Cada paso que daba entre la gente podía mostrar lo poderoso y rico que es. Con disimulación, tome un poco de mi copa de champaña llevándolo hacia mis labios, las acciones que el señor Jeon me hacía sentir eran más que magnífico. Note como con una de sus manos tomó la copa de champaña; nuestras miradas se cruzaron, me regalo una sonrisa ladina, curveado sus labios.
Comenzó a caminar en la dirección en donde me encontraba, incluso, puedo asegurar que, escaneo de mí cuerpo (desde los pies, hasta la cabeza). Se posó a mi lado, sin embargo, solo nosotros sabíamos lo que sentíamos—porque, ese mismo instante lo sentía, sentía como mi cuerpo era inmovilizado, como la corriente eléctrica se paseaba por todas partes— sin dejar de verme, llevó la copa hacia sus labios probando el líquido
—Veo que el detalle que le envié le ha gustado —observo mi collar —, le queda divino.
Le sonreí.
—No puedo mentir al decir un no —pase mis manos por el fino collar—, quede encantada y le agradezco el enorme detalle que ha tenido hacia mí.
Su cinismo, me sonrió.
Miro a su alrededor, la gente pasaba contando su vida a sus conocidos, mientras que los reporteros estaban atentos a nuestros movimientos con las cámaras en sus manos. Con discreción, se acercó a mi oído, para decirme lo siguiente:
—Te queda precioso el vestido, pero lucía mucho mejor en el azulejo del piso de mi habitación. —Al sentir el roce de sus labios sobre mi odio, solté un suspiro. Mismo instante donde uno de los reporteros nos tomó algunas fotos, al no tenerlo de frente, podía asegurar que sonrió. —Te veo mas tarde, princesa.
Fue lo último que me susurro sobre el oído, alejándose. Por mi parte, tan solo me limite a sonreírle.
La música del piano llamó mi atención, desvió mi vista por donde se había ido él señor Jeon, para así notar como sobre en una de las esquinas ya hacía un piano de color negro, Comencé a caminar en dicha dirección, al saber quien era el causante de aquellas melodías me alegraba más de lo que pensé.
Ante la organización de la fiesta, mi madre buscaba un poco de música clásica, por lo que Yoongi le ofreció su servicio como pianista.
Al estar cerca, deje la copa sobre la barra del piano, logrando captar su atención, Seguía tocando, sin importar que yo estuviera ahí, seguía con su trabajo, me quede recargada, sin meterme en su trabajo, solo seguía observando; su concentración, cada uno de sus dedos en cada tecla, en cada melodía y en aquellos ojos cerrados dejándose llevar por el momento. Mientras yo, me dedique a mirar el rostro; su piel pálida, ojos rasgados, sus mejillas regordetas y redondas, sus labios delgados y delineados, nariz redonda.
Es... guapo.
Es... atractivo.
Es... lindo.
Al terminar de tocar, por uno segundos se mantuvo con sus ojos cerrados. Los invitados comenzaron a aplaudir y yo, junto a ellos. Se puso de pie, haciendo una reverencia de agradecimiento a cada uno de ellos. Tomó asiento de nuevo, acomodando el saco de su traje.
—Toca hermoso, señor Min. —dije, al mismo tiempo que guiñar uno de mis ojos.
—Mis servicios han sido recomendados por mucha gente de su clase, señorita Kim.
—Lo sé, pero si esta noche está tocando gracias a ti.
—Entonces mis servicios fueron recomendados gracias a usted. Salvaste la vida de su hija, era más que obvio que aceptarían.
—Lo sé.
—Y yo, te estimo. —sonreímos.
Nos vimos el uno al otro por unos momentos, hasta que escuche la voz de mi padre hablando sobre el micrófono.
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DIBÚJAME [©JJK/MYG-Libro I]✓
FanfictionPrimer libro. Jeon Jungkook, un famoso pintor de 23 años siendo uno de los artistas más reconocidos, también por ser uno de los solteros codiciosos del país. Ninguna mujer ha tocado su corazón, que en sus más profundos pensamientos guarda un secre...