XIII

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Capítulo trece: "Hasta el fin de mis días"

Entonces ahí se encontraban, el omega había calmado su inesperado celo con su ahora alfa, ambos echados en la cama en forma de cucharita mientras el mayor le daba suaves caricias en la cintura. Sunghoon se había sorprendido la noche anterior pues, después de hacerlo por primera vez, Sunoo se encontraba muy sensible y solo quería mimos. Así que se los dio hasta que se quedaron dormidos los dos.

—Sunoo...—. Susurró en su oído, de manera dulce, esperando que el menor se despertara. Ya eran las diez de la mañana y ambos habían faltado a sus primeras clases—. Es hora de despertar, cielo.

El más pequeño se removió entre sus brazos y abrió los ojos lentamente, se quedó viendo a ningún punto en específico hasta que escuchó la risita que salió de los labios del mayor. Lo observó aunque con cariño, Sunghoon notó resentimiento en su mirada. Y no le gustó.

—¿Pasa algo?—. Preguntó acercando su cabeza al cuello del omega, restregándose contra él, como si pudiera mimos también, y se le fue concedido. La delicada mano de Sunoo se posó en su cabellera oscura y empezó a masajear, Sunghoon no contuvo una sonrisa de satisfacción.

—No me marcaste.

Sunghoon dejó de sonreír.

Sunoo sintió una punzada de dolor en su pecho cuando la cara del mayor se volvió seria al mencionar la marca ¿qué acaso no quería? Pero eran destinados ¿no? ¿Había algo malo consigo mismo para no querer marcarlo? Las dudas empezaron a entrar en su cabeza, atormentándose por la nula respuesta del alfa que se encontraba acostado frente a él. Mientras más dudas llegaban más escenarios se creaban en su insegura mente ¿y si había sido todo un juego? Una apuesta tal vez...

—Sunoo, no puedo hacer eso sin tu consentimiento.

Qué.

Su corazón se detuvo de manera tan abrupta, su consentimiento...no había pensado en eso. Se sintió culpable por pensar esas cosas del alfa. Él nunca había sido uno de esos idiotas que juegan con las chicas, ni tampoco era mujeriego, había sido un idiota aquella primera vez que se besaron pero fuera de eso, siempre había sido él, un idiota pero no un idiota, ni el mismo se entendía pero solo sabía que Sunghoon no mentía. Y eso era lo que importaba.

—Y-yo...

—Sé lo que comenzaste a pensar y no, no estoy jugando contigo. Te lo dije ayer, te lo diré hoy y hasta que seamos viejitos...
Estamos destinados a estar juntos, cariño.

Sunoo sonrió, con los ojos cristalinos mientras el nudo en su garganta le impedía responderle.

Quiero estar a tu lado hasta el fin de mis días, cariño.

Un beso selló su promesa de amor. Su más preciada pero dolorosa promesa. ¡Ay, Sunghoon!

Inconsciente de sus acciones, ahora todo estaba yendo bien para la nueva pareja, aunque parecía que las cosas habían sido realizadas sin un orden "común" para ellos, todo pintaba bien

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Inconsciente de sus acciones, ahora todo estaba yendo bien para la nueva pareja, aunque parecía que las cosas habían sido realizadas sin un orden "común" para ellos, todo pintaba bien. La dulzura de Sunghoon conmovía cada día más al omega, quien se convencía cada día más de que ese idiota arrendador era el único alfa al que podría amar en su vida, porque era su destinado.

—¡Vete de la cocina!—. Coloca sus manos en el pecho del contrario y lo empuja sin fuerza, estaba molesto con él ¿Cómo podía hacerle eso?

—¡No te enojeees, ya no volverá a pasar!—. Suplicó el mayor, juntando las palmas de sus manos "arrepentido".

—¡Dijiste eso dos veces ya y sigues haciéndolo, salte de mi cocina, ladrón!—. Refunfuñó el omega.

—De lo único que puedes acusarme es de haberme robado tu corazón, me retiro, iré por mi abogado—. Se puso serio el alfa y estaba decidido a salir de la cocina aguantando la risa pero no lo logró.

—¡Ya te denuncié, y no procedió porque la policía no sirve!— Respondió dándole vueltas a la mezcla.

—¡Ay, por favor!—. Carcajeó, se regresó a abrazar por detrás a su pareja, se movían de lado a lado, al son de la música—. Te adoro, cielo.

Sunoo se detuvo, congelado por lo que acababa de escuchar, mientras que Sunghoon no se daba cuenta y siguió moviéndose solo.

—¿Quién es esa tal Cielo?

Sunghoon dejó de sonreír, anonadado por la seriedad con la que su omega le preguntaba.

—Respóndeme.

—¡Ay, no te pases!—. Respondió incrédulo—. Cielo es mi novia ¿no sabes? Estamos comprometidos, tiene el cabello oscuro y lacio, delgada de buenas curvas.

Sunoo no esperaba esa respuesta a su broma tonta, así que le siguió el juego también—. Esa tal Cielo, tiene nombre de perra...Se pondrá muy triste cuando sepa que la engañas conmigo, pero bueno ¿cada quién, no?

Sunghoon no pudo aguantarse la risa, Se carcajeó detrás de él—. Oh sí, se pondrá muy triste pero no creo que terminemos, no querría perder a un partidazo como yo.

—Me compadezco de la amiga, no todos tienen buenos gustos.

—Pero tú estás conmigo.

—Eh, no se me confunda, si tuviera la oportunidad de estar con Kim Seokjin la tomaría sin dudarlo, mientras espero que venga por mí, estaré contigo.

Sunghoon separó los labios perplejo de que su omega esté diciendo eso con tanta seriedad y sin vacilar—. Ay, esa me dolió, no te pases—. Posó su barbilla en el hombro ajeno y miró abajo con pena.

Sunoo ya no se aguantó y se rió con dulzura, alzando la mano para posarla en la mejilla de su novio y acariciarla.

—Ay, no te pongas triste, luego me sentiré culpable cuando me vaya con Seokjin.

Sunghoon gruñó, comenzó a hacerle cosquillas en el cuello con su nariz, Sunoo reía, pidiéndole que parara, pero el alfa no tenía ninguna intención de hacerlo, quería castigarlo por decir todas esas cosas aunque fueran solo una broma.

Apretó su abrazo, impidiéndole zafarse de las cosquillas, Sunoo no podía dejar de carcajear y Sunghoon comenzó a reír también.

Era tan feliz.

—¿Sunghoon?

—¿Sí, cariño?

—Siento algo duro en mi trasero.

Bueno, era feliz y horny.

Roomie ; SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora