Capítulo 20

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Timoteo.

Me encontraba sentado en el piso, desde que vi la grieta en el reloj el piso de bajo de mi se rompió, mis piernas perdieron fuerza y la gravedad me arrastró hasta abajo.

Era raro sentir mucha tristeza pero no poder llorar, mis ojos estaban secos, se habían quedado sin lágrimas., un pozo sin agua. Mis brazos rodeaban fuertemente el reloj como mi único intento de consuelo., en el libro no venía nada, de echo unas paguinas ya se habían borrado, el tiempo corría y lo había perdido con esas estúpidas dudas.

— teo, ¿Puedo pasar? — la voz de mi madre se escuchaba lejana.

Hace rato que había escuchado que ella había llegado, mi padre le grito por mi mal comportamiento, pero gracias a Dios no pasó de eso.

Al no darle una respuesta abrió lentamente mi puerta, cuando me vio sentado en el piso con la mirada perdida se sobresalto y se metió rápido a mi cuarto cerrando la puerta con seguro.

— ¿que tienes mi vida? — pregunto con clara preocupación, acto seguido se sentó junto a mi.

— esta roto, se ha roto, se supone que no puede romperse.. — dije sin ningún tipo de emoción.

Las manos de mi madre se acercaron y me quitaron el reloj de arena examinandolo.

— no está roto, solo es una grieta. ¿Que paso? —

No podía pensar, solo hablaba sin razonar.

— estabamos en la tienda, peleamos, yo no quise escucharlo. Ahora que quería hablar con él, no puedo, no me deja ir con él, no puedo ir a su mundo, y el reloj está roto. ¿Él no lo rompió verdad? —

Aunque me destrozaria el corazón, prefereria que el causante de esa grieta fuera jewel, y no porque algo malo le hubiera pasado.

— ¿no puedes ir a su universo?, se supone que ya no necesitan decir las palabras los dos, ya puedes ir tu solo a su mundo. Algo debío de haber pasado — murmuró.

— no se, lo único que quiero es que este bien, la bolita brillo verde, el dijo que verde era cuando estuviéramos en peligro, y luego brillo morada, eso era cuando nos necesitaramos. — voltee a verla. — ¿Cómo puedo ir junto a él? —

— tendrías que poder.. — miro el reloj con detenimiento he hizo una mueca de inconformidad.

— ¿mamá? —

— tendrías que poder, inténtalo una vez más — tomó mi mano y me ayudó a levantarme.

Me tomó por los hombros poniéndome en frente del espejo. Lo volví a intentar pero de nuevo nada había pasado.

— esto es muy extraño. ¿Su lazo ya fue forjado? —

Me había perdido tanto en mis pensamientos que ahora que lo pensaba mejor, ¿como sabía todo esto? ¿Acaso ella...?

— mamá, ¿eres tu? — ella asintió.

Mi cabeza da vueltas, esto, esto era imposible, pero, ¿como? ¿Acaso mi mamá...?

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