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Yang Jeongin es un chico muy apuesto que cursa el segundo año de preparatoria, siendo sumamente requerido tanto por chicas como chicos, bendecido con una sonrisa encantadora, promedios excelentes y una familia perfecta. Pe...
Hola, personitas hermosas, quería aclararles que cuando coloco »— hago referencia a algo que ocurrió en el pasado. Esto no me lo he inventado yo. En realidad es así como debería hacerse, en lugar de poner *flashback*.
Espero que no se confundan y disfruten de una amena lectura.
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Kim Seungmin caminaba por una vereda llena de frondosos cerezos, los cuales habían esparcidos sus pétalos rosados por todo el camino y se habían apoderado de este por completo. Los cálidos rayos del Sol incidían con fuerza sobre su cabeza. Tenía la sensación de que su primer día en el nuevo instituto iría bien, salvo por el hecho de no recordar con exactitud cuál camino le llevaría a su destino.
Con molestia y disgusto bufó. Se sacudió los pétalos que habían caído sobre su cuerpo. Se arrepentía internamente de no haber aceptado la ayuda de su criada Minji, la cual —con toda su afabilidad— se ofreció a acompañarle. Sin embargo, con el objetivo de mostrar una tonta imagen de chico listo y genial, ahora estaba perdido entre la multitud, mientras sentía como su estabilidad emocional abandonaba su cuerpo y los nervios afloraban en su piel y sus manos comenzaban a temblar.
»—¿Necesita ayuda? —preguntó de repente una voz masculina.
»—¿Eh?... sí. —Realmente no sabía qué decir. Los nervios le hacían tartamudear—. ¿Me podría decir en dónde se encuentra la preparatoria Myeong-ye?
»—Claro.
Seungmin escaneó durante unos escasos segundos al joven que le había hablado. Enseguida notó cuán apuesto era, pues sus facciones aniñadas, su cabello azul y su adecuada altura le hacían lucir a la perfección. Rápidamente su mirada se tornó un tanto suspicaz. Las personas de hermosas características ya no eran de su agrado ni confianza. Y, aunque pudiese sonar estúpido, tenía sus razones para pensar así.
»—¿Qué le parece si le acompaño? —volvió a preguntar el peli azul.
»—Me ayudaría mucho si lo hiciera, pero ¿por qué haría eso?
»—Porque ese también es mi instituto —respondió, sonriendo.
La sonrisa de aquel chico peli azul había dejado a Seungmin sin habla. Era tal su brillantez y belleza que ni siquiera él era inmune a su encanto. Aquellos hoyuelos llenos de ternura, acompañados de unos ojos ocultos detrás de un arco, le hicieron sentirse débil y sumido en la poderosa atracción que generaban. Aquel joven de cabellos azules era un verdadero peligro, pues poseía una manera fascinante para hacer caer a las personas y, pese a que realmente no le conocía, juraría que todo el instituto debía de conocer su nombre. Se aseguraría de tener cuidado de ahora en adelante con ese chico.
»—En ese caso... gracias —dijo por fin Seungmin, aún observando con recelo cada mínima conducta del contrario.
»—No agradezca. No he hecho nada para ganarme su agradecimiento. Además —prosiguió—, debemos de ser de una edad similar, así que no usemos modismos formales.
