Capítulo 8

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SEGUNDA PARTE

Has infravalorado al demonio.
No puedo convencerme aún.
Alguien al que todos detestan
¡Tiene que ser alguien!

—Goethe





















—Inspector LePage, por favor, deje de fingir. Sé que usted sabe quién es, qué es y cómo se puso en contacto conmigo.

El detective le dio una calada a su Gitanne. Estaban sentados el uno junto al otro, en taburetes, al final de la barra de un pequeño café, donde nadie podía oírlos.

—Si pudiera encontrarla sola, lo haría—continuó Chaewon—Me he pasado las tres últimas noches en el muelle, deambulando tanto por la orilla izquierda como por la derecha, y caminando por las calles, buscándolo. Por eso lo he llamado.

—¿Por qué tiene tanto interés en encontrar a esa Hyejoo, mademoiselle Park? Hace menos de dos meses no le importaba lo más mínimo. Ni siquiera quería quedarse en Burdeos, a pesar de mis órdenes, para colaborar en la investigación de lo que, le recuerdo, usted misma insistía en que era un asesinato. Y ahora se empeña en encontrar sola a la presunta asesina que, en realidad, no es más que una mujer que se mostró cortés con usted. Es puro masoquismo.

—Escuche, ya se lo he dicho —repitió Chaewon, desesperada—no me importa en absoluto cuál sea su relación con ella ni a que tratos haya llegado con la Policía. Tengo que encontrarla...cuanto antes. Necesito su ayuda. Y no tiene nada que ver con el asesinato, porque fue un asesinato, por mucho que fuera accidental...

—Insinuar que he hecho un trato con una presunta asesina es una acusación muy seria, mademoiselle. Pero con tal de no discutir, y suponiendo, solo hipotéticamente, que yo conociera a esa mademoiselle Hyejoo, ¿por qué cree que iba a ayudarla a encontrarla?

Llevaba una hora tratando de convencer a LePage, pero él seguía en sus trece. No estaba dispuesto a admitir absolutamente nada, solo hacía preguntas y más preguntas. Chaewon detestaba tener que hacerlo, pero no le quedaba más remedio que sacarse un as de la manga.

—La razón por la que debe ayudarme es porque el motivo por el que necesito verla es importante. Si no la encuentro, o la encuentro ya demasiado tarde, antes o después ella se enterará de que usted no ha querido ayudarme y, bueno...

El inspector LePage dio otra calada al Gitanne y entrecerró los ojos para evitar que se le metiera el humo. Chaewon podía contemplar el engranaje de su mente, calculando las consecuencias y ramificaciones del hecho de enfadar a una loca. No se trataba solo del hecho de lo que le había dicho el médico pudiera ser de vital importancia para Hyejoo; además Chaewon necesitaba su ayuda, estaba desesperada. Amenazar a un policía era simplemente un acto de supervivencia.

—Está bien, quizá lo mejor sea dejarlo así—dijo ella—Estaré en el muelle mañana por la noche, en la orilla derecha, desde las nueve hasta las doce.

—Es una zona peligrosa, mademoiselle. Expone usted su vida.

—Gracias por el aviso —se despidió Chae, recogiendo el bolso y poniéndose en pie—Ella le estará agradecida... si es que le llega esa información.

El policía permaneció sentado, sin dejar de fumar, observándola a través del aire azul blanquecino enrarecido por el humo. Lo tenía en el bote. Sus años de experiencia en el mundo de la justicia y del teatro le habían enseñado a juzgar a la gente con perspicacia. Y sabía cuándo debía retirarse.

Descendiente de la oscuridad | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora