S I E T E

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Fanny C.S: ¿Puedes mañana?

Bianchi M: Claro, tú dime la hora y el lugar.

Se sintió todavía más culpable. Él siempre se mostraba tan amable, tan dispuesto y ella... ella no se merecía a alguien así y estaba más que consciente.

Fanny C.S: ¿Te parece en el parque, a las 4:00pm?

Bianchi M: ¿El parque de siempre?

Solían llevar a Victoria a ese lugar...

Fanny C.S: Sí.

Bianchi M: Ahí nos vemos.

Quiso seguir platicando, pero sabía que no era prudente. En el pasado, cuando se sentía inquieta, triste o incluso feliz, tenía la libertad de enviarle un mensaje y conversar, pero ahora las cosas eran distintas. 

...


La noche se fue más rápido de lo que pensó, a pesar de haber dormitado. Galleta se encargó de hacer lo suyo a las 5 de la mañana y a partir de ahí, durmió mucho menos. La euforia que sentía por saber que hablaría con Stephanie, era mucha. Así que se arrodillo y depositó toda su ansiedad en las manos de aquel que, sabía era el único que podía desvanecerla.

—Papá, vengo ante ti, reconociendo que soy débil... Ahora mismo siento que no me puedo controlar... —apretó los puños debajo de su frente—. Te pido que me ayudes y tomes el control total de mi ser. Tu palabra dice que yo tengo tu mente (1 Corintios 2:16) y que me has dado dominio propio (2 Timoteo 1:7) No me desampares, Señor.

Pronto esa paz que sobrepasa todo entendimiento, comenzó a inundarle y se sintió fortalecido, listo para lo que viniera.

...


La expresión de alegría de Victoria al ver el motivo por el cual estaban en el parque, desbordaba. Corrió para encontrarse con el castaño y le dio el abrazo más fuerte que pudo darle.

Hermosa! -Mateo la besó en ambas mejillas con añoranza.

Stephanie palpó el hombro de su hija para que la mirara. Victoria se volvió.

-Ve a jugar. Mateo y yo vamos a platicar.

Vicky asintió y obedeció, no sin antes darle otro apretujado abrazo a su tío.

Cuando ya estaban solos, Fanny fue al punto. Lo miró con seguridad, pero a la vez arrepentida y comenzó a hablar.

—Quiero pedirte perdón, Mateo —bajó la mirada un segundo y volvió a enfocarlo—. Por todo... Me he comportado como una tonta...

Sus palabras lo impactaron. La realidad es que no imaginó que le pediría perdón, más bien pensó que le diría diplomáticamente que se alejara de ellas.

—¿Nos sentamos? —ofreció él.

Fueron a la banca más cercana, tomaron asiento y ella continuó.

—Perdón por todo lo que te dije y que pudo haberte herido —jugueteó un poco con sus manos mirando hacia el pasto—. Sé que, tu única intensión siempre ha sido protegernos y ayudarnos —mostró una leve sonrisa—. Estoy muy avergonzada...

—No te preocupes, Stephanie —colocó su mano sobre la de ella en la banca.

Inmediatamente aquel toque hizo que Fanny volviera a sentir ese sentimiento electrificante y placentero recorrerle el cuerpo. Sus ojos se encontraron con los de él y los halló más profundos y atractivos de lo que recordaba.

<<¡Ay, no puede ser!>>  pensó y su respiración comenzó a alterarse <<Esto no...>>

Mateo se percató de su inquietud.

—¿Estás bien?

—Eh... sí —retrajo su mano y se acomodó el cabello nerviosa—. Hace mucho calor... —se abanicó el rostro con las manos —lo miró brevemente—. ¿Tú no tienes calor?

Mateo entrecerró los ojos analizándola.

—No, me siento bien. ¿Quieres un helado?

Asintió pensando que era una buena idea.

—Bien, espérame aquí. Iré por ellos.

Mateo se puso de pie y agitó las manos para llamar la atención de Victoria.

-Voy por helados. ¿Quieres uno?

-¡Sí! -bajó de la resbaladilla y corrió hacia ellos-. ¡Vamos juntos! -dijo entusiasmada.

-Vayan ustedes -respondió Stephanie-. Yo los espero.

Vicky alzó los hombros, tomó la mano del castaño y comenzó a jalarlo hacia la heladería. Mateo le dio un ultimo vistazo a la pelirroja, le sonrió y se alejaron por el sendero.

Esa última sonrisa hizo estragos en el estómago de ella. Llenó sus mejillas de aire y lo soltó lentamente, mientras intentaba equilibrar sus emociones.

Por su lado Mateo estaba feliz de poder convivir con su hija, porque ya no podía considerarla de otra manera. No tardaron mucho en comprar los helados y volvieron al parque.

Fanny los miró acercarse y al darse cuenta de que Mateo la miraba, sacó su celular y fingió escribir un mensaje. A pesar de ser una excelente actriz, su acción fue demasiado evidente para el castaño.

<<Está nerviosa>> pensó. Llegaron hasta donde ella y le entregó el helado. Stephanie lo tomó con la mano algo temblorosa y entonces lo descubrió <<Yo la pongo nerviosa...>> 

VOLVER A AMAR © (Libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora