メEpílogoメ

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Otra mañana nace, nueva y fresca. Viento favorable, cielo azul, y un brillo de sol suave que comenzaba a extenderse.

Desde afuera del camarote se escuchaba la voz del Capitán y su mujer. No eran voces demandantes, al contrario: sus voces sonaban tranquilas pero firmes en su propósito. Las cosas han cambiado ligeramente en el barco, muchas ya no son cómo antes. Hace varios años atrás los capitanes se enteraron de la noticia de lo que sucedía en Francia; una revolución harta de los nobles se alzó contra ellos y para cualquiera que formara parte de éstos se extendía una era de terror. Desde ese día supieron que tendrían descanso de la realeza que planeaba acabar con ellos. Por lo que de igual manera una nueva era también nació en la tripulación. Uno de los notables cambios fue el hecho de quienes ahora dormían en el camarote escuchando la ruidos de afuera.

Una avecilla se posó en la ventana y comenzó a dar picotazos contra él cristal.

Mmh... —se quejó por el sonido y se ocultó mejor en las blancas sábanas; o bueno, las sabanas que aparentaban que anteriormente fueron blancas.

—¡Arriba, dormilón! —exclamó con energía una voz femenina mientras le arrebataba las sábanas.

—¡Marine! —protestó el contrario sentándose enfurecido en la cama.

La pequeña ave seguía picoteando la pequeña ventana. La pelirroja la vio y se enterneció de su presencia.

—Mira, incluso un amigo del viento vino a saludarnos.

—Yo le llamaría despertador no-autorizado... —murmuró su hermano volviendo a acurrucarse en su cama.

La pequeña se cruzó de brazos.

—¡Dalai!

El susodicho refunfuñó.

—Ya, está bien... me levanto.

Marine sonrió y recuperó su postura, se encaminó hacia la puerta que daba salida hacia el camarote.

—Te esperaré afuera —comentó, y posteriormente salió.

Algo molesto y frustrado Dalai se sentó a la orilla de su cama una vez que su hermana se fue. Frotó sus ojos y resopló pesado.

Te esperaré afuera —la mofó mientras comenzaba a levantarse. Aunque en el acto su pie pisó una pieza pequeña en el suelo y se quejó de dolor.

≈•×•≈

Cuando finalmente terminó de arreglarse y salió del camarote encontró a todos trabajando de forma cooperativa en sus labores correspondientes para mantener el curso del barco. Buscó a su hermana con la mirada y la encontró a unos cuántos metros de distancia platicando con sus padres, que no eran nadie más ni menos que los Capitanes: Foxy y Mangle. Así pues, fue hacia ellos.

—¿Qué haremos hoy? ¿Nos enseñarán a invadir un puerto? ¿A saquear pueblos? ¡¿Qué?!

—¡Hey! Tranquila, hija —rió Foxy y frotó su cabeza mientras ella hacía un gesto de reproche—. Aún es muy pronto para eso.

—Sí, padre —contestó ella a mala gana.

Mangle reía con ternura por estas cosas, hasta que llegó Dalai con ellos.

—Ya llegué —bostezó.

La albina lo observó y le tocó la cabeza.

—¿No dormiste bien?

—Más bien se quedó hasta tarde jugando con Fix... —intervino Marine ganándose un gesto de reproche de su parte.

𝖫𝖺 𝖮𝗍𝗋𝖺 𝖢𝖺𝗋𝖺 𝖣𝖾 𝖫𝖺 𝖬𝗈𝗇𝖾𝖽𝖺 (𝑭𝒐𝒙𝒂𝒏𝒈𝒍𝒆) ||EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora