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Chaeyoung

Termino de poner a un lado la última de las golosinas que he hecho para la mañana antes de limpiar todo. Estoy agotada. Me apoyo en el mostrador sabiendo que mi noche no ha terminado. Todavía tengo que colarme en la puerta de al lado y desconectarlo todo. Realmente no los está retrasando por allá. Sé que yo también necesito robar la pintura. Lo que no sé es cómo diablos voy a sacarla de ahí sin que nadie me vea hacerlo.

No sé por qué robarla se siente mucho peor que haberla arruinado tirando todo el brillo dentro de las latas. Los sellé bien para que nadie sospechara nada. Al menos de esta manera habrá menos desorden para ellos. De cualquier manera la pintura necesita ser reemplazada. Voy a dejar un pequeño sobre de dinero en efectivo con la esperanza de que sea suficiente para cubrir el costo de la pintura nueva. Hice algunas investigaciones en línea buscando lo que cuestan los galones de pintura y esto va a dañar mi cuenta bancaria. Tomé una decisión precipitada en ese momento y sé que es mi responsabilidad tratar de arreglarlo. Suspiro, sabiendo que necesitaré cada centavo de esa cuenta si me voy a quedar sin trabajo pronto.

Me quito el delantal y lo cuelgo del gancho antes de sacar las llaves del local de al lado. Mi mente se dirige hacia Jisoo. No sé qué está haciendo. Se para afuera todos los días y me observa. ¿No tiene un imperio cafetero que dirigir? La busqué en Google. La mujer es más rica que Dios. No sólo eso, sino que no tenía idea de que Jisoo era una Kim. Recientemente he empezado a juntar todas las piezas y ahora entiendo que todas están conectadas. ¿Por qué está aquí en Smithville viéndome protestar en una de las miles de cafeterías que tiene? No debería importarle. Soy un mosquito en su mundo, pero actúa como si esto fuera lo más importante que tiene entre manos. Ni siquiera le importa que esté protestando. Sigue dejándome hacerlo todos los días, no importa lo ridícula que me vuelva.

Intento ignorarla, pero es tan guapa. No ayuda que Taeyeon siga recordándome ese hecho. Me está llenando la cabeza con sus tonterías. Diciéndome que sólo se queda porque disfruta observándome. Que le gusto. Pongo los ojos en blanco cuando salgo a la parte de atrás del edificio. Sólo unos pasos antes de que me deslice por la puerta de al lado con mi llave robada. Se me acaba el tiempo. Escuché a James decir que iban a pintar después.

Hago un gesto con la luz de fondo, mirando alrededor del lugar. Cuando busqué en Google a Jisoo, vi todas sus tiendas. Todos ellas son muy similares pero con diferentes acentos artísticos en función de su ubicación. La simple marca de color marrón gris y amarillo suave es muy conocida. La mayoría de sus tiendas tienen los mismos diseños también. Este no se parece en nada a los otros. Tal vez sea porque aún no está pintado. De hecho, tiene la misma sensación que el lugar de Soo Hyang, pero la cocina es gigante. Lo que me desconcierta porque Brewed Awakening no vende ningún alimento que no esté pre envasado. No es recién horneado en el sitio cada día como el nuestro.

Se me caen los hombros. Realmente están presionando para tomar nuestro lugar. Sé que los habituales se quedarán con nosotros, pero los turistas van a ir a lo que conocen. Son una gran parte del negocio de Taeyeon. Con Brewed Awakening al lado y ellos vendiendo comida fresca, no creo que tengamos ninguna oportunidad ahora. Incluso si los clientes están divididos entre nosotros, sólo podremos mantenerlo durante un corto periodo de tiempo.

Me congelo cuando creo que oigo un sonido. Levanto la mano, apagando la luz. Hay alguien en el edificio. ¿Por qué alguien estaría aquí a las dos de la mañana? La luz vuelve a encenderse. Emito un grito cuando veo a alguien parado allí. Me lleva un momento darme cuenta de que es Jisoo. Lleva la sonrisa más grande que puede mientras camina hacia mí. Ninguno de las dos nos decimos una palabra. Me quedo ahí parada como un ciervo cegado por faros. Contemplo la posibilidad de huir, pero sé que eso no funcionará.

— ¿Qué haces aquí a estas horas? Me has dado un susto de muerte— Sus cejas se arquean en lo alto de su frente. Levanto la barbilla, tratando de no mostrar mi miedo y espero que no llame al sheriff. Jiyong no podrá sacarme de ésta.

— ¿No debería ser yo quien haga las preguntas? Es mi edificio en el que has entrado— dice mientras camina más cerca de donde estoy parada. —Así que por qué no empiezas a darme algunas respuestas o tendré que llamar a la policía —

—No entré por la fuerza— señalo. Nada está roto.

—Es extraño, ya que estás aquí en mi edificio y nadie te ha dejado entrar voluntariamente— dice con una pequeña sonrisa de satisfacción. Se cree muy lista.

—Como dije, no entré por la fuerza— Antes de que pueda decir otra palabra, me meto la mano en mi bolsillo y saco las llaves. Se las cuelgo en la cara—Estas me dejaron entrar. No es allanamiento de morada si tienes las llaves— Soy tan engreída, aunque sé que soy la que está equivocada.

— ¿Llaves robadas?— Creo que me va a arrebatar las llaves, pero no lo hace. La estoy provocando. Necesito que me las quiten o nunca me detendré.

—Yo también arruiné la pintura— confieso. Oh Dios. Algo está mal conmigo. —Soy la peor en ser una criminal— murmuro. Mis hombros caen junto con la mano que sostiene la llave. Si voy a la cárcel, al menos podré dormir un poco. Pero nunca oiré el final de esto de Jiyong. ¿Podrían meterse en problemas por mi culpa también?

—Taeyeon  no sabe nada de esto. Por favor, no los metas en problemas por mi culpa— Cuando miro hacia arriba, veo que se ha movido. Está tan cerca que casi nos tocamos.

—Creo que podemos llegar a un acuerdo— Ella sonríe mientras lo dice.

—No voy a tener sexo contigo— Me pongo la mano sobre la boca. Debería dejar de hablar del todo, tal vez. Obviamente no tengo control sobre mi boca o mis acciones cuando ella está cerca.

—No soy tan bastarda—

—Tan— Repito la palabra clave.

—Quiero citas—

Empiezo a hablar, pero ella me detiene. Pone su mano sobre mi boca. Huele a chocolate, miel y sé que debe haberse comido uno de mis brownies. Se come todos mis dulces. Entra y sale del lugar de Taeyeon más que nadie. Debería empezar a cobrarle el alquiler.

—No es sexo— Quiero asomar la lengua y probar su mano, pero por suerte, antes de que pueda avergonzarme haciendo eso, la deja caer.

—No tengo tiempo para citas —

—Me he dado cuenta. Y estoy cansada de quedarme en un hotel—

—Entonces vete a casa— sugiero, pero un dolor raro me golpea el pecho cuando lo digo. Empujo eso para que se aleje.

—Me voy a quedar contigo —

— ¡¿Qué?!— Casi grito.

Se encoge de hombros ante mi arrebato. Está acostumbrada a ellos. ¿Por qué encuentro eso entrañable? Incluso me hace una de esas sonrisas. Tengo el presentimiento de que va a ganar esta ronda.