Capítulo 16

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Arty

_ Que buena piel tiene la nueva putita._ dijo aquel despreciable hombre una vez estuvo cerca de mí en las regaderas. Los otros reos solo le aplaudían las ocurrencias. Morbosos y deseosos de ver porno en HD.

Por más que deseo gritarle que se aleje de mí, no puedo. Es lo mismo que me pasaba con el otro cerdo aquel. Mi cuerpo se paraliza y mi mente deja de funcionar provocando que mis labios se queden sellados.

El miedo recorre cada centímetro de mi cuerpo cuando el hombre me huele el cuello como animal primitivo.

_ Hueles delicioso, putita._ me dice el hombre contemplando mis labios apretados por el miedo y la impotencia de nunca poder defenderme a mí mismo. _ Esa boquita se vería hermosa con mi pene dentro de ella, ¿no lo crees?_ me cuestiona el hombre para luego tomar su pene entre sus manos y morderse el labio de manera sugerente._ Tómalo lindura, sé que mueres por ello.

_ ¡Sí, hazlo puta de mierda!_ gritó otro de los reos lo que provocó más algarabía entre los otros.

¿Por qué estas cosas me pasan a mí? ¿Acaso tengo un letrero en la frente que dice "amo ser violado"? Me imagino que me veo muy patético como para que los otros hombres siempre traten de aprovecharse de mí.

_ ¿Acaso eres sordo, lindura?_ me cuestiona el hombre sin alzar la voz, lo que de cierta manera me intimida más. Se ve tan seguro de sí mismo; como si nada nunca le fuera negado. Seguro de que yo me voy arrodillar a sus pies y le haría una mamada, pero, ¿estaba equivocado? Realmente me gustaría reír y decir que sí. Me gustaría decir que ese hombre está equivocado y que yo nunca me arrodillaría a sus pies..  ¿pero qué más opción tiene una persona como yo? Si me niego lo más probable es que ese hombre y los otros reos me den la paliza del año.

Aunque, ¿no es está mi oportunidad de ser libre por fin? Mi oportunidad de dormir sin interrupción y callar el tormento que es mi cabeza al fin. Además, de que me juré a mí mismo nunca dejar que alguien más me tocara sin mi consentimiento. Nunca dejar que alguien me violara nuevamente. Sin importar las consecuencias de ello.

_ No._ dije apenas audible. Volviendo a mi tarea de ducharme; ignorando al hombre al lado mío y a los aullidos disconformes y sorprendidos. Si me preguntan qué está ocurriendo ahora mismo no sabría decirlo con exactitud. El miedo me ha impedido ver la reacción del hombre ante mi negativa, pero aun podía sentir su presencia al lado. Tal vez está sorprendido, y no lo culpo porque yo también estoy sorprendido de mi mismo.

_ ¿Qué has dicho?_ demandó saber el hombre tomándome de un hombro y dándome la vuelta bruscamente para ponerme frente a él. A pesar de lo calmada que aún se escuchaba su voz se podía notar en la expresión del hombre la irritación y el enojo que le causó mi desobediencia.

_ He dicho que no._ hable sin titubear, mirándolo a los ojos sin temor. No debería de tenerlo realmente. Esta es una muy buena oportunidad para mí y así tengo que verla. La oportunidad de que la paliza que me den estos hombres pueda acabar con mi existencia al fin. Poder descansar de esta vida es en realidad un gran y precioso regalo para mí.

¡Zas!

Fue el sonido estridente que se escuchó por todo el lugar cuando ese hombre me soltó la primera bofetada. Sin poder evitarlo una sonrisa se extiende por mi rostro._ ¿Es eso acaso todo lo que tienes?_ le digo al hombre mirándolo fijamente con burla mientras me limpio la sangre de la nariz.

Los demás reos comenzaron a reírse por mis palabras haciendo que aquel hombre se sienta humillado. Lo que provocó que aquel hombre perdiera toda su mierda y comenzara a golpearme como un loco poseído. Lo último que puedo recordar son las risas y la diversión de los otros reos mientras mi cuerpo era golpeado por aquel hombre.

Amor MaduroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora