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Yang Jeongin es un chico muy apuesto que cursa el segundo año de preparatoria, siendo sumamente requerido tanto por chicas como chicos, bendecido con una sonrisa encantadora, promedios excelentes y una familia perfecta. Pe...
El cielo apagado y grisáceo indicaba un mal día; sin embargo, Jeongin caminaba alegremente hacia el instituto. Ignoraba las malas vibras que le rodeaban. Llevaba una barra de chocolate entre sus manos. Su idea era compartirla con Seungmin durante el recreo; aunque también se le ocurría, en caso de ser necesario, faltar a clases, pues lo único que le importaba era pasar un tiempo junto a su peli castaño.
Jeongin entró al instituto y, rápidamente, a sus oídos llegaron unos desesperantes y estrepitosos murmullos. Para empeorar la situación, por cada lugar que pasaba las conversaciones aumentaban. Asimismo, habían algunas personas que tenían el descaro de señalarle a la cara, lo cual hizo que su confusión se acrecentara mucho y con ello comenzó a buscar a Felix. Tenía la esperanza de que él supiera qué estaba sucediendo.
—¡Felix! —llamó Jeongin. Sintió una indescriptible felicidad por haber hallado a su mejor amigo, quien únicamente se limitó a mostrar una pequeña sonrisa.
—Hola, Jeongin.
El peli azul se alarmó un poco al escuchar la manera en la que Felix le había hablado. Asumió que se trataba de algo realmente malo, puesto que el hecho de que todas las miradas cayeran sobre ellos, no era un buen presagio. Rápidamente, agarró la mano de su mejor amigo y lo guio hacia la azotea.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué todos me miran así? —preguntó Jeongin con clara confusión en su rostro.
Felix soltó un respiro, uno muy largo y desesperante, con lo que Jeongin pudo reiterar sus suposiciones.
—Se ha corrido el rumor de que estás comprometido y que te cansarás pronto —espetó Felix.
—¿Qué? Sabes que eso es mentira.
—No es todo.
—¿Hay más?
—Seungmin será transferido.
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Las clases habían comenzado y Jeongin todavía no quitaba los ojos de encima de Seungmin, quien no le dedicó ni una sola mirada durante el tiempo que estuvieron recibiendo lecciones. Mucho menos le miró cuando entró al salón.
—Señorito Yang —llamó el profesor de turno. Hizo que Jeongin frenéticamente mirara hacia el frente—. ¿Hay algo que le quiera decir al señorito Kim?
—Yo...
El profesor negó con la cabeza.
—Puede salirse de mi clase.
Con la mirada baja, Jeongin se dirigió a la salida, no sin antes darle un último vistazo a Seungmin. Se sintió muy desilusionado y triste al ver que este seguía sin mirarle.
