Dónde Sunoo ingresa a la Universidad de Seúl y no tiene dónde alojarse, hasta que su mejor amigo le propone vivir con su primo que reside ahí.
El único problema...
Es que Sunghoon es un alfa y él un omega.
¿cómo acabarán las cosas para Sunoo y Sung...
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Sunghoon estaba sintiendo al menor disfrutar de tener el control en aquel encuentro, su sonrisa de suficiencia cuando soltó un pequeño gruñido al ser masajeado por encima del boxer.
—¿También me extrañaste, verdad?
Sunghoon soltó una sonrisa ladina, para luego echarle una corta mirada a su endurecida entrepierna y luego subirla hacia los ojos del contrario—. ¿Te parece?
Sunoo se sonrojó, pero no se dejó doblegar por su alfa. Le siguió el juego y esta vez se puso en cuatro, inclinando su trasero hacia arriba. Listo para hacerle una mamada.
—Parece que estás muy apresurado ¿no, cariño?
Sunoo lo ignoró y tras sacar su aperitivo del contenedor, se lo metió a la boca, hasta el fondo. Sacando un suspiro de gozo en el mayor, siguió el vaivén unas cuantas veces antes de sacarlo de su boca y darle lamidas superficiales, mientras lo masturbaba. Podía sentir su entrada ansiosa por recibir el gran pene de su novio.
Le hizo una garganta profunda después de chuparlo como si de una paleta se tratara, y cuando sintió los muslos de Sunghoon temblar, supo que ya estaba llegando a su primer orgasmo. La cálida semilla del mayor llenó sus mejillas y gustoso la tragó delante de su proveedor.
—Ven aquí.
La mano firme de Sunghoon tomó su brazo y lo tiró en la cama, abriéndolo de piernas y ubicándose entre ellas. Sunoo ronroneó gustoso por la brusquedad que ejercía el alfa, siempre le había gustado que su alfa sea rudo y esta vez se sentía aún más complacido, pues había sido Sunghoon quien atacó sus labios con un beso feroz y unas caricias alocadas que lo hacían suspirar entre besos. Rodeaba su cintura, trasero y pecho con sus manos mientras rozaba contra él.
—Quiero tener sexo ya—. Exigió el más bajo entre jadeos, acareaba los cabellos del mayor mientras este le proporcionaba mordidas y lamidas en el cuello, cerca a su marca. Lo que le hacía lubricar más y lloriquear por su atención detrás.
Sunghoon subió y lo observó desde arriba mientras se alineaba a su entrada—. Bien, para que los dos de afuera se acuerden que el único alfa para ti soy yo.
Sunoo no sabía cómo, pero eso lo había calentado tanto que gimió fuerte al sentir la repentina embestida proporcionaba por su alfa. Avergonzado porque sabía que los de afuera estaban escuchándolos, intentó callar los siguientes sonidos que le provocaba tener a Sunghoon encima suyo penetrándolo con fuerza, pero no se le permitió. El mayor tomó su mano y la colocó encima de su cabeza, aprisionándola.
Siguió moviéndose y cada vez era más complicado para Sunoo no subir el volumen de sus gemidos, su alfa conocía muy bien cual era su punto G y estaba golpeando cerca a propósito, para hacerlo desear más.
—Sunghoon...— gemía bajo el mayor, quien sonrió burlón.
—¿Cómo se pide, omega? Dímelo.
Estaba avergonzado pero le interesaba más llenar al orgasmo y dejar de sufrir—. Vamos, dámelo todo, alfa, por favor.
Sunghoon besó su frente, perlada por el sudor de su actividad y comenzó a golpear el dulce punto de su amante, quien empezó a deshacerse en pequeñas frases y llamados románticos hacia él.
Estaban disfrutándolo, y cuando sentía que estaba cerca, Sunghoon cambia de posición. Poniendo a Sunoo en cuatro, y elevando su trasero hacia él. El menor estaba rojo y no sabía si era porque Sunghoon había estado contemplando su agujero por más de dos segundos o qué.
—Ya entra en mí.
—Lo que ordene, mi rey—. Entró en él sin esperar más, sintiendo las paredes del omega adecuarse a él, apretando su miembro con calidez. En cada salida y entrada, se sentía como una rica bienvenida.
Sunghoon aceleró el ritmo, dándole una nalgada fuerte a Sunoo, quien chilló de sorpresa pero lo disfrutó. Sentía que estaba cerca, esa deliciosa sensación de placer estaba encontrándose en el cuerpo de ambos y en altos gemidos y gruñidos ambos soltaron su semilla. Sunghoon dentro del omega y Sunoo en las blanquecinas sábanas de su cama.
Ambos se echaron en la cama, pidiendo por aire pero totalmente complacidos. Había sido un innegable buen sexo.
Sunghoon besó la frente del menor y este soltó una risita abrazándolo.
Eran una pareja joven y feliz, disfrutando de los placeres de tan efímera vida. Amor, protección, placer. Si pudieran se quedarían así de por vida, y entonces tendrían un lindo final feliz.
Lástima que no estaban en un cuento, vivían en la realidad.
La realidad es cruel.
Y obsesiva.
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Segundo capítulo por el día de hoy, qué es la continuación del anterior. No están obligados a leerlo, espero que no lo hayan leído si no deseaban je. Estaré actualizando pronto, gracias por sus lindos comentarios, de verdad me sorprendió ver tanto a tan poco tiempo de haber publicado el capítulo 21. Los amo<3
Como siempre, su servidor, está infinitamente agradecido y espero todo les vaya bien.
