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Argentina se encontraba sentando al lado del estadunidense el cual conducía por las calles de su país tarareando una canción en inglés.

-¿Qué paso? -rompe el silencio el norteamericano al notar la mirada fija hacia él por parte de su acompañarte.

-Nada, solo pensaba en lo feo que sos. -Suelta una pequeña risa burlona al ver la expresión de disgustó que pone Usa.

-Aun feo estoy dispuesto a enamorarte. -lo mira de reojo con una sonrisa desafiante.

-¿Si? Y cómo pensas hacerlo? -cruza su mirada con la del contrario sonriendo pícaro.

-Mh es una buena pregunta... -dobla en una esquina estacionando el auto. -Quizás con mis encantos naturales.

-... -lo mira y sonrie nervioso sintiendo como sus mejillas se calentaban.

-... Lo mal pensaste verdad? -suelta una risa tomando el mentón del más bajo acercando su rostro a la del contrario. -me refería de modo romántico, realmente eres un pervertido Argentina, solo tu lo mal piensas.

-No es mi culpa, me junto mucho con Mex y me contagia lo pajero. -desvía la mirada al sentir tan cerca el rostro del cincuenta estrellas.

-Ajá claro. -besa su mejilla y abre la puerta para bajarse. -Seguro no desayunaste ¿qué te parece si empezamos comiendo algo?

Argentina baja junto con Usa caminando hacia el restaurante, sintiendo toda su cara arder.
No es que él fuera tímido o algo parecido, es más lo conocían por ser desvergonzado, pero las acciones del Yankee lo tomaban por sorpresa dejándolo atónito y sin saber cómo reaccionar.

-Prepara tus dólares que te voy a cobrar el besó, pajero. -entra al restaurante buscando una mesa adecuada para sentarse.

En verdad se estaba arrepintiendo de aceptar tener una cita con él, prefería estar perdido en ese momento.

-Te gusta acá? -señala un lugar serca de una gran ventana.

-if it is okay. -se sienta quedando frente a frente con el sueco. - Sabes cuando el sol te alumbra te ves hermoso.

-Eh? Fua re dulce sos, gracias. -sonrie mirando el menú. -vos también, te ves menos feo. -sonrie leve tapándo su cara con la carta.

-Gracias, es lo más lindo que me dijiste. -ríe y baja su mirada para ver qué podría ordenar.

-¿Lo podes pedir vos? No soy bueno en hablar inglés.

-Claro.

Luego de llamar a la mesera y pedir la orden, empezaron a charlar contándose varias anécdotas de su pasado, así fue como pasaron la mañana en aquel restaurante entre risas y alguna que otra mirada coqueta.

Los dos países se encontraban en la Feria que se realizó cerca del restaurante, para ambos fue una casualidad exelente que decidieron aprovechar

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Los dos países se encontraban en la Feria que se realizó cerca del restaurante, para ambos fue una casualidad exelente que decidieron aprovechar.

No Mal gastemos PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora