El amor es una cosa extraña que te hace cometer muchas imprudencias y locuras. Muchos actos alocados son cometidos en el nombre de esa cosa llamada amor.
Hay muchas variaciones del amor. El que conocemos desde niños, el amor familiar. Ese nunca lo tuve. Fui abandonado en la calle y luego llevado a una casa hogar desde bebé. En aquel lugar, por más que deseas no puedes sentir aquel tipo de amor. Pero me dio la oportunidad de conocer al hombre que pensé, cuando llegué a la edad del deseo y la pasión, iba a ser el amor de mi vida hasta mi muerte.
Lo conocí a mis 10 años de edad. Un día, mientras estaba almorzando en el moderado comedor de la casa hogar, escuché gritos y forcejos de lo que parecía ser la voz de un niño. Con mucha curiosidad volteé mi vista hasta la entrada del comedor, pues de allí provenía el alboroto, un niño de aproximadamente mi edad, con ropas curtidas, y andrajosas estaba forcejeando con una de las trabajadoras de la casa hogar llamada Ann. Al parecer el niño era nuevo y le temía a su nuevo hogar. Siempre era lo mismo con los nuevos niños que llegaban. Causando alboroto y pidiendo ser liberados.
En mi punto de vista es mucho mejor tener un techo bajo tu cabeza que vivir en las peligrosas calles. Deseando a la suerte encontrar un rincón donde dormir o un poco de comida olvidada por alguna persona que no conoce el valor de los alimentos.
_ ¡Detente pequeño diablillo!_ terminó gritándole la señora Ann al escurridizo niño que no se quedaba quieto.
El grito de la señora Ann pareció calmar al niño que inmediatamente dejó de intentar zafarse del agarre de mano de la señora Ann y se quedó cabizbajo. Pero el niño por el susto del grito comenzó a soltar lágrimas silenciosas aún manteniendo su cabeza baja.
La señora Ann se arrodilló asustada frente,al niño y con una voz y expresión que parecía enternecida, comenzó a hablarle al niño y a sobarle la pequeña espalda en un intento de consolarlo. Luego de unos minutos el niño dejó de llorar, abrazó a la señora Ann, y la siguió sin protestar hasta donde se servía la comida.
El niño andrajoso veía con expresión tímida, pero muy emocionada la comida que iban sirviendole en uno de las viejas bandejas del hogar. Cuando terminaron de tomar la comida, la señora Ann y el niño se detuvieron un momento contemplando donde el niño iba a sentarse a comer. No pude evitar mirar también alrededor del comedor a ver donde el niño podía sentarse. Pero al mirar alrededor me di cuenta de que todos los espacios estaban ocupados. El hogar de niños realmente está repleto de niños abandonados. No puedo entender cómo los adultos van teniendo niños para luego abandonarlos y dejarlos a su suerte en un hogar, o peor aún tirados en las calles como a mí.
Por andar metido en mis pensamientos no me di cuenta que la señora Ann y el niño aquel se estaban acercando a mi mesa._ Mew el pequeño Arty va acompañarte a comer._ dijo la señora Ann a lo que yo simplemente la miré sin expresión alguna. Pues ella sabía que no me gustaba estar alrededor de nadie. Me levanté de la silla tomando mi bandeja y sin dirigirle una palabra a los dos intrusos llevé la bandeja al área designada para las bandejas sucias.
Cuando ya estaba apunto de salir por la puerta, volví a mirar a los dos intrusos, ahora sentados en la mesa. El niñato aquel levantó su mirada tímida y no la apartó de la mía hasta que levanté una ceja en signo de "¿que carajos me ves?", a lo que esté simplemente levantó la comisuras de sus labios en una traviesa mirada y luego volvió a su plato dejándome inexplicablemente con el corazón latiendo. Desde ese momento supe que Arty sería mi más grande locura y el tiempo solo me demostró que no me equivoqué en mi suposiciones porque hay personas que simplemente nacen para pertenecer a la parte miserable de la sociedad, y yo soy uno de esa triste parte de la sociedad.
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Amor Maduro
FanfictionMew Suppasit es un chico de 23 años que persuadido por su amante Arty decide casarse con un hombre que tiene casi el doble de su edad, Gulf Kanawut. Junto a su amante Arty, planea estafar a su esposo Gulf y luego escapar para vivir cómodamente del d...