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Yang Jeongin es un chico muy apuesto que cursa el segundo año de preparatoria, siendo sumamente requerido tanto por chicas como chicos, bendecido con una sonrisa encantadora, promedios excelentes y una familia perfecta. Pe...
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Hasta que por fin el día había terminado. Jeongin agradecía infinitamente por que la semana de clases ya diera por concluida. Si bien últimamente su vida se mostraba más hilarante gracias a Seungmin y sus disímiles formas de hacerle enojar y reír, Jeongin seguía sin adaptarse a la escuela por completo o, tal vez, simplemente no le gustaría nunca. Agarró su mochila y, en el momento que se dirigía a buscar a Felix, alguien le agarró del cuello de su camisa y le detuvo.
—Jeongin, espera —dijo Seungmin.
—¿Qué sucede? —respondió Jeongin con impaciencia, al pensar que Felix podría hacerse el gracioso y le dejase atrás.
—Yo... —Seungmin no estaba capacitado para hablar correctamente. El rubor en sus mejillas era tan notorio y, a su vez, le daba una apariencia de niño indeciso y tímido. Ocultó sus sudorosas manos dentro de sus bolsillos y comenzó a caminar de lado a lado. ¿Por qué le costaba tanto decir aquello aun si había dicho cosas peores en el pasado?—. Me preguntaba... si... si este sábado nosotros podríamos...
—¿Po...podríamos? —También estaba nervioso y ansioso. Ya podía imaginar lo que se aproximaba.
—¡¿TE GUSTARÍA QUE HICIÉRAMOS UN PICNIC ESTE SÁBADO?! —Al final, el peli castaño terminó gritando, expulsando todo en unos breves segundos—. Si... si quieres, puedes invitar a Felix.
Jeongin se quedó estático, hecho una estatua. Su sonrojo se expandió por toda su rostro. ¡Su cabeza parecía un tomate de verdad! Sí, ellos se besaron, se colocaron en posiciones comprometedoras, quizás habían hecho otras cosas más; pero los detalles más pequeños, simples y típicos de una relación más formal eran los que les hacían sentir más cohibidos. Cada vez estaban un paso más cerca de llegar a ser lo que realmente querían.
—Acepto —susurró Jeongin cual robot y, de manera robótica, caminó hacia fuera de la clase.
—¡Te espero el sábado en el parque de las flores a las 10 de la mañana! —gritó Kim, eufórico. Wow, realmente era un avance.
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Como iniciador de la actividad, Seungmin decidió levantarse sumamente temprano para preparar una comida de calidad y, de paso, acomodar los manteles y los vasos que usarían. Estaba muy emocionado. No había podido dormir siquiera, puesto que, con tan solo pensar que sería su primera cita con Jeongin, se subía en las nubes y no quería bajar de allí.
