XVI

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Capítulo 16: "Corazón"

Eran las seis de la mañana, Sunghoon había terminado su quinto vaso de café en la sala del hospital. En su mente solo se repetía la imagen de Sunoo gritando con lágrimas en los ojos mientras era cargado semidesnudo por un policía, cubierto de sangre y pudo notar un asqueroso líquido casi transparente correr por su pierna. Su omega, su pequeño Sunoo...

Había sido violado a menos de una cuadra de casa ¿y dónde estaba él? ¿CAMINANDO FELIZ? Mordió su labio tembloroso, le había sido imposible no lloriquear mientras iba en la ambulancia. Si él hubiera estado ahí, sino se hubiera detenido en las tiendas, sino hubiera perdido el tiempo tomando un café, hubiera llegado antes, HUBIERA LLEGADO A TIEMPO.

Una atrevida lágrima rodó por su mejilla, terminando su recorrido por su mentón y cayendo al suelo ¿qué se supone que debía hacer? ¿Como podía si quiera mirar a la cara a Sunoo después de esto? ¿Lo odiaría por no haber llegado a tiempo? Él lo sabía, sabía que algo malo iba a suceder y no lo cuidó, no estuvo con él.

Esto es mi culpa, él no merecía esto.

Se recostó en el sillón que jaló al lado de la cama de Sunoo, quería estar cerca. Quería ser la primera persona que Sunoo vea cuando despierte, que sepa que ya no estaba solo, que no tenía que seguir luchando contra nadie. Habían pasado tres horas desde que habían dejado a Sunoo en la habitación, y esas tres horas estuvo pensando en qué debería hacer, si era suficiente y sobre todo, cómo podía garantizarle seguridad ¿cómo podría estar tranquilo de que nadie le haría nada en una ciudad tan dañada como Seúl? Suspiró nuevamente, tratando de recobrar la compostura, no quería despertar a Sunoo con sus sollozos de niño.

Se quedó viéndolo respirar, sus ojos viajaron a su pecho. Subía y bajaba con parsimonia, como si le dijera que estaba bien, que aún latía fuertemente. Observó su rostro, ahora con más calma, sus dulces y delicadas facciones estaban ahí, bajo esas moradas y voluminosas marcas. Él seguía ahí, siendo hermoso. Su mano viajó por la mejilla contraria, acariciando con suavidad la amoratada piel.

Cómo quería volver a la mañana de aquel día y decirle que lo recogería de la biblioteca y llevaría a casa.

—Te quiero tanto, mi vida...—. Dijo en la silenciosa habitación donde solo se escuchaban sus sollozos y el robótico "pip" del monitor de electrocardiogramas.

Sunoo, este sentimiento se quedará conmigo hasta el fin de mis días, me recordará que tú eres la persona más importante de mi vida, y que por respeto a eso, debo protegerte. Debo proteger tu sonrisa. Perdóname por haber fallado, lo lamento tanto, cariño.

Se recostó en la camilla, mirando la mano vendada de Sunoo, quería tomarla pero temía que le doliera y se despertara. Así, mirando la mano que quería tomar el resto de su vida, durmió.

 Así, mirando la mano que quería tomar el resto de su vida, durmió

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Roomie ; SunSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora