Capítulo 3

24 5 0
                                    

🧩

No es raro ver a un montón de personas reunidas en la iglesia, lo raro era ver la devoción que decían tener todas aquellas personas cuando la gran mayoría cometía los peores pecados mientras se atrevían a hacerlo en el nombre de Dios.

Timoteo siempre pensó que la iglesia era una pérdida de tiempo., claramente creía en Dios, pero otra cosa ya era creer en la iglesia, una iglesia monopolizada por humanos doble cara que lo único que hacían era mentirse a sí mismos.

Esa mañana se levantó temprano, se arreglo y fue directo a la iglesia, a "la casa de Dios" , que simplemente dudaba que Dios quisiera llamar a ese lugar su casa. Lo primero que vio al llegar fue a un niño menor salir del despacho del padre, el niño tenía los ojos rojos y temblaba., el padre salió unos minutos después de lo más contento, lo que provocó en Timoteo unas ganas enormes de vomitar, lo peor de todo es que la gran mayoría sabía lo que pasaba y se hacían de la vista gorda. Sabía por exprencia propia que no todos eran así, en su corta vida, había conocido a unos 4 padres de los cuales, este era el único que había resultado ser peor que el mismo diablo.

— buenos días hijo, en verdad agradezco que hayas venido a ayudar,  aquí tienes tu vestimenta, necesito que te cambies y me ayudes a preparar todo para la misa — comentó el padre mientras le revolvia su cabello, Timoteo por su parte solo quería estar lo más lejos del padre.

— claro padre, lo que usted diga — sutilmente se alejo. Se fue con los otros dos monaguillos que habían para prepararse todos juntos.

Los otros dos jóvenes, que por cierto, iban en el salón de Timoteo, se encapsularon en una conversación dejandolo de lado, la verdad era que no se sorprendía de esto, siempre había sido una persona muy reservada, sus únicos amigos eran sus libros y creia que era la mejor elección que podía tomar, ya que no concordaba con la mayoría de pensamientos que tenían sus compañeros, sin embargo sabía bien que gran parte de ellos se debían a la influencia de los padres.

La misa siempre comenzaba igual, el padre entrando por las puertas mientras sonaba una canción de alabanzas de fondo, las cuales eran cantadas por un gran coro de niños acompañadas con el sonido del piano. Él estaba en la parte de enfrente, su trabajo era estar parado y ayudar con algunas cosas, como pasar la biblia, ayudar a llevar los sacramentos entre otras mas., debía de admitir que estando desde ese lugar la vista era buena, podía ver a todos y cada una de sus acciones, en la parte de atras vio al niño que anteriormente había visto, se escondía detrás del brazo de su padre y éste lo regañaba por no prestar atencion, el niño como todos los presentes estaba vestido formal, las mujeres con faldas de lo más largas llegando a los tobillos, los hombres casuales y alguno que otro en traje, otra cosa más que no entendía.

— el día de hoy hablaremos de algo que a toda la comunidad eclesiástica nos preocupa, eso es de los nuevos artistas que se están revelando contra la iglesia — el padre comenzó un discurso, uno más de los tantos que odiaba escuchar, si no estuviera al frente podía jurar que no podría evitar rodar los ojos — ¿han escuchado esa música del demonio?, sus letras son la cosa más bil y atroz que eh escuchado, estas generaciones cada vez están creando un camino directo a las garras del infierno y ésta música lo único que insita es a dar devoción y tributo al diablo —

— "lo único bil y atroz que conozco es a usted" — pensó Timoteo mientras miraba al frente con dirección a donde estaban sus padres, que como era de esperarse estaban de acuerdo con lo que decía el padre José.

— saben a lo que más insita esa música, a la homosexualidad, con sus vestimentas que van más allá de lo permitido por nuestro Señor, sí no se están vistiendo todos de negro, se visten muy afeminados. Ustedes mis queridos hijos saben, saben mas que nada que todo esto es un gran pecado, si lo cometes es muy difícil que el Señor los pueda perdonar — el padre comenzó a gritar algo como "muerte a los homosexuales" y otras barbaridades más, Timoteo sólo trataba de no escucharlas.

My place is with youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora