4. Adiós casa, hola escuela (3)

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Silver's POV

—Carajo— susurré. —Gracias hermanita— le dije a Amy con una sonrisa forzada y apretando los dientes. De esta no me voy a salvar; mi hermana cerró la puerta y nos dejó a Blaze y a mí a solas.

—Por qué no vamos a tu cuarto... Nos entretenemos un rato... Que Amy nos deje las cosas junto a la puerta... Y le decimos que no regrese en un bueeeeen rato...— me decía Blaze, entre besos y besos, y muchos besos. Me estaba poniendo tenso, me encontraba muy nervioso, presentía que estaba a punto de cagar el momento, otra vez.

De las 15 veces que ya lo habíamos intentado, sólo 2 habían salido "bien" de no ser que sonaba el celular de uno de los dos para decir que ya era hora de regresar a casa. Hoy era el mejor día, y estábamos en el momento perfecto, pero yo no estaba concentrado. Ni si quiera el saber que Blaze estaba ya sin blusa y me estaba desabrochando el pantalón...

¡¿Estaba sin blusa y me estaba desabrochando el pantalón?! ¡No no no no no no no! ¡Contrólate Silver!

—M-mi amor... A-amy t-todavía no llega...—.

—No es que sean taaan necesarios, podemos comprar pastillas después—. Tomó mis manos y nos dirigió a mi cuarto. Estoy perdido, va a pasar.

—¿Segura que no quieres esperar? Acuérdate de los comerciales que dicen "sin gorro no hay fiesta"...—.

—Silv, relájate. Estás muy tenso—. Me empujó a la cama. Fue a cerrar la puerta y le puso seguro; regresó a mí y se sentó sobre mis piernas, con las suyas abiertas. Carajo. —Si sirve de algo, yo te puedo ayudar a relajarte—. Su cara de niña buena cambió totalmente, apenas la podía reconocer en el estado que estaba. Yo temblaba, cosa que ella notó al instante, soltó una risilla. —Eres un angelito, mi vida. Pero hoy se te acaba— susurró a mi oído, y mordió mi oreja de una manera un tanto sensual.

De mi oreja empezó a bajar y a darme besos por toda la cara, luego de ahí pasó a mi boca y siguió bajando hasta mi cuello. Esa mujer sabía cómo encenderme y no lo estaba haciendo nada mal. Fui yo quien decidió dejarme llevar y quitarme la camisa y los pantalones que Blaze ya me había desabrochado. Ambos ya estábamos en ropa interior, ya habíamos avanzado mucho a comparación de la última vez. Okay, va a pasar, justo ahora...

Pero otra vez los nervios se hicieron presentes.

Blazy... ¿segura que ya estás lista?—.

—No eches a perder el momento otra vez...— habló con cierta molestia, sin dejar de hacer lo suyo.

Gobierna tus ansias, imbécil.

—¿Ya te recordé cuánto te amo?—. Mis manos ya estaban explorando su espalda mientras le robaba besos fugaces. Silvito modo romanticón: activado.

—Diario, mi vida—.

—¿Y ya te recordé cuántas ganas tengo de hacerlo contigo?—.

—15 veces, amorcito— río divertida. —Y ya se te nota que quieres que esta sea la buena—.

Mi novia ya se había dado cuenta de que un prominente bulto que resaltaba en mis bóxers. Era de día, aún estaba nervioso, una nueva vez tratando de que fuera mi nuestra primera vez... Sólo me sonrojé y dirigí mi mirada a otro lado. Ella regresó mi cabeza hacia ella, buscando mi boca para besarme otra vez; aunque ahora sus besos se volvieron más apasionados. Su lengua jugaba con la mía y así pasábamos varios segundos sin despegarnos, hasta que la respiración nos faltase.

The FratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora