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—Ya me voy México, yo me quedo un día más así que te veo otro día cuando me vayas a visitar, forro.

—Supuse que te ibas a quedar un día más con el Yankee, bueno entonces adiós solecito estético.

Argentina lanzo una mala mirada al contrario por ese apodo ofensivo hacia su persona lo cual el mexicano respondió con un guiño sacando le una sonrisa al albiceleste el cual  salió de la habitación segundos después.

—Bien... Estoy nervioso. —Con algo de prisa corrió como pudo hasta el auto en donde guardo sus cosas y condujo hasta la casa Blanca estacionando en frente de esta un tiempo después.

Su corazón latía acelerado y de una forma que ni él podía comprender, ya había estado con Usa antes pero de alguna forma se sentía diferente, como si fuera un adolescente enamorado de su persona ideal... Sin duda en el fondo  moría de vergüenza.

Saco su celular mirando el mensaje reciente que le llegó mientras seguía caminando hasta la entrada. Por un momento pensó que podría ser México pero asombrosamente no... Realmente no era él.

—Por tu cara puedo decir que leíste mi mensaje.

Argentina se tuvo a mitad de camino viendo ahora hacia el lugar de donde provenía la voz.

—No me mires así, tu tienes algo mio es normal que esto suceda.

La repentina intención de acercarse hacia él hicieron que retrocediera unos cuantos pasos, lo último que quería era al pelirrojo cerca.

—No es mi culpa que me prefiera, por lo cual vos no tenes nada que ver con migo.

—Mh es interesante que pienses así, casi me da pena por ti. —Con brusquedad tomó la muñeca ajena sacando un pequeño quejido del más bajo quien lo miraba con enojo por esa acción.

—Soltame.

—Déjame decirte una cosa Argentina, esto no durará mucho tiempo y yo me aseguraré de eso, conozco a USA mucho más que tu y se como ganarme lo, así que te doy esta oportunidad de dar un paso atrás antes de que me ponga serio con esto.  —Con sigilo se acercó a su oreja dispuesto a susurrarle. —Y créeme luego te arrepentirás de no haberlo echó.

—No  intentes amenazarme Canadá, eso no te va a funcionar, si quieres a USA vas a tener que ganarme. —Una sonrisa pícara se dibujo en el rostro del argentino que miraba de forma desafiante al contrario. —Si tan bien lo conoces así como decís entonces te va a resultar fácil, mientras tanto me acostare con tu hermano y robare toda su atención.

La expresión de Canadá cambio por esas palabras que no esperaba del latino. Era la primera vez que sentía de algún modo la falta de poder y la incertidumbre de lo que se podría aproximar. Siempre pudo mantener al Yankee con sigo pero ahora sentía una desventaja contra otro país y sin duda eso le hacia enojar, heria su ego.

—Tu te vas arrepentir de esto.

—O puede que no; bueno me voy, me esta esperando una noche apasionada como USA, adiós cuñado. —luego de soltarse le guiño el ojo para reír segundos después y seguir su camino. Cada parte de su interior estaba temblando pero se negaba a dejar que Canadá viera eso, si pretendía quedarse al lado del estadounidense debía ser fuerte ya que bien sabia lo difícil que era ser la pareja de un país que esta en la mira de todos.

Abrió la puerta ingresando al lugar. todo estaba en silencio lo cual se le hizo raro ya que ¿no se suponía que Usa lo esperaría en la entrada? 

-Yankee! -grito bastante fuerte escuchando segundos después unos pasos acelerados acercarse a él con prisa, lo ultimo que fue capaz de analizar antes de caer al suelo fue el cuerpo del estadounidense saltando sobre el.

No Mal gastemos PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora