Capítulo 24

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Último día de clase antes de las vacaciones de Navidad.

Aquel día pude ir andando yo sola al instituto por primera vez en mucho tiempo, ya que mis padres tenían que ir a recoger a mis abuelos al aeropuerto aquella misma mañana y por tanto no podían llevarme a mí.

Se me pasó por la cabeza hacer pellas, desviarme e irme al centro, saltarme todas las clases y plantarme delante de la puerta del insti a la hora de la salida cuando mi madre apareciese para llevarme a casa.

Pero al final fui directa a clase.

Había nevado aquella noche y había más nieve que los días anteriores. Hacía tanto frío que fui incapaz de sacar las manos de los bolsillos de la chaqueta durante el trayecto por miedo a que se me congelasen.

Estaba doblando la esquina de la calle del instituto cuando empecé a escuchar gritos.

Extrañada, aceleré el paso.

Al llegar a la entrada, vi a un montón de gente amontonada frente a la puerta principal. Eran ellos los que estaban gritando y entendí enseguida qué era lo que estaba pasando: había una pelea.

Llevaba el tiempo suficiente en Somersby como para haber presenciado más de una pelea y casi siempre que había alguna la gente se arremolinaba alrededor y se quedaba mirando y gritando.

Yo estaba decidida a pasar de largo cuando vi a Jules entre la gente, gritando.

—¡Vamos, Jason! —la escuché chillar—. ¡Dale su merecido!

Me recorrió un escalofrío.

Empecé a abrirme paso a codazos entre la gente hasta que llegué a primera fila.

Por un momento había pensado que Jason estaba pegándole una paliza a Michelle, pero quien estaba recibiendo los golpes por parte del chico era otro tío, a quien no tardé en reconocer como Gary Langford. Era el tipo que había estado castigado con nosotros hacía unas semanas, precisamente por buscarse pelea con Jason.

Debían de llevar un rato enzarzados porque a Gary le sangraba la nariz y Jason tenía una brecha en la cabeza que también sangraba.

Jason se alejó un poco de su contrincante después de asestarle un puñetazo en el estómago, pero Gary se recuperó enseguida y lo miró con diversión.

—Vamos, Reed, vuelve a pegarme —le provocó, sonriendo con los dientes manchados de sangre—. Demuestra lo duro que eres. Puedes dejarme inconsciente si quieres, ya sabemos que en realidad eres un cobarde y un mentiroso. Nos has mentido a todos para que te tengamos miedo, ¿eh? Pero en realidad...

Jason le calló encajándole otro puñetazo, esta vez en la mandíbula.

Aquello de que le interrumpiesen a media frase pareció cabrear a Gary, porque soltó un gruñido y se abalanzó sobre Jason.

Gary era un tipo alto y grande, más o menos de la complexión de Ben. Y Jason era Jason, delgado y con poca masa muscular.

Así que a Gary no le costó tirarlo al suelo y sentarse a horcajadas sobre él. Empezó a golpearle la cara como si fuese un saco de boxeo mientras Jason pataleaba intentando quitárselo de encima.

Jules había dejado de chillar y alguien había salido corriendo para buscar a algún profesor.

Lo único en lo que podía pensar yo era en que todo aquello era culpa mía.

Antes de que pudiese darme cuenta de lo que estaba haciendo, emergí de entre la gente y corrí hasta los dos chicos.

Tiré de los anchos hombros de Gary para sacárselo de encima a Jason, pero ni siquiera le hice cosquillas.

Una chica malaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora