labios carnosos se curvaron en una sonrisa burlona. La castaña se abalanzó sobre ella, se agarró a su brazo y la besó en la mejilla, restregando todo su cuerpo contra el de ella como si fuera un gato.
—Era solo una broma —dijo Jiwoo con un gemido seductor—Eres tan seria... —añadió, guiñándole el ojo a Sooyoung, que sonrió.
Algo le decía que ninguna de aquellas dos la ayudaría. Aun así, estaba a punto de exigirles, o al menos rogarles que la dejaran marchar cuando una mujer mayor entró por otra puerta.
Sus largos cabellos pelirrojos enmarcaban un rostro oval y destacaban el atuendo: una larga túnica amarillo pálido. Sus ojos, del color de las ágatas, eran almendrados y de expresión inquisitiva. Hyejoo y ella hablaron en francés. Había entre ellas cierto parecido; la forma de la frente, de la barbilla, los ojos grandes y de expresión inteligente.Chaewon observó el vestíbulo. Era una casa antigua. La parte superior de las paredes estaba empapelada con un papel de discretas flores en tonos azules: nomeolvides. La parte inferior llevaba un revestimiento de madera barnizada. Una moqueta gris clara cubría el suelo, y las escaleras que daban a la planta de arriba y la barandilla eran de madera de roble bien pulida. Sobre sus cabezas colgaba un pequeño candelabro, y había tres apliques de bronce con globos de cristal en las paredes. Del vestíbulo partían cuatro puertas, todas ellas cerradas.
Chaewon se preguntó cuál de ellas daría a la parte posterior de la casa y a la otra salida.
La mujer mayor se aproximó, y Chaewon intuyó algo extraño en ella. En realidad, las cuatro tenían algo extraño. Su piel era quizá demasiado brillante, casi reflectante, y todas ellas tenían ese atractivo aire hipnotizante, apenas humano, que había advertido en Hyejoo: eran cuatro perfectos maniquíes vivientes. Todas ellas rebosaban seguridad en sí mismas, casi arrogancia, pero Hyejoo se llevaba la palma.
La mujer mayor contempló a Chaewon de arriba abajo, de la cabeza a los pies, sonrió, y le dijo a Hyejoo:
—Elle est belle. Ne perds pas de temps à la baiser.
˚⁀➷。˚ 『Ella es bella. No pierdas el tiempo follándola』
Todas, incluyendo Hyejoo, se echaron a reír.
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Descendiente de la oscuridad | Hyewon
FanfictionHay una mujer, la veo. La muerte sonríe tras su rostro, me seduce con vino. Encarna mis más ocultos deseos. Ciega, seguiría viendo tus llamas. Hay una mujer, la veo. La muerte se esconde tras su sombrero, me seduce con sonrisas. Y mi corazón es su...