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Después de una hora, Tae se encontraba dormido y eso hizo que Ho Seok aprovechará en salir a comprar provisiones para su Omega y él.

Al estar ya afuera de aquella mansión, se escabulle por las solitarias calles de Seúl. Al estar cercas de una tienda, sonrió por su logro al llegar sin ser visto.

Su sonrisa desapareció al ver lobos patrullando por aquella zona. Se maldijo internamente por celebrar antes.

Siendo aún sigiloso, corrió al interior de aquella tienda. Grata fue su sorpresa al verla sin ningún vendedor y sin ningún cliente, pudo divisar poca comida a unos metros de él.

Miro por la ventana dándose cuenta que los lobos se acercaban a la tienda donde se encontraba. Nervioso ocultó su olor y se escondió detrás de unos estándares derrumbados.

Pudo escuchar como las pisadas se adentraban al lugar. Él hacía de todo para no ser descubierto, su respiración estaba errónea, temía ser descubierto por aquellos lobos de manada.

Rezaba a la Diosa Luna por no ser descubierto y regresar a su casa dónde su hermoso Omega lo esperaba durmiendo.

*Ecos de amor*

Daniel había llegado a su casa dónde su padre y padrino lo esperaban. Al adentrarse a su hogar, subió rápidamente las escaleras, llegó al tercer piso y corrió hacia la última puerta de aquel pasillo.

Al abrir la puerta pudo ver cómo su padrino se había pasado a la cama de su padre, a pesar de estar más lastimado que el único Omega. Se sentía mal al verlos aún sufriendo por dos personas que en estos momentos eran amantes.

Sin más se acercó a hacía la enorme cama y con delicadeza empezó a mover ambos lobos adultos. Jungkook se levantó de golpe por los movimientos y las feromonas nerviosas.

Daniel: tranquilo padrino soy yo –trato de tranquilizar al alfa mayor, Jungkook hizo una mueca de dolor al ser ya conciente de quién era– los llevaré a un lugar seguro

JK: l-llevate a tu padre –habló con dificultad– é-él merece estar a salvo

Daniel hizo una mueca de tristeza al ver cómo el único alfa que le dió amor y le protegió, ahora mismo no pudiera respirar bien por la costilla rota que tenía. Sabía también que su padrino solo era humano ya que su lobo había muerto días atrás.

El cuerpo de aquel hombre, estaba sumamente herido por haber protegido hace un año a su padre de morir. Está sumamente agradecido con él por lo que ha hecho por su padre.

JK: v-vamos Daniel –respiro profundo, para después soltar el aire y hacer una mueca de dolor por el acto que hizo– t-tu padre aún merece vivir

Daniel con lágrimas en sus ojos, cargo a su padre sacándolo de allí. Para su desgracia el transporte dónde iba no cabían tres, solo dos.

Regresaré pronto padrino pensó mientras se subía a la camioneta y arrancaba a toda velocidad, así llevando a su padre ha aquel lugar donde estaría seguro y a la vez no.

*Ecos de amor*

Jungkook sonrió al escuchar como Daniel se iba, él sabía que pronto llegarían por él y esperaba que su hyung y aquel niño que vio crecer, estuvieran realmente bien.

Jin, amor, dónde sea que estés, pronto estaremos juntos al pensar aquello, sus ojos se cristalizaron para después dejar salir aquellas lágrimas.

Pronto empezó a oscurecer, así dando lugar al sonido más escalofriante para todos los que aún vivían en la ciudad. No había ruido alguno, eso para muchos era aterrador, pero para Jungkook se significaba su próxima muerte y esta vez iba enserio.

El lobo de Jungkook había muerto hace dos días y solo faltaba que su parte humana muriera. Jungkook estaba agradecido con la Luna y con Dios por haberlo dejado vivir aún más.

La luna era testigo como aquel hombre años atrás vivió feliz con dos bebés que fueron abandonados y que en estos momentos estaba sufriendo una muerte lentamente dolorosa.

Jungkook volteo haber a la ventana que hacía aun lado de aquella enorme cama, como la luna brillaba bajo. Eso hizo que Jungkook se sintiera mal al no verla brillar con intensidad como siempre lo hacía.

JK: n-no dejes de b-brillar luna –sonrió débilmente, mientras una lágrima rebelde caía por su mejilla izquierda– s-sigue b-brillando Luna hermosa

Y pisadas de patas y pies se empezaron a escuchar por aquella fría casa, que pronto sería testigo de la muerte de una persona que dió lo mejor de sí.

Ecos de amor (Kookjin) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora