Capítulo 14

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—Soy Park Chaewon —le dijo a la mujer del Centre d'Information que, en ese momento, estaba ocupada con dos teléfonos y tres clientes franceses de mal humor.

La mujer la miró absorta por un segundo, y luego le señaló una puerta.

—¿Es una llamada telefónica? —preguntó Chaewon.

Porque si no era una llamada telefónica, no tenía intención de acudir. Sabía que era peligroso hacer la reserva del billete con su verdadero nombre, pero bastante le había costado ya entrar en los Estados Unidos sin pasaporte. Usar un nombre falso no habría servido más que para tener que dar más explicaciones.

La mujer trató de ser amable con el hombre de negocios que le gritaba. Sonó un tercer teléfono.

—¿Hay una llamada para mí? —la interrumpió Chaewon.

La mujer le lanzó una mirada hostil y señaló:

—Allí, Mary Skiving.

Chaewon se dirigió hacia la puerta. La abrió y entró. Jiwoo estaba de pie junto a la ventana, de brazos cruzados.

—Ese ha sido un mal movimiento, preciosa.

Chaewon se mordió el labio inferior. Dejó la puerta abierta.

—¿Cómo me has encontrado?

—Fácil. ¿Recuerdas al policía al que le preguntaste cómo llegar a París? Bueno, pues él habló con un inspector y...

Chaewon sabía que solo podía tratarse del inspector LePage.

—Sabíamos que no tenías dinero, así que tenías que llamar a alguien para que te echara un cable. Convencí al tipo de la oficina postal para que me dijera quién te lo mandaba. Entonces llamé al aeropuerto y descubrí que tenías una reserva para el vuelo de las diez y media —explicó Jiwoo, sacudiendo la cabeza de un lado a otro en un gesto que a Chaewon le pareció de tristeza—. Resulta difícil inspirar confianza a los demás, pero sin duda para derribarla basta una brisa.

—Jiwoo, yo no pretendía herirte ni traicionarte —contestó Chaewon, dando un par de pasos hacia ella—. Pero no puedo hacer esto. Sencillamente, no puedo volver. Lo siento.

—¡No lo sientes ni la mitad de lo que lo vas a sentir!

Chaewon se giró al oír la voz de Hyejoo. Ella cerró la puerta de golpe y se acercó a ella despacio. Sus ojos se parecían a los del lobo del sueño que acababa de tener, la hipnotizaban. Se sentía como una presa que hubiera sido paciente y metódicamente atrapada, y por fin su depredador hacía el último movimiento para matarla. La tensión del cuerpo de Hyejoo era tal, que parecía a punto de perder el control. Chaewon jamás había visto una expresión de rabia semejante.

El gris de sus ojos era gris acero, estaba lleno de odio. Tenía la boca ligeramente abierta, enseñando las puntas de sus amenazadores colmillos. Chaewon estaba horrorizada ante lo que veía, pero al mismo tiempo era incapaz de hacer nada para defenderse.

—¡Salope!—gritó Hyejoo, dándole una bofetada tan fuerte que Chaewon cayó al suelo.

˚⁀➷。˚ 『¡Puta!

—¡Eh, espera, Hyejoo! Vas a matarla, le harás daño al niño. ¡Contrólate!

—¡Que te follen! Sé cómo manejar esto, tú no. Fue a ti a la estúpida que se le escapó.

—Sí, pero tú solo vas a conseguir empeorar las cosas aún más. Cálmate, no te pido otra cosa. Espera a que volvamos y hables con Hyunjin, ¿de acuerdo?

Chaewon sintió que alguien la levantaba del suelo. Estaba mareada y atónita, y no veía con mucha claridad. Pero vio el rostro de ella: su oscuridad la penetraba. Hyejoo la agarró de la garganta y la aplastó contra la pared.

Descendiente de la oscuridad | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora