15. La cita

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Sonic's POV

Benditas las razones que me tenían esa tarde de sábado bien despierto, cero alcoholizado, con los pies bien en la tierra y totalmente listo para mi primera cita con la nueva prospecta a ser mi novia. Si todo salía de maravilla, María lo iba a ser. Estaba por verse, como con cualquiera.

Igual Shad me debía una, en caso de todo lo contrario...

Como sea. Estábamos mi gemelo, Tails y yo en la casa Sigma, alistando los últimos detalles de mi atuendo y del plan que tenía para la cita de la noche. Tails se estaba yendo más por las formalidades, todo lo contrario a Scourge; mi era mucho más fan del streetwear y la moda cara. Ese sí era un total problema, un mundo diferente de estilos que chocaban y sólo no terminaban de combinar.

—Bien, tengamos en cuenta que va a ir a un restaurante CARO, Scourge.

—Caro pero no fancy, Tails.

—Que sea caro significa que tienes que ir fancy, por si la cabeza no te da.

—Puede ser caro y también ser el lugar más horrible del planeta, agarra el pedo. No necesariamente tengo que ir fancy a La Trufa Dorada porque sea caro si es horrible, así como los estudihambres van saliendo directo de clase al café que le encanta a Sonic que es carísimo y horrible.

—Eh... Tiene un punto ahí—. No había sido nada difícil aceptar el comentario tan acertado de Scourge, porque era una de las únicas veces que su cerebro pensaba con claridad.— Sólo iremos a ese restaurante que le encanta a mamá con las aguas termales en Windmill Isle, ese griego que no es tan fancy pero es caro.

—Está historia me suena a que ya nos la sabemos...— mencionó el zorro, lanzándome al aire la camisa que más combinaba para la ocasión.

—Y si no le rompes la matriz, te quiebran y te hacen mierda el corazón—. El encanto cerebral de mi gemelo se fue por el caño. Pero el punto lo seguía teniendo.

Combinamos un poco del streetwear de Scourge y la formalidad de Tails, creando un atuendo casual, pero no tan dejado para la ocasión. Una camisa celeste de lino, shorts blancos que funcionaban también como traje de baño y claro, no podía faltar ese toque "hype" que mi hermano necesitaba al poner su firma: unos Alexander McQueen blancos más caros que mi trasero; algunos brazaletes y anillos tampoco podían faltar, eso siempre lo recomendaba mamá.

—Mira a este individuo... Ni pareces el vagabundo que sueles ser saliendo de clase. ¡Un aplauso a mi creación, carajo!— celebró Scourge, antes de ser interrumpido por el zorrito de dos colas.

—¡Nuestra! Yo puse el outfit y tú los insultos y los zapatos, deja de llevarte todo el crédito.

—Tails, entre más creces te vuelves más pedante. Te voy a meter tu estatequieto.

—Bueno, ¿dejamos de pelear? Voy tarde para mi cita y debemos pasar a dejar a Tails a su departamento, no voy a dejar que se vaya solo.

—¡Pido el asiento del frente!— gritó mi hermano, corriendo fuera de mi habitación, bajando las escaleras con una rapidez que jamás había sido vista en mi vida.

Vi a mi mejor amigo al mismo tiempo que él a mí. Pensamos lo mismo sobre mi gemelo, y sin palabras dijimos todo.

Antes de salir del cuarto tomé una muda de ropa, una mochila, mi cartera y sí, los confiables preservativos; no podía tampoco olvidarme de los dulces, sólo en caso de que tomara un poco y me encontrara algún alcoholímetro por las calles. "Qué listo que sos, Mauri".

The FratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora