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Argentina miraba la ventana observando aquellas brillantes estrellas en el cielo, era una sensación agradable el estar enamorado. Admitía que sentía miedo pero estar entre los brazos de usa le bastaba para sentirse plenamente feliz algo que no experimentaba hace tiempo.

Era bastante tarde en la noche y el frío aumentó considerablemente así que sin pensarlo tomó una manta de aquella enorme cama y abrió la puerta encontrándose con el habla inglesa recostado en la pared y con sus lentes sobre su cabeza. Soltó una pequeña risa enternecido por eso y se sentó a su lado tapando el cuerpo de ambos. Si, estaba avergonzado y molesto por lo sucedido en la entrada, pero no valía la pena como para arruinar su primera noche juntos. Su cabeza se apoyo en el hombro ajeno intentando dormir lo cual consiguió enseguida.

El norteamericano abrió sus ojos unos minutos después viendo al albiceleste a un lado suyo, una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro besando la cabeza ajena con mucho cariño.—Sabía que no me dejarías solo, aún con tu mal genio eres demasiado bondadoso. -No era el mejor lugar para dormir pero el simple echo de estar con Argentina lo hacía especial y  perfecto.

La mañana no tardó en llegar  y el primer empleado del norteamericano que pasó por aquel pasillo noto a los dos países dormir, con sigilo llamo a sus demás compañeros para que también contemplen esa adorable imagen. Luego de algunas fotos y comentarios tiernos sobre la escena decidieron despertar los.

Argentina abrió sus ojos con pereza viendo unos segundos después la cara de aquellas personas y sintiendo la suya calentarse con rapidez.

—Buenos días señor Argentina, espero que hayan dormido bien. —la sonrisa tierna y aquel comentario de Lisa hizo avergonzar aún más al Latino quien tapó su cara.

Usa por otra parte froto su ojo con sus puño y miro a sus empleados parados en frente suyo.

Buenos días a todos. —Sonrió con amabilidad parándose momentos después junto al sudaco quien corrió hacia la habitación y cerró la puerta.

Parece que es muy tímido.

Esa es su parte linda.

Es maravilloso lo que le está sucediendo.

¿A que te refieres?

Su sonrisa señor, es tan cálida y tranquila, realmente enamorarse le hace bien. —Mucho tiempo Lisa había contemplado la amargura del estadounidense, nunca imagino verlo nuevamente de esa forma tan viva y llena de tranquilidad.

Si... Espero haberme enamorado del correcto está vez, sin duda sería doloroso que no sea así.

Estoy segura de que él es el indicado para usted. Oh y la foto... Se la mandaré más tarde.

—... Lisa~ que haría sin ti? —no pudo contenerse más y la abrazo, realmente era su mejor aliada.

Sinceramente no se señor, Pero es un placer servirle, ahora arregle se para su cita.

Claramente era el último día de Argentina en su territorio por lo cual tenía que dar lo mejor de él para hacerlo increíble y especial.

...

Argentina se miro por última vez en el espejo contemplando cada detalle de su vestimenta. Estaba ansioso y su corazón latía con rapidez. Nunca espero que algo así sucediera y pensar en eso aún le parecía irreal.

La puerta se abrió dejando ver al cincuenta estrellas entrar. La imagen del bicolor lo dejó paralizado.

—¿Qu-que te parece? Estoy bien así? O debería de usar alguna otra cosa quizás? —al ver que no había respuesta del contrario su pánico se incrementó y con eso su inseguridad. Quizás usar una camisa Rosa con pantalones negros era demasiado informal? Tal vez si se ponía el traje de la noche anterior estaría mejor para la ocasión?

No Mal gastemos PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora